México D.F. Jueves 15 de mayo de 2003
Autoridades no han hecho caso a denuncias de
maestros y padres de familia
Convierten escuela en búnker por la inseguridad
ANGEL BOLAÑOS SANCHEZ
Desde hace un mes, maestros y estudiantes de la escuela
primaria Leona Vicario, ubicada en la colonia Guadalupe Chalma de la delegación
Gustavo A. Madero, realizan sus actividades en un edificio amurallado
con mallas ciclónicas y alambres de púas.
Pero la medida no ha sido suficiente para frenar los robos,
incluso a mano armada, que desde diciembre del año pasado suman
10, en los que han sustraído equipo, dejando además amenazas
contra los directivos del plantel.
En
el último, el pasado 5 de mayo, se llevaron de la dirección
una computadora y dejaron una nota intimidatoria escrita con máquina
mecánica, dirigida a la directora del plantel, Beatriz Lara Correa.
Antes los delincuentes provocaron un incendio en su oficina y a partir
de la amenaza dejó de presentarse en la escuela.
El 1O de abril pasado, Bertha Ambriz, de 56
años, quien prestaba sus servicios de auxiliar en la primaria desde
hace más de 20 años, regularmente en la puerta de la escuela,
fue asesinada en su domicilio. Si bien esto ocurrió a más
de un kilómetro del plantel, en la colonia vecina Luis Donaldo Colosio,
y el móvil aparente fue el robo, los maestros y padres de familia
no dejan de asociarlo a la situación de la escuela.
Después de varias denuncias, tanto en las agencias
del Ministerio Público de la Procuraduría General de Justicia
del Distrito Federal como de la PGR, como siguiente recurso para llamar
la atención de las autoridades a fin de que agilicen las investigaciones
y actúen contra los responsables, los padres de familia clausuraron
hace seis días la escuela y dejaron de enviar a sus hijos, unos
500 estudiantes de todos los niveles.
La plantilla docente, integrada por 23 maestros, espera
también una respuesta y cumple con sus respectivos horarios, desde
el lunes pasado bajo resguardo de dos policías auxiliares que contrató
la delegación para vigilar las instalaciones las 24 horas del día.
Así, este miércoles los alumnos regresaron
a las aulas con cartulinas que rezaban: "No dejes que la delincuencia acabe
con la escuela", "Los padres de familia apoyamos a los maestros", "Seguridad",
"¿En dónde están nuestras autoridades?"
Cecilia, conserje de la escuela, que ocupa media manzana
sobre la calle Guadalupe, entre las calles Michoacán y San Miguel
Chalma, narra que el 25 de abril, alrededor de las siete de la noche, su
marido salió a realizar algunas compras en una tienda cercana, tocaron
la puerta y cuando abrió, creyendo que era su esposo, le apuntaron
con una pistola en la cabeza al tiempo que la empujaban para entrar.
Jalándola
del cabello la llevaron hasta el patio de la conserjería, cuando
su esposo regresó lo llevaron al mismo lugar, uno de los asaltantes
se quedó con ellos amenazándolos con el arma, mientras otros
cuatro recorrían la escuela entrando a los salones, saqueando algunos
de los estantes donde los maestros guardan sus materiales y equipo.
Los asaltantes permanecieron más de cuatro horas
en la escuela, tiempo en el que ella, con embarazo de alto riesgo, y su
marido estuvieron tirados en el piso.
La mujer recuerda que sonó el teléfono celular
del que los vigilaba y aun cuando se alejó escuchó que dijo
que "no podía salir porque había pájaros en el mecate".
Al poco rato volvió a sonar el teléfono, se escuchó
el ruido de un vehículo y fue cuando todos se retiraron.
Entre los objetos que se han llevado desde que comenzaron
los robos se encuentran computadoras, televisores, equipo de video, radiograbadoras,
reproductores de discos compactos, material didáctico e incluso
libros.
Antes de salir dejaron una amenaza: "con ustedes no es
la bronca, sino con la directora. Díganle que le va a pesar si no
se va. Esto no se va a quedar así".
Las amenazas, refieren los maestros, comenzaron a raíz
de que Lara Correa comenzó a denunciar los robos.
La SEP instaló sobre las bardas de unos dos metros
de alto dos metros más de malla ciclónica con alambre de
púas, pero no fue suficiente para frenar los robos, que generalmente
ocurren durante los puentes y fines de semana.
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