México D.F. Sábado 24 de mayo de 2003
Todas putas es una antología de
13 relatos escrita por Hernán Migoya
Escándalo en España por libro que hace
apología de la violación
Exigen la renuncia de Miriam Tey, titular del Instituto
de la Mujer, y editora del volumen
Creciente concientización de sociedad, medios
y partidos políticos contra la misoginia
ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL
Madrid, 23 de mayo. Al amparo de la dudosa máxima
de que ''los mejores escritores suelen ser unos hijos de puta", Hernán
Migoya, un autor que se define ''misógino" y que hace, sin ambages,
apología de la pedofilia y de la violación, escribió
la antología de cuentos Todas putas.
Ese
libro hubiera pasado indavertido si no fuera porque su editora, Miriam
Tey, es la máxima responsable en España de llevar a la práctica
los programas públicos destinados a luchar contra la violencia de
género, drama que día a día tiñe de luto y
desazón a la opinión pública de este país.
''Ahora que los negros son buenos y los maricones unos
seres muy simpáticos, a ver si la sociedad decide de una vez que
no todos los violadores somos mala gente"; este fragmento de El violador,
uno de los 13 relatos que forman el volumen, refleja con nitidez el tono
de la narrativa de Migoya, quien inclusive admite que sí pretendía
hacer ''una apología de la violación, pero desde el punto
de vista del personaje" y con un estilo ''satírico". Sin embargo,
los notorios tintes racistas y homófobos de su literatura es algo
baladí frente a la responsabilidad pública de su editora,
Miriam Tey, quien compagina la dirección del Instituto de la Mujer
(órgano público integrado al Ejecutivo del derechista José
María Aznar) con la gestión de El Cobre Ediciones, empresa
de la que es propietaria y que pretende, supuestamente, publicar libros
para mejorar la situación de la mujer o al menos concientizar a
la sociedad sobre las flagrantes desigualdades y violencia que sufre.
Cada tres días un uxoricida
El escándalo ha reverberado con más fuerza
por dos razones: Tey, como titular del Instituto de la Mujer, es quien
define, diseña y lleva a cabo los programas públicos destinados
a luchar por los derechos de las mujeres y socavar la violencia que a diario
sufren éstas; la segunda es que España se ha convertido en
el país europeo con más asesinatos y agresiones contra la
mujer, lo que ha propiciado que la sociedad, los medios de comunicación
y los partidos políticos se hayan concientizado como nunca sobre
este drama cotidiano.
Hoy mismo Patricia Maurel Conde, candidata del Partido
Popular (PP, derecha) al ayuntamiento de Puebla del Vejer, de cara a los
comicios municipales del próximo domingo, fue acribillada por su
marido con 11 tiros a bocajarro; un trágico suceso que se integra
a un dato estadístico que ruboriza: una mujer es asesinada por su
pareja o marido cada tres días en España.
No obstante el drama diario, el autor de la polémica
obra se defendió con el argumento de que el libro ''fue un encargo
personal de Miriam Tey, que leyó el relato El violador, le
encantó y me dijo: 'Quiero un libro entero así'". El propio
Migoya, a su vez, admite que su texto hace ''una apología de la
violación, pero desde el punto de vista del personaje, que por suerte
no soy yo. Es un relato satírico sobre un violador que quiere que
se reconozcan sus derechos" y de reconocer lo siguiente: ''Soy misógino,
y estoy orgulloso de ello, pues es algo muy sano".
Otro fragmento del volumen señala: ''Hacen creer
a todo el mundo que no hay cosa peor que una violación. Y, entre
nosotros, yo que he violado a muchas mujeres, déjenme decirles algo:
no es para tanto". Pero hay más: ''Eso sí, las mujeres son
todas unas putas. Seguro que ustedes lo han pensado también alguna
vez, ¿verdad? ¿Lo ven? Entonces, estamos todos de acuerdo".
Además, en el libro se hace un panegírico de la pedofilia,
en concreto en el cuento Porno del bueno, que cuenta cómo
una adulta asalta a una niña a la salida de la escuela y, después
de ultrajarla, le pide: ''No se lo digas a mamá, mi vida".
Ante la indignación que provocó su libro,
el autor se defendió con argumentos un tanto sorprendentes, al sostener,
por ejemplo, que en España ''los escritores suelen ser muy políticamente
correctos y todos pierden el culo por declararse en contra de la
guerra de Irak y del chapopote (en alusión a la catástrofe
ecológica y socioeconómica que provocó el hundimiento
del buque petrolero Prestige). Pero yo no tengo esa ansiedad por
demostrar lo buena persona que soy, sino sólo por ser buen escritor
y los mejores escritores suelen ser unos hijos de puta".
El Partido Popular, al margen
Lo
más paradójico es que la propia directora del Instituto de
la Mujer defendió las tesis del autor, al sostener que se trata
de un relato con un ''giro irónico" que representa ''una denuncia
del comportamiento de los hombres desde la voz de un hombre. Es poco ético
utilizar mi labor como editora para criticarme en mi función pública,
una prueba más de que el periodismo sigue en manos masculinas".
Ante la persistencia de la editora y funcionaria pública,
la mayoría de los partidos políticos -con excepción
del PP- y diversas organizaciones no gubernamentales que luchan por la
defensa de la igualdad de la mujer y la erradicación de este lastre
social exigieron la dimisión inmediata de Tey, como directora del
Instituto de la Mujer.
Una renuncia que, en todo caso, se hará pública
después de la realización de los comicios de este domingo.
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