Compara Carlos Menem su renuncia con la de Eva Duarte de Perón

Al final, el ex mandatario se quedó casi solo; muchos se pasaron al bando rival

La principal amenaza a la democracia proviene ahora del peligro de ingobernabilidad, dice

STELLA CALLONI CORRESPONSAL

Buenos Aires, 14 de mayo. Su último gesto fue calificar al presidente Eduardo Duhalde de "tramposo" y al ahora presidente electo y amplio favorito para la segunda vuelta que no fue, Néstor Kirchner, de "montonero". Más aún: dijo que se había dejado la opción al país de elegir entre un "montonero" y un hombre que luchó contra esta guerrilla peronista diezmada por la dictadura militar en la década de los años 70.

Así Carlos Menem, el hombre que está acusado de "entregar al país", que instaló mafias en el poder durante sus dos gobiernos, que eludió la justicia gracias a ampliar la Corte Suprema para nombrar allegados; el hombre que gobernó por decreto, como el de la impunidad para los mayores responsables de crímenes de lesa humanidad de la dictadura, y que arrasó las conquistas sociales de años dejando índices récords de pobreza y desempleo, entre otros males, renunció a la segunda vuelta del próximo domingo ante la implacable derrota que se preveía.

Dudó durante horas, manteniendo un estado de incertidumbre -que hizo mover a la bolsa y subir el dólar- cuando algunos le su-gerían que la renuncia era una forma de "en-suciar" el camino del nuevo gobierno, pues aún creía que podía remontar en los sondeos.

Pero éstos eran implacables, tanto como la deserción de sus más importantes dirigentes justicialistas (peronistas), que ante las circunstancias se pasaron al bando de Kirchner.

Con el paso de las horas los empresarios manifestaron que su renuncia no cambiaría nada, ya que las encuestas habían definido la situación. Ya no manejaba el peronismo a su antojo, ni su entorno lograba torcer el camino. Creyó en sus propias mentiras y las de su séquito, pensando que el pueblo saldría a res-paldarlo y que su actitud de mostrarse como víctima iba a cambiar la percepción de una sociedad que esperaba ansiosa para propinarle la mayor derrota política de la historia.

Al final, cuando sus hombres intentaban acarrear gente al hotel Presidente para halagar su vanidad, lo que no pudo ser, esto lo hizo huir hacia su provincia natal, La Rioja, que maneja como un feudo, y aun así no pudo ver las masas multitudinarias. Pero al menos se sentía más acompañado que en esta capital, donde siempre las urnas le dieron la espalda.

Para viajar fletó tres aviones, dos de las gobernaciones de Salta y uno de su similar de La Rioja, después de haber gastado cifras millonarias en su campaña, en un país donde más de 60 por ciento de los 36 millones de argentinos vive en la pobreza y la economía tuvo la mayor caída en un ciclo, con máximos históricos de desempleo.

No tuvo el gesto mínimo de disimular ese poder del dinero, que también invirtió en varios medios de comunicación que seguramente -advierten algunos analistas- utilizará contra el futuro gobierno, que debe en-frentar entre otros problemas el de una deuda que se triplicó en el menemismo.

En la gobernación de La Rioja, Menem se reunió con sus colaboradores para la decisión final, y salía a ratos a saludar a sus seguidores: "Tengan fe, no los voy a defraudar".

En su discurso de renuncia habló de las "trampas" que habría instrumentado el presidente Eduardo Duhalde, cuando las elecciones de la primera vuelta habían sido transparentes según todos los observadores.

Intentó comparar su renuncia con la de Eva Perón en su tiempo -a la vicepresidencia-, al asegurar que "renuncio a los honores pero no a la lucha" , y agradeció a los "millones de compatriotas" que lo acompañaron en la primera vuelta (donde fue primer lugar con 24 por ciento, apenas dos puntos encima de Kirchner y con un tercero y cuarto lugares de candidatos antimenemistas).

