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México D.F. Jueves 15 de mayo de 2003
Vulcanos botean en áreas aledañas
a sus cuarteles; 525 no han cobrado una quincena
Siguen protestas de bomberos en la calle
Martí Batres pide "prudencia" al sindicato; el
jefe debe mantener la disciplina, afirma
SUSANA GONZALEZ G.
El
casco que les ha servido para proteger su vida en los incendios y otro
tipo de desastres, lo extienden ahora para recibir las monedas o algunos
billetes que automovilistas particulares, microbuseros y taxistas les regalan
en avenidas aledañas a sus cuarteles.
Y es que aunque la huelga del Sindicato del Heroico Cuerpo
de Bomberos del Distrito Federal fue declarada inexistente el domingo 4
de mayo por la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, por lo menos
30 bomberos sindicalizados continúan boteando en la calle
o en estaciones del Metro, porque no les han pagado desde hace un mes,
mientras otros 525 no cobraron una quincena.
Las represalias contra quienes por buscar un contrato
colectivo de trabajo iniciaron la primera huelga en los 116 años
de existencia de la corporación no se limitan a la retención
de salarios. Los bomberos sindicalizados detallan que los jefes de estación
los han despojado de insignias, uniformes y material de trabajo porque
les retiraron los lockers donde los guardaban, no los dejan firmar
la lista de asistencia, tienen prohibida la entrada al comedor y han sido
excluidos de los servicios, con el fin de hacerlos aparecer como elementos
que abandonaron su trabajo, "y todo por órdenes del director general,
Alejandro Aguilar", comentan los vulcanos afectados.
El martes fue día de pago en la corporación,
pero no todos cobraron. En Tlalpan, por ejemplo, el jefe de estación,
Silvano Lauro Olguín Martínez, "nos enseñó
el cheque a cuatro compañeros pero nos dijo que sólo nos
lo daría si renunciábamos al sindicato, pero como no lo hicimos,
los regresó", acusó Salomón Subiaur Gómez,
un bombero con 17 años de servicio que en el último mes se
ha llenado de deudas para mantener a su esposa y a sus cinco hijos.
El subsecretario de Gobierno, Martí Batres, consideró
que el sindicato debe tener "prudencia", comprender que no ganó
el recuento de huelga y "poner de su parte para que haya armonía".
El gobierno, aseguró, está interesado en pagar los salarios
caídos pero también debe entenderse que el jefe de bomberos
tiene que mantener una disciplina de trabajo.
Para los bomberos, acostumbrados a poner en riesgo su
vida por salvar y proteger a los demás, no resulta fácil
soportar la vergüenza de pedir dinero. "Nosotros estamos para darle
a la ciudadanía, no para quitarle, pero la familia tiene que comer",
se justifica José Guillermo Flores Hernández, con 16 años
de servicio, pero se congratula del apoyo de la gente expresada también
en claxonazos y pulgares en alto.
El sindicato volvió ayer a la calle para protestar
por las represalias mencionadas y solicitó la intervención
de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF),
donde realizaron un plantón y, por primera vez desde que comenzaron
a movilizarse, estuvo apoyado por trabajadores de los sindicatos de telefonistas,
tranviarios y de la industria nuclear, entre otros.
Los participantes no fueron más de 100, "porque
seguimos trabajando", dijo Antonio Peregrino Rojo, dirigente del sindicato,
pero la marcha de la CDHDF hacia la estación central, en calzada
de la Viga y Fray Servando, fue sonora por los claxonazos, botes que se
llenaban con monedas de todas las denominaciones, cantaletas como "Sacaremos
a Aguilar de la barranca" o las consignas gritadas como "Andrés
Manuel, escucha, los bomberos están en lucha" y "Después
de trabajar, tenemos que botear".
Con cartelones que rezaban "Aguilar, el poder ya te enfermó.
Eres otro Saddam Hussein", el sindicato exigió el pago de salarios
caídos, porque la huelga que protagonizaron fue muy sui generis
en el sentido de que pese a las banderas rojinegras instaladas en las
11 centrales, todos los vulcanos trabajaron para cubrir los servicios
de emergencia de la ciudad.
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