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México D.F. Domingo 8 de junio de 2003

También demandan insistir en un acuerdo con Washington para evitar más tragedias

Legisladores recomiendan llevar el tema migratorio a la interparlamentaria con EU

Sadot Sánchez informa a Enrique Jackson sobre la urgencia de tratar el asunto en Nashville

ANDREA BECERRIL

La situación en la frontera norte es tan grave que tanto el Congreso de la Unión como el gobierno federal deben actuar de inmediato para evitar que siga creciendo el número de mexicanos que mueren calcinados en el desierto, asfixiados dentro de tráileres o ahogados en el río Bravo al pretender cruzar hacia territorio estadunidense.

Esa es una de las conclusiones a las que llegaron los senadores y diputados que recién recorrieron parte de la franja fronteriza. Su recomendación a la Comisión Permanente es que la delegación mexicana a la próxima Reunión Interparlamentaria México-Estados Unidos lleve como tema prioritario el migratorio y la insistencia de que se celebre un acuerdo entre ambos países que legalice el cruce de personas y permita que sea ordenado y seguro, para evitar más tragedias.

La preocupación de los legisladores, señaló el senador Sadot Sánchez Carreño, es el alarmante incremento en la cifra de mexicanos que pierden la vida en el intento por cruzar a territorio estadunidense. "En los últimos días, nos fuimos enterando del incremento de decesos, que hasta ayer eran de 116."

De 2000 a la fecha, mil 369 personas han fallecido en la frontera norte. El año pasado la cifra fue de 371 y en lo que va de 2003, son 116 los que perdieron la vida al ir tras el sueño de un empleo pagado en dólares.

Parte de la explicación del aumento en el deceso de migrantes ilegales se debe a la severa política de control de la frontera, instrumentada por Estados Unidos, que lleva a los indocumentados a cruzar por zonas menos vigiladas, pero muy lejanas de los centros urbanos, de las vías de comunicación, donde además los climas extremos en las montañas o el desierto, hacen que los mexicanos no resistan y perezcan deshidratados y quemados por el sol en la primavera o el verano y congelados durante el invierno.

En el documento que Sánchez Carreño -quien presidió la delegación que estuvo hace unos días en la frontera- envió al presidente de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, Enrique Jackson, alude a la necesidad de que se insista durante la próxima Reunión Interparlamentaria con Estados Unidos en la urgencia de reanudar las negociaciones para celebrar un acuerdo migratorio entre ambas países.

Responsable también de la Comisión de Derechos Humanos del Senado, Sánchez Carreño, advierte la contradicción entre el acercamiento económico que viven ambos países y la "creación artificial de una zona de conflicto en la frontera que comparten", a través de medidas estrictas de vigilancia, que además no han repercutido mayormente en el control de los flujos migratorios.

Por el contrario, agrega, pese a todo, la migración hacia Estados Unidos continuó creciendo. Entre 1969 y 1970 pasó de 2 mil 260 a 290 mil personas. De 1970 a 1980, de 1.2 a 1.5 millones de migrantes y de 1980 a 1990, de 2 millones 100 migrantes a 2 millones 600 mil.

En la última década, el flujo migratorio hacia Estados Unidos fue de más de 3 millones de mexicanos, ya que la demanda de mano de obra poco calificada siguió creciendo en el país del norte, a la par que en esa nación disminuyó la oferta doméstica de trabajadores adecuados.

Sin embargo, los indocumentados deben arriesgar su vida para pasar la frontera y si sobreviven y logran emplearse son sujetos a violaciones constantes a sus derechos humanos. Aunque se les retienen impuestos, sólo en casos extremos pueden hacer uso de los servicios que proporciona el Estado, resalta Sánchez Carreño.

Incluso 70 por ciento de los mexicanos que laboran en Estados Unidos, de manera legal e ilegal, lo hacen sin servicio médico y únicamente uno de cada siete son beneficiarios de alguno de los programas gubernamentales existentes para la gente pobre.

Por ello, la delegación mexicana a la Reunión Interparlamentaria -del 13 al 15 de este mes en Nashville, Tennessee- debe insistir ante los parlamentarios estadunidenses en que se garantice la vida e integridad física de los migrantes mexicanos, se detengan de inmediato las persecuciones contra nuestros connacionales y que se castigue con todo el rigor de la ley a los grupos de corte paramilitar que se dedican en estados, como Arizona, a pretender cazar a los indocumentados.

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