Olvidaba Menem mencionar las trampas que realizó para la segunda presidencia en 1995, y luego para aplastar a Duhalde en 1999, cuando Fernando de la Rúa salió electo. Esas trampas, según él, obligaban a la ciudadanía a elegir finalmente entre candidatos de un mismo partido (peronista), lo que no pareció molestarle en la primera vuelta.

Menem habló de la "sistemática desinformación" en su contra, cuando utilizó como nadie la guerra de las calumnias en su presidencia, y de la "violencia moral" de tener que escoger a un candidato presidencial "al que nadie conoce", pero que lo estaba derrotando contundentemente en los sondeos.

Sin embargo, no dejó de marcar otra vez sus amenazas al asegurar que con su retiro trata de"impedir resucitar las falsas antinomias que provocaron estallido y violencia en diciembre del 2001".

"La principal amenaza a la democracia no proviene ya de la acción de los enemigos sino del peligro de la ingobernabilidad", dijo, para recordar el "estrepitoso fracaso de la Alianza (1999-2001), fenómeno político cuya repetición puede hacer que el nuevo gobierno tendrá que encarar la tarea de búsqueda de consenso y superación de los antiguos enfrentamientos sin odios".

No bajará los brazos, "no abandono la lu-cha política", dijo finalmente el presidente que instaló la farándula y la frivolidad en la Casa Rosada, al intentar ocultar su enojo con la prensa y asegurar que es necesaria una ley para "castigar a mentirosos y difamadores".

Por lo pronto, la custodia de Menem arremetió hoy contra dos periodistas en La Rio-ja, que esperaban la salida del ex mandatario, y destruyeron sus instrumentos de trabajo.

Menem insistió en criticar a quienes "trampearon al pueblo" en esta elección, sin mencionar que en la primera vuelta 75 por ciento que votó a otros candidatos estaba haciéndolo en su contra.

Maniobras desesperadas

En las últimas horas se conoció por informes del diario Clarín que intentó un acuerdo para que se preservara la inmunidad de los menemistas, algo que habría negociado el gobernador de La Rioja, Angel Maza. Según la versión, habría obtenido un contundente "no" de Kirchner, quien desde 1990 se opo-ne a Menem, al igual que su esposa, la senadora Cristina Fernández.

Otra de las maniobras que podría intentar es ocupar un cargo de senador, ya que la hermana del gobernador riojano, Ada Maza, di-jo estar dispuesta a dejar su cargo en la Cá-mara alta para que lo ocupe Menem, quien es su suplente. Se trataría de buscar la immunidad que no pudo negociar, cuando están en el aire nuevas acciones para llevarlo ante la justicia por la causa de la venta ilegal de armas a Croacia y Ecuador, entre otras.

Lo cierto es que en las últimas horas au-mentó el consenso en su contra y el enojo ciudadano con sus derroches como gobernante, como mostraron sondeos, y su intento de mostrar débil al gobierno de Kirchner no parecen dar resultado, cuando empresarios y la Unión Industrial Argentina comunicaron su respaldo al presidente electo.

Así también fracasaron medios de comunicación, especialmente de los países europeos beneficiados con las privatizaciones escandalosas de su gobierno, que trataron de im-poner la idea de la debilidad de Kirchner, destacaron algunos analistas.

Menem, al fin de cuentas, resultó derrotado por su propia ambición, sin valorar el cambio q ue se ha producido en Argentina, en la región y en el mundo. Su acusación de "montonerismo" contra Kirchner lo coloca en el mismo sitio que los sectores militares de la pasada dictadura, que aún sueñan con la caza de "subversivos".

Otro tiempo ha comenzado en el país. Lo cierto es que la sociedad ya no tiene las ilusiones que tuvo en tiempos de la Alianza (1999), pero ve aún con esperanza que al menos alguien que fue responsable de la tragedia del país salió al camino, y ahora en-frenta el desafío de participar sin esperarlo todo del nuevo gobierno.