México D.F. Sábado 24 de mayo de 2003
Obispos inducen a fieles a votar por candidatos "sujetos a la norma de la ética humana"
Campaña de la Iglesia católica para influir en los comicios del 6 de julio
Florencio Olvera considera indebido no votar y distribuye texto con los pecados electorales
ALMA E. MUÑOZ
Mientras los obispos de la región pastoral Don Vasco, encabezados por el arzobispo de Morelia, cardenal Alberto Suárez Inda, invitan al voto por candidatos que estén "sujetos a la norma de la ética humana" y en favor de la vida, en Cuernavaca el obispo Florencio Olvera distribuye entre sus feligreses un tríptico con lo que considera "los pecados electorales".
Destacan en su lista negra las propuestas en favor del aborto, la eutanasia, la prolongación de la vida por medios extraordinarios (aferramiento terapéutico), destrucción y manipulación del embrión humano; los proyectos en contra de la familia monogámica o que promuevan "caricaturas grotescas" de estos núcleos, a raíz de la unión entre personas del mismo sexo y que quiten a los padres el derecho a educar a sus hijos. Además, los contrarios a la libertad religiosa y los que promueven la "economía salvaje que ataca a las personas y el bien común".
Pese a que la Secretaría de Gobernación investiga a sacerdotes, entre ellos el obispo de Querétaro, Mario de Gasperín, por la posible violación al artículo 130 constitucional, que les prohíbe participar en actos políticos y de campaña, tras dar a conocer mensajes similares a los descritos, los religiosos continúan con su labor de promoción al sufragio, porque lo consideran parte de la enseñanza social de la Iglesia católica, al tiempo que critican situaciones de crisis "relacionadas con el proceso de globalización".
El texto distribuido en la región Don Vasco, titulado Participar responsablemente en las próximas elecciones, destaca el interés del cardenal Suárez Inda y de los obispos de Zamora, Carlos Suárez Cázares; de Tacámbaro, Luis Castro Medellín; de Apatzingán, Miguel Patiño Velázquez; y los auxiliares de Morelia, Leopoldo González González y Francisco Moreno Barrón, por alentar a sus fieles en la "búsqueda de las condiciones que hagan posible una vida digna para todos".
Lo anterior significa, de acuerdo con el documento de los prelados, consolidar la democracia con un "estilo de vida respetuoso de los derechos de los demás y exigente con las propias obligaciones", pero sobre todo, presionando para que los ofrecimientos no se queden en promesas.
"Urgen -insisten- respuestas a la crisis del campo, a las condiciones de vida del migrante, al desempleo, a la deforestación, al tráfico y consumo de drogas, a la desintegración familiar y a la creciente interdependencia internacional que no permite mirar como ajenos los problemas de otras naciones. Y tampoco podemos ignorar el retraso en el terreno educativo, sobre todo en áreas rurales".
Para los prelados, la realidad es "más compleja de cuanto hemos dicho. Sólo hemos señalado algunos rasgos", pero consideramos "urgente cambiar la forma de hacer política partidista. Esta se ha de sujetar a las normas de la ética humana que permite la convivencia pacífica entre las personas, no sólo en cuanto al contenido del discurso sino también en la forma de proponerlo, de tal forma que los frecuentes procesos electorales no sean causa de enfrentamientos o división de las comunidades. También es un desafío el fortalecimiento de la relación entre los representantes populares y el pueblo".
Proponen un decálogo de principios para ejercer cargos públicos con sentido ético: respetar la dignidad de la persona humana, procurar la justicia y honestidad, hacer del ejercicio del poder un servicio competente y eficaz, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos, promover el bien común, así como la reconciliación del pueblo, hablar con la verdad, sin engaños ni mentiras, tener la solidaridad como principio clave del desarrollo de la nación, estar siempre inclinados al diálogo, concertación y búsqueda de acuerdos justos y buscar la responsabilidad social por la participación ciudadana.
A los futuros legisladores les recuerdan que la enseñanza del papa Juan Pablo II promueve, entre otros puntos, leyes respetuosas y en favor de las personas en sus diversas exigencias espirituales y materiales, "comenzado por el derecho a la vida, que sea protegido desde la concepción hasta la muerte natural".
La prédica que el obispo de Cuernavaca difunde entre los feligreses, en esta época comicial, resalta la importancia de emitir "un voto responsable" y defiende su derecho de "ayudarles a madurar su conciencia" para no apoyar a partido o candidato que "contradiga sus condiciones morales y religiosas".
No se trata, manifiesta en el texto, de "imponer un Estado católico o un gobierno confesional", sino de evitar que se aparte a los católicos de la vida política por el hecho de manifestarse coherentes con su fe. Eso, sostiene el prelado, es "una forma de intolerancia y discriminación religiosa, violatoria de los derechos humanos".
Como hizo en su momento el obispo De Gasperín, Olvera Ochoa considera un pecado no votar por pereza o apatía, "sabiendo que el abstencionismo puede favorecer a los más inmorales. Si en conciencia no encuentro al candidato puro debo sufragar por el menos malo o por alguno no registrado".
Además, considera violatorio a la ley de Dios y a la patria misma sufragar sin conocer al partido o aspirante a puesto popular como "persona capaz y honesta"; vender, comprar, robar o inducir al voto; así como inclinarse por quienes fomenten las "formas modernas de esclavitud: alcohol, droga, pornografía, prostitución, secuestro" y más.
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