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México D.F. Lunes 2 de junio de 2003

Ayudan terapéuticamente a ''romper la monotonía del sexo aburrido'', cita un estudio

Las fantasías sexuales mexicanas superan cualquier guión de cine

Ahí no hay límites, miedos, tabúes ni misiones imposibles Los ambientes acuáticos son los preferidos para las ensoñaciones Actores, actrices, compañeros (as) de trabajo, los más deseados

CAROLINA GOMEZ MENA

También despiertos soñamos y esas evocaciones son de todo tipo. Por nuestra mente desfilan desde las más simples e inocentes historias hasta las más intrincadas y audaces aventuras, algunas de las cuales superan con mucho cualquier guión cinematográfico.

Según estudios en la materia, alrededor de 50 por ciento de nuestra actividad diurna son ensoñaciones y de ellas hasta 70 por ciento podrían caer en un rubro que es considerado ''prohibido'' para muchos: fantasías sexuales que todos tienen, pero pocos reconocen.

Estos son actos voluntarios que no sólo permiten ''romper la monotonía del sexo aburrido'', sino también son uno de los ''estímulos sexuales más efectivos de origen sicológico''.

Ni impotencia ni frigidez

Y es que en las fantasías sexuales no hay impotencia ni frigidez; no hay miedos ni misiones imposibles, sólo el límite que impone la mente. Según el estudio Mil y una fantasías de hombres y mujeres mexicanos, realizado por el Instituto Mexicano de Sexología (Imesex), los ambientes acuáticos son los preferidos para fantasear. También revela que ''ni todos los hombres se centran en el coito (aunque sí la mayoría) ni todas las mujeres en el romance''.

Otro aspecto que establece la investigación -que aún se lleva a cabo- es que en sociedades como la mexicana -conservadora en este aspecto- las fantasías permitan tanto a los hombres, pero en especial a las mujeres, ''salirse de los estereotipos de género que limitan el ejercicio de su sexualidad''.

Se agrega: ''Un témpano de hielo, un paraíso tropical, una alberca, un lago, casi al borde del peligro, con más de una pareja, con el compañero (a) de trabajo o bien con un actor o actriz que jamás conocerán -y menos tocarán- o con alguien del mismosexualidad_fantasias_mvy sexo'', son algunos de los elementos presentes en las ensoñaciones.

Según Juan Luis Alvarez Gayou Jurgenson, director del Imesex, ''las fantasías sexuales son una importante fuente de satisfacción para las personas, y en especial para la pareja, porque enriquecen su relación. Hay cosas que todos quisiéramos hacer y no podemos; lo importante es que ahí no hay límites''.

En entrevista, el médico cirujano con especialidad en siquiatría y estudios de maestría en sicología social por la UNAM refirió que las fantasías no son algo pecaminoso, sino, por el contrario, son ''liberadoras, relajan y ayudan a explorar situaciones nuevas''.

En los adolescentes ayudan a preparar el escenario de situaciones que aún pueden no haber ocurrido, es decir, se convertirían en una experiencia pedagógica.

Son actos personales, íntimos; no hay contagio de ninguna enfermedad; no hay posibilidad de embarazo no deseado; no hay tabúes, pero lo mejor de todo es que la ensoñación, por ser nuestra creación mental, si empieza a tomar un rumbo que no nos agrada puede ser truncada, cambiando el guión por completo o, por qué no, regresando al principio.

''Había llovido y las hojas crujían a nuestros pies; el olor a humedad invadía el ambiente, pero ni el suelo mojado era un impedimento, ni lo boscoso del terreno, ni que la temperatura fuera ínfima. Nos detuvimos, ya no podíamos seguir caminando; deslizó sus manos sobre mí, sentí que me estremecía y en un abrir y cerrar de ojos la ropa cayó (...) fue maravilloso, ni siquiera el epitafio sobre el que casi nos apoyamos le quitó calor al asunto. No sé quién era él (ella), sólo un muy buen invento mío.''

Este es sólo el resumen de una fantasía sexual escenificada en un panteón, pero hay lugares mucho más fríos en los que algunos vierten su imaginación, relata Alvarez Gayou, quien recuerda que en una terapia una paciente le relató que había fantaseado con tener relaciones sexuales en alguno de los polos, sobre un témpano de hielo y totalmente desnuda, situación que en la realidad quizá le habría costado mucho más que un resfriado, pero que en la fantasía la colmó de satisfacción.

Gayou advierte que hay que tener cuidado con la cantidad de las ensoñaciones, porque ''sólo son peligrosas cuando en una persona predomina la fantasía o en una relación concreta el sueño le gana a la realidad''.

Para los expertos, una fantasía sexual es la que se experimenta en forma consciente (cuando la persona está despierta) y provoca o incrementa la excitación sexual. No es un sueño nocturno, es algo totalmente voluntario. El elemento esencial de ella es la ''habilidad para controlar en la imaginación exactamente lo que tiene lugar''.

Son consideradas una parte ''primordial del erotismo y también son una forma de disfrutar la sexualidad en etapas donde la vida sexual no es muy activa; incluso se reconoce su utilidad como un recurso terapéutico en el tratamiento de disfunciones sexuales''.

El estudio hasta ahora ha incluido mil 112 fantasías sexuales narradas en el Distrito Federal, Jalisco, Veracruz, estado de México, Puebla, Yucatán y Sonora, entre otros, y la mayoría de los encuestados tiene nivel profesional y sus edades oscilan entre 15 y 64 años.

Ahí se constata que las mujeres mexicanas tienden a fantasear con situaciones en las que predominan el beso y las caricias. En la mayoría de los casos el amor tiene un papel protagónico, aunque también las hay de un total deseo sexual. En todas se hacen referencias múltiples al cuerpo, al abrazo y a la desnudez, así como al diálogo, y predominan las referencias a la suavidad, la dulzura, las texturas.

Ellas tienden a fantasear con sus propias parejas, novios o esposos, y ubican sus ensoñaciones en la playa, el mar, lagunas o albercas. El orgasmo, la música y la penetración aparecen en un tercio de las encuestadas, y una mínima parte hace referencia a situaciones agresivas o al sostenimiento de relaciones sexuales con otras mujeres.

Tríos o cuartetos, motivos de gozo

En los hombres, los temas predominantes son las caricias y el amor, pero en contraste con las mujeres el beso es mucho menos frecuente. Lo que sí es recurrente es tener sexo con más de una mujer en el mar o la playa. Hay marcada tendencia a escenificar el coito y referencias al pene y a la penetración: la música en la fantasía sexual es menos frecuente.

A los varones mexicanos les gusta imaginar que pueden sostener relaciones con una mujer y un hombre al mismo tiempo, o que son espectadores de una relación lésbica, en la que toman parte. Tienden a fantasear con personas que no conocen o que, para su desgracia, están totalmente fuera de sus alcance.

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