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México D.F. Sábado 24 de mayo de 2003
CONCLAVE EMPRESARIAL: OPACIDAD Y SOSPECHAS
En
una reunión a puerta cerrada, a la que no ha tenido acceso la prensa
y que fue revelada por la revista de negocios Forbes, 34 de los más
ricos e influyentes empresarios latinoamericanos se reúnen bajo
el auspicio de Carlos Slim, cabeza de Grupo Carso y Teléfonos de
México (Telmex) y el hombre más acaudalado de la región.
En ese encuentro, cuyos organizadores pretenden mantener en la confidencialidad,
se estaría discutiendo -según fuentes de Telmex- "el insustituible
papel que tienen las empresas nacionales en el desarrollo de los países
de la región".
Si bien este cónclave de los titulares de las mayores
fortunas de América Latina puede, en efecto, aportar conclusiones
y análisis relevantes sobre el futuro del subcontinente y acerca
de sus alternativas de desarrollo, el hecho de que se efectúe de
manera secreta y sin dar cuenta de sus trabajos a los ciudadanos de los
países que en el discurso estos empresarios pretenden promover,
suscita suspicacias y recelos, y va a contracorriente de las expectativas
de las sociedades latinoamericanas, que exigen con intensidad creciente
el ejercicio de la transparencia como práctica obligada para los
personajes con influencia en el destino de sus naciones.
Este sigilo, por ejemplo, motivó a la propia revista
Forbes -por cierto, muy vinculada a los grandes grupos empresariales- a
afirmar que "después de todo, tal vez una conspiración de
millonarios realmente en secreto controla el mundo". ¿Qué
se discute en esas reuniones?, ¿qué acuerdos y acciones se
decidirán durante sus trabajos?, ¿de qué manera el
considerable poder económico y la influencia de estos empresarios
y sus corporaciones actuarán para hacer valer sus determinaciones
e impulsar sus proyectos?, ¿serán éstos realmente
el producto de una genuina preocupación por el desarrollo de América
Latina o sólo parte de una reconfiguración empresarial a
escala regional enfocada a maximizar sus ganancias y hacer valer su indudable
peso político para beneficio de sus intereses particulares?, ¿se
trata acaso de la constitución de una alianza empresarial latinoamericana
para hacer frente a la competencia y la voracidad del capitalismo estadunidense?,
¿cuál es la relación de los análisis y las
propuestas de estos grandes millonarios con la vigencia de la democracia
y la justicia social en los países del área?
Todas estas interrogantes tienen su origen, justamente,
en la opacidad con la que se desarrolla este encuentro, y al ser formuladas
por los ciudadanos inciden negativamente en la percepción colectiva,
que tiene muchas más sospechas y temores que factores de confianza
y certidumbre.
La consolidación de la democracia en toda la región
ha tenido aparejada una larga y difícil lucha en favor de la transparencia,
la rendición de cuentas y la participación de las sociedades
en la toma de decisiones sobre su futuro. Esa ardua labor, todavía
inacabada, es parte medular de la consolidación económica,
social y política de las naciones de América Latina. Por
ello, que un grupo de importantes empresarios discutan en secreto aspectos
torales para el desarrollo latinoamericano engendra el temor de que se
esté constituyendo un poderoso frente de presión y decisión
situado al margen de la acción fiscalizadora de la sociedad, pues
las corporaciones empresariales, en tanto entidades privadas, se resisten
frecuentemente al escrutinio público y no están sujetas a
la renovación resultante del ejercicio democrático.
En este contexto, sería deseable que los empresarios
reunidos dieran la cara a los ciudadanos y dejaran de verlos tan sólo
como figuras estadísticas de un mercado anónimo del que pueden
extraer considerables ganancias.
Si realmente tienen en la mira contribuir al desarrollo
de la región, informar cabalmente a la población de sus países
constituye una medida saludable no sólo para disipar las desconfianzas
y los resquemores, por demás justificados, sino también para
mostrar que sus proyectos son parte de una estrategia incluyente y socialmente
comprometida, y no sólo una confabulación con el objetivo
de aplicar su poder económico para incrementar sus fortunas y sus
cotos de influencia, sin importar el costo que por ello ha de pagar la
inmensa mayoría de los latinoamericanos.
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