México D.F. Jueves 15 de mayo de 2003
Cada año se conceden míseros aumentos inferiores a la inflación, afirma Alejandro Arrecillas
El gobierno no ha dedicado un peso a mejorar salarios de profesores: SNTE
El programa de estímulos Carrera magisterial se ha convertido en instrumento de control político, pues individualiza la lucha por mejorar las percepciones, asegura investigadora de la UPN
CLAUDIA HERRERA BELTRAN
El magisterio celebrará este Día del Maestro con la promesa incumplida del gobierno foxista de mejora salarial, con años de estancamiento, 80 por ciento de pérdida de su poder adquisitivo y con escasas esperanzas de mejorar su situación económica a corto plazo.
Las cifras lo demuestran: casi la mitad de los profesores llevan años "estacionados" en el nivel más bajo del programa de estímulos denominado Carrera magisterial y 30 por ciento de las plazas ni siquiera participan en lo que ha sido rebautizado por los docentes como barrera magisterial.
De acuerdo con cifras del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), el año pasado 600 mil profesores concursaron en la selección con la esperanza de mejorar su salario, pero sólo 8 por ciento logró ingresar o promoverse y el restante 92 por ciento tiene que aguardar otra oportunidad.
El compromiso de esta administración de poner en marcha un plan de recuperación salarial tiene dos años de ser una declaración de buena fe. "Hasta ahora no se ha dedicado un solo peso a este objetivo, esperemos que este año se rompa con eso", afirma el secretario de Finanzas del SNTE, José Angel Ibáñez, quien reconoce que los maestros "ganan poco".
De acuerdo con el Centro de Reflexión y Acción Laboral, los maestros perdieron 80 por ciento de su poder adquisitivo de 1982 a 2003. A raíz de la insurrección magisterial de 1989 habían logrado una ligera recuperación, pero la perdieron con la crisis de 1995.
Así llegaron a 2000, cuando el docente con plaza inicial comenzó a ganar el equivalente a cuatro minisalarios, medio más que en 1996. Pero este número se quedó muy lejos de la meta de los seis salarios mínimos que el SNTE se había puesto desde 1995.
En este gobierno la situación de los 850 mil profesores de prescolar, primaria y secundaria se ha mantenido igual, en cuatro salarios mínimos. Al término de cada negociación, el sueldo del maestro repunta una o dos décimas del salario mínimo, pero al paso de los meses el incremento se esfuma con la inflación, refiere Alejandro Arrecillas, investigador de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) y maestro en educación.
La negociación salarial prácticamente no sirve de nada, explica el experto, porque cada año se consiguen "míseros aumentos". Según cifras del SNTE, se necesitó de 1996 a 2000 para que un profesor con plaza inicial ganara medio minisalario más y rebasara los 5 mil pesos.
La situación del profesor de educación básica no es la de 1989, cuando ganaba un promedio de 2 salarios mínimos, pero sí se ha quedado muy lejos de la utopía del SNTE, de dar otra categoría al docente, para evitar problemas como el multichambismo (docentes que tienen doble y hasta triple plaza, atienden un puesto ambulante o conducen un taxi), asegura Arrecillas.
En tanto, Carrera magisterial, la otra gran apuesta para mejorar el salario de los profesores, tampoco ha cumplido su objetivo, afirma Miguel Alonso Raya, integrante del SNTE. "En 11 años más bien se ha convertido en un problema, porque el presupuesto es muy bajo (el más reciente fue de un millón 200 mil pesos), lo que deja fuera a la mayoría de los docentes."
En la promoción anterior, de 400 mil docentes que buscaron escalar de categoría, sólo 13 mil lo consiguió, mientras que de los 200 mil que pretendieron ingresar sólo 37 mil alcanzaron su meta.
Carrera magisterial nació hace 13 años. En febrero de 1990, durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, el sindicato magisterial anunció con "bombo y platillo" el acuerdo de impulsar este sistema de estímulos en función del desempeño de los profesores. Sin embargo, indica Arrecillas, el proyecto "no fue una conquista sindical", sino una imposición del gobierno siguiendo las políticas del Banco Mundial, que buscaban diferenciar los salarios de los docentes en función del mérito e instaurar políticas de evaluación.
Así, en 1992 se puso en marcha el programa de Carrera magisterial que actualmente evalúa seis aspectos del trabajo del maestro hasta sumar 100 puntos: antigüedad (que representa 10 puntos), grado académico (15), preparación profesional (28), cursos de actualización y superación profesional (17), desempeño profesional (10) y aprovechamiento escolar del alumno (20 puntos).
El problema, explica Yuri Jiménez, otro estudioso de la UPN, es que Carrera magisterial se ha convertido en un "instrumento de contención salarial y de control político", porque ahora el aumento salarial ya no depende de luchas colectivas de los docentes, sino de su aparente esfuerzo personal.
Por eso, dice, es común escuchar que se llame a este programa barrera magisterial, porque no hay recursos para todos los profesores, aunque cumplan con los requisitos. Esta situación, refiere, ha provocado una "competencia atroz entre los maestros, así como mecanismos de simulación y problemas de corrupción".
En los años anteriores se han multiplicado las denuncias de malos manejos en las escuelas o en las secciones sindicales. Por ejemplo, de casos de profesores allegados a los dirigentes estatales o nacionales que pasan la evaluación a pesar de no cumplir los requisitos. O de aquellos que hacen "trampa" con los documentos para sumar los puntos necesarios.
A más de una década del nacimiento de Carrera magisterial, señala Yuri Jiménez, se ha provocado "desencanto y frustración en el magisterio, porque los maestros han descubierto que tienen pocas esperanzas de incrementar su salario, pero no les queda otra alternativa que seguir intentando".
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