México D.F. Lunes 2 de junio de 2003
Las condiciones laborales son cada vez más precarias, advierte un análisis del CEESP
Sin prestaciones, 62.7 por ciento de los trabajadores mexicanos
Menos de tres salarios mínimos percibe 60% de la fuerza de trabajo Se crean empleos de mala calidad y escasos La población inactiva podría verse obligada a trabajar para completar ingresos
DAVID ZUÑIGA
El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) advirtió que las condiciones en que trabajan los mexicanos son cada vez más precarias, pues 62.7 por ciento (25 millones 373 mil personas) no tienen prestación alguna y 60 por ciento de ellos (equivalente a unos 25 millones de personas) ganan menos de tres salarios mínimos.
En el análisis, el CEESP advierte que la incertidumbre sobre la recuperación económica y los pronósticos cada vez más pesimistas sobre el crecimiento del producto interno bruto (PIB) para este año se reflejarán en las inversiones y, en consecuencia, en el mercado laboral.
Además, la situación de los trabajadores en el sector formal no es mucho mejor: en un año el número de asalariados que no recibió prestaciones aumentó en 265 mil 587 y llegó a poco más de 10 millones, 40.4 por ciento de este grupo.
El presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Héctor Rangel Domene, reconoció hace unos días que no existe garantía de que la economía mexicana crezca siquiera 2 por ciento este año.
Asimismo, los analistas privados señalan que los empleos creados recientemente en la industria manufacturera y el comercio serán insuficientes para recuperar los que se han perdido en el transcurso de la actual administración.
Con base en la Encuesta Nacional de Empleo que dio a conocer el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), el CEESP concluye que el empleo que se ha estado creando en México es escaso y de mala calidad.
Hasta marzo pasado había en México 76 millones 746 mil 666 personas, de las cuales 54.1 por ciento corresponden a población económicamente activa (PEA) y el restante 45.9 por ciento a población económicamente inactiva (PEI). En un año la PEA aumentó en 657 mil 115 personas, pero la población inactiva creció en un millón 62 mil 750 mexicanos.
Lo grave de esta situación, señalan los analistas, es que la población inactiva, formada por menores de edad, ancianos y otros dependientes económicos, podría verse obligada a trabajar para complementar el ingreso familiar, lo que generará más presiones sobre el mercado laboral.
Crece el trabajo por cuenta propia
El estudio también destaca que la población ocupada aumentó en un año en 656 mil 511 personas, pero ante la incapacidad de las empresas para darles empleo, la mayoría realiza actividades por cuenta propia, es decir, sin prestaciones como seguridad social, reparto de utilidades y aguinaldo, y generalmente sin pagar impuestos. En el último año, 60.2 por ciento de los nuevos empleos se crearon en este sector.
Una cuarta parte de la población ocupada trabaja por su cuenta. En un año este grupo aumentó en 395 mil 211 personas para llegar a 10 millones 51 mil 607 mexicanos. En el mismo lapso el número de trabajadores asalariados apenas aumentó en 378 mil 281.
Las estadísticas también dan algunas pistas sobre la extinción de empresas en México: al primer trimestre de 2002 había un millón 803 mil 377 personas registradas como patrones; para marzo de este año sólo quedaban un millón 734 mil 90.
En cuanto a los salarios, el CEESP señala que si bien en los últimos años ha comenzado a observarse una recuperación de los ingresos en términos reales, esto no ha elevado el nivel de vida de la población.
Las cifras también muestran que cada vez menos mexicanos están dispuestos a trabajar por un ingreso menor a tres salarios mínimos: en el primer trimestre disminuyó el número de trabajadores con este nivel de ingreso; mientras, el grupo de aquellos que ganan de tres a cinco minisalarios se incrementó en casi un millón de personas.
Sin embargo, aún hay 6 millones 481 mil 166 trabajadores que ganan un salario mínimo o menos (16 por ciento) y 89.7 de los empleados en este país gana menos de cinco minisalarios, el mínimo indispensable para adquirir una canasta básica.
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