MEXICO SA
Carlos Fernández-Vega
Avanza EU en el control de los puertos mexicanos
TFM entrega el mando a aliado estratégico
NO LES PROVOCARA arrepentimiento ni dolor de estómago,
pero sin duda los fanáticos privatizadores de la infraestructura
productiva y de servicios del Estado se han llevado un nuevo chasco: ahora
con los ferrocarriles, como antes con la banca y tantos otros sectores
estratégicos "desincorporados" en las últimas dos décadas
a favor de la causa empresarial.
AHORA UN PODEROSO consorcio nacional, propietario
de casi 16 por ciento de la red ferroviaria que opera en el país,
no es más que un ejemplo adicional de lo que ha sucedido en México
a lo largo de esos 20 años -el modus operandi del gran capital
autóctono-, en un proceso que ha transitado de la estatización
a la privatización y de ésta -previa "alianza estratégica"
con capital foráneo, sin dejar a un lado los "rescates" con recursos
públicos- a la extranjerización de la mencionada infraestructura,
otrora propiedad de la nación.
DICHO
CONSORCIO NO es otro que Transportación Ferroviaria Mexicana
(TFM), integrante de Transportación Marítima Mexicana, que
preside Jorge F. Serrano Segovia, la cual en 1996, asociada con la estadunidense
Kansas City Southern Industries, ganó la "licitación" del
Ferrocarril del Noreste, con 4 mil 251 kilómetros de vías,
de los 26 mil 655 kilómetros existentes entonces, y entró
en operación a mediados de 1997. A la fecha, transporta 40 por ciento
de la carga ferroviaria que se mueve en el país.
SEIS AÑOS DESPUES, Transportación
Ferroviaria Mexicana dejará de fungir como accionista mayoritario
y de control, conservando tan sólo 22 por ciento de la participación,
para entregarle el mando a (¡sorpresa!) Kansas City Southern Industries,
su "socia estratégica", que de entrada decidió desaparecer
de un plumazo a TFM y en su lugar crear una "nueva empresa" que se denominará
Nafta Rail, porque -sostiene la trasnacional- "cada vez más gente
está reconociéndonos como el ferrocarril del TLC".
EL ANUNCIO FORMAL NO fue hecho público por
TFM, sino por la propia trasnacional, a través de un comunicado
en el que subraya que llegó a un acuerdo con Transportación
Marítima Mexicana -dueña de TFM- que sólo tendrá
que ser aprobado por sus respectivas directivas, lo que es un hecho. Queda
pendiente la aprobación de la Comisión Federal de Competencia,
por la parte nacional -aunque, tradición obliga, también
puede darse como un hecho- y de la Surface Transportation Board por la
estadunidense. Con lo anterior, Kansas City Southern ampliará su
ya de por sí amplia zona de influencia. Este consorcio también
es propietario de la Gateway Western, la Texas Mexican y la Panamá
Canal Railway Co.
DE ACUERDO CON EL anuncio hecho ayer, la parte
mexicana conservará 22 por ciento de las acciones, recibirá
200 millones de dólares en efectivo y obtendrá "incentivos
potenciales" hasta de 180 millones de billetes verdes, siempre y cuando
"se resuelvan futuras contingencias". Adicionalmente el Grupo Transportación
Marítima Mexicana obtendrá 22 por ciento de las acciones
(20 por ciento con poder de voto y 2 por ciento con voto restringido) de
la nueva Nafta Rail, pero el control absoluto será de la Kansas
City Southern.
EL COMUNICADO DE la trasnacional señala
que el gobierno mexicano aún tiene bajo su poder 20 por ciento de
las acciones de Transportación Ferroviaria Mexicana, empresa en
extinción que, sin embargo, es titular de una concesión para
operar los 4 mil 251 kilómetros de vías del Ferrocarril de
Noreste hasta el año 2047, con opción de extenderla medio
siglo. Los recursos combinados de las empresas incluirán: 965 locomotoras;
25 mil 206 vagones de carga y unos 181 puntos de intercambio, entre otros.
CON ESTE ACUERDO, José Serrano Segovia trata
de aliviar las penurias económicas que enfrenta el consorcio que
preside, aunque el ferrocarrilero no es su único dolor de cabeza.
De hecho, una semana atrás el Grupo Transportación Marítima
Mexicana hizo pública su decisión de vender, en aproximadamente
120 millones de dólares, su participación mayoritaria en
los cuatro puertos mexicanos más grandes a otro de sus "socios estratégicos".
EN ESTA OCASION SU "asociado" no resultó
otro que el consorcio estadunidense Stevedoring Services of America, la
misma trasnacional que el gobierno de baby Bush benefició
recientemente, mediante un "contrato inicial" (4.8 millones de dólares)
de la Agencia para el Desarrollo Internacional del gobierno de Estados
Unidos, para que "administre" el puerto iraquí de Um Qasr.
STEVEDORING SERVICES of America está catalogada
como la empresa privada más grande del mundo en operación
y manejo de terminales portuarias y tiene presencia en 152 países,
entre ellos México, donde hasta ahora administra las terminales
de contenedores de Manzanillo, Acapulco y Puerto Vallarta, todavía
en asociación con TMM. En América Latina opera cuando menos
en Panamá, Chile, Venezuela y Perú, y su "alianza estratégica"
con el Grupo Transportación Marítima Mexicana (49 y 51 por
ciento, respectivamente) data de mediados de 1995, cuando el gobierno zedillista
-el mismo que privatizó los ferrocarriles- les adjudicó la
terminal de contenedores de Manzanillo, mediante el pago de 211.3 millones
de pesos.
EL GRUPO QUE PRESIDE Serrano Segovia informó
que la venta a Stevedoring Services of America se concretaría durante
el próximo mayo. Así, la trasnacional estadunidense sería
única dueña y operadora de los puertos de Manzanillo, Cozumel,
Veracruz y Progreso, o lo que es lo mismo, 45 por ciento de la carga comercial
en México. TMM conservaría su participación (51 por
ciento) en los puertos de Acapulco y Tuxpan.
LO ANTERIOR, COMO EN el caso de la banca y de los
ingenios azucareros, es prueba fehaciente de que los privatizadores incrustados
en el gobierno tenían razón: en manos del capital privado,
aseguraban, las empresas del Estado funcionarán mejor y garantizarán
los intereses nacionales.
Las rebanadas del pastel:
EN TODAS PARTES LA tormenta se ve llegar: bajo
el lema "hacemos un mundo de diferencia", la empresa AT&T Latin America,
declarada en quiebra la semana pasada, solicitó "voluntariamente"
protección legal para sus activos en Estados Unidos... En el silencio
podría quedar un segmento de las telecomunicaciones en Argentina,
Brasil, Chile, Colombia y Perú, donde opera el "voluntarioso" consorcio.