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México D.F. Domingo 8 de junio de 2003
BANCOS: ATAQUE EN DOS FRENTES
El
capital financiero no sólo ataca con sus pagarés en el IPAB
los ingresos y los recursos de todos los mexicanos y endeuda fuertemente
al Estado. También, como capital "de choque", conduce una gran ofensiva
contra los salarios y las condiciones de trabajo de sus empleados y, en
general, contra los derechos sindicales de los mismos y contra la democracia.
Hace 10 años, en efecto, en el sector bancario
trabajaban 200 mil empleados y hoy sólo quedan 40 mil, cinco veces
menos, con salarios cuyo valor ha disminuido. Los cambios tecnológicos
(computarización de los servicios) explican sólo en parte
estos datos. En realidad, se puede afirmar que la intensidad del trabajo
ha aumentado enormemente mientras se han reducido en iguales proporciones
los derechos de los empleados.
La mayoría de los bancos pertenece al capital extranjero
y tiene condiciones privilegiadas; en su momento causó escándalo
el hecho de que Banamex pasara al Citicorp por medio de una simple operación
bursátil, sin pagar impuestos, que se deben desembolsar, en cambio,
en cualquier venta de propiedades. Ahora, particularmente BBVA-Bancomer
y Serfin se han lanzado a una campaña contra las tendencias democráticas
en los sindicatos de empleados bancarios y, junto con otros bancos, hacen
de todo para mantener pasiva a la Federación Nacional de Sindicatos
Bancarios, todo lo cual llevó a la constitución de la Asociación
Nacional de Empleados y Ex empleados del Sistema Financiero Mexicano, que
tiene la doble misión de democratizar la vida sindical de esos trabajadores
y de resistir la ofensiva de los banqueros.
Hay que recordar al respecto que una parte importante
del desencadenamiento del derrumbe argentino se debió a la extranjerización
del sistema financiero, a la captación de ahorro nacional para exportarlo
a sus casas madres y al papel totalmente parasitario de los bancos, que
no otorgaban créditos, sino que ordeñaban al Estado. Las
medidas antisindicales y las propias reformas reaccionarias a la Ley Federal
del Trabajo fueron condiciones básicas en Argentina para convertir
a los bancos en una verdadera pompa de succión y en un Estado dentro
del Estado. ¿Queremos acaso que se repita en México lo que
demostró ser funesto en Argentina? ¿Se dejará a los
bancos vivir de la especulación con los pagarés del IPAB
y eliminar todo control interno y externo sobre sus transacciones, instaurando
además en sus instalaciones una especie de extraterritorialidad
en lo que respecta a la vigencia de los derechos laborales protegidos por
ley a escala nacional?
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