México D.F. Jueves 15 de mayo de 2003
Bush busca provocar "escalada que culmine con el cierre de secciones de intereses"
Anuncia Cuba que no habrá represalia por expulsión de 14 de sus diplomáticos en EU
Tomará "el tiempo necesario para responder a esta provocación", dice la cancillería de la isla
GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL
La Habana, 14 de mayo. Cuba decidió asumir el golpe de la expulsión de la quinta parte de su personal diplomático destacado en Estados Unidos sin tomar una represalia inmediata, en un aparente intento por eludir una espiral de reacciones que pudiera aniquilar los precarios contactos diplomáticos entre ambos gobiernos.
"Cuba se tomará el tiempo necesario para responder esta nueva provocación del go-bierno de Estados Unidos", dijo una declaración de la cancillería cubana, difundida este miércoles, que descarta virtualmente la expulsión de diplomáticos estadunidenses de La Habana a corto plazo.
La réplica cubana a la expulsión de siete funcionarios de la Sección de Intereses en Washington y de otros siete de la misión diplomática en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en Nueva York, es similar a la que adoptó en noviembre pa-sado, cuando el gobierno estadunidense hi-zo salir del país a dos diplomáticos de cada una de esas oficinas.
"La expulsión de los diplomáticos cubanos persigue el objetivo de provocar una escalada que culmine con el cierre de las secciones de intereses en ambos países, como han reclamado los grupos terroristas de la mafia anticubana en Miami", añadió el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Con esa fórmula la cancillería de la isla caribeña hizo notar su interés de preservar las actuales secciones de intereses, las oficinas que representan a uno y otro país en las respectivas capitales, y que formalmente son un departamento administrativo de las embajadas de Suiza, tanto en Washington como en La Habana.
Las secciones de intereses fueron abiertas en 1977, bajo el gobierno del presidente Jimmy Carter en Estados Unidos, y realizan principalmente trámites consulares y mi-gratorios y son un punto de avanzada de cada uno de los dos gobiernos en el territorio adversario.
La opción de alimentar las respuestas ojo por ojo puede poner en un serio riesgo la existencia de esas oficinas. Al absorber el impacto de las expulsiones y dar un paso lateral, Cuba evita entrar en ese laberinto. No mejora el ambiente del conflicto bilateral, aunque tampoco le inyecta veneno.
Filtraciones que llegaron este miércoles a la prensa estadunidense identificaron a al-gunos de los expulsados, entre quienes estarían Cosme Torres, segundo hombre de la Sección de Intereses, y el vocero de la oficina, Juan Hernández. Al parecer, después de Torres el funcionario afectado de mayor rango es el consejero Adrián Francisco Delgado González, tercero en la jerarquía en la misión de La Habana en la ONU.
Según las versiones, los otros expulsados en Nueva York serían el consejero Alfredo José Pérez Rivero, los primeros secretarios Armando Tomás Amieva Dalboys y Helmut Domenech Gonzalez, el segundo se-cretario Enrique Miguel Mesa Levis, el tercer secretario Miguel Moré Santana y el agregado Juan Carlos Rodríguez Lueje.
Del total de 63 puestos diplomáticos autorizados en una y otra sede (26 en Washington y 37 en Nueva York), Cuba tendrá que eliminar de golpe a 14 personas, equivalente a poco más de la quinta parte de sus funcionarios destacados en Estados Unidos.
El comunicado de la cancillería cubana se abstuvo de entrar en detalles sobre la inculpación de espionaje contra sus diplomáticos, pero aseguró que las expulsiones fueron "sin razón".
La víspera, el vocero del Departamento de Estado, Philip Reeker, vinculó tácitamente las expulsiones a tres casos de infiltraciones cubanas en ese país, descubiertos en los últimos cinco años, y cuyos responsables están sentenciados por espionaje.
Ellos son Ana Belén Montes, analista de inteligencia militar en el Pentágono especializada en Cuba; Mariano Faget, funcionario del Servicio de Inmigración y Naturalización, y cinco integrantes de una red de agentes diseminada en Florida.
La declaración de la cancillería cubana repitió acusaciones contra Estados Unidos, como la de realizar una "nueva escalada agresiva" contra la isla y ejecutar un "irracional acto de venganza".
Insistió, además, en que el gobierno del presidente George W. Bush intenta sabo-tear los vigentes acuerdos migratorios bilaterales, para "crear una crisis y provocar una confrontación entre los dos países".
Aunque la toma de posición cubana pu-diera cerrar de momento el episodio, no se trata de un choque aislado, sino de un escalón superior dentro del progresivo tensionamiento que se vive entre los dos países, uno de los tramos más álgidos en el conflicto bilateral de cuatro décadas.
La pregunta es si se trata del escalón más alto a corto plazo o apenas del preludio a decisiones más duras, en un momento en el que, oficialmente, Estados Unidos está revisando toda su política hacia Cuba, cuyo resultado se considera inminente.
|