Las máquinas y el tren en la sala Siqueiros
Dos instalaciones cuestionan los símbolos de la modernidad
MERRY MAC MASTERS
Los símbolos del progreso son cuestionados en dos instalaciones en la Sala de Arte Público Siqueiros (Tres Picos 29, Polanco).
Por una parte, Enrique Jezik ha instalado en El Cubo, lo que antes era un espacio al aire libre, Pieza sonora sin título para cuatro máquinas. Esos aparatos para cortar acero están dispuestos de manera que atacan el espacio. Además, Jezik los colocó sobre unas bases para que quedaran a la altura y en el ángulo deseados. También les puso contrapesos, porque la máquina, por lo general, la maneja una persona al presionar, lo que hace que funcione de distinta manera en ciertos momentos, según la parte del material que corta, lo que asimismo hace que la cantidad de chispas sea variable. La pieza de Jezik está programada para funcionar a partir de un control y un censor.
Formado como escultor, Jezik dice que las máquinas determinan condiciones que le interesa trabajar. En el caso de Pieza sonora... están "automatizadas", mientras hace unos años en Ex Teresa Arte Actual enfrentó dos martillos hidráulicos montados en retroexcavadoras, que requirieron de operadores. Las máquinas en turno le han servido para trabajar más la idea del proceso, del desgaste de ciertos materiales y generar una situación en un espacio determinado. El desprendimiento de chispas hace difícil transitar el lugar.
Igualmente hay referencias a "una cierta idea de modernidad que fue símbolo en otro momento". En la actualidad, el símbolo del "progreso" más bien se relaciona con la tecnología digital. La realización de la pieza, apunta Jezik, tiene mucho de proceso escultórico: "La estructura enfatiza la dirección hacia donde van a salir las chispas. Pude haber puesto unas mesas de trabajo normales, pero puse esta estructura más dinámica para enfatizar ese movimiento que después se desarrolla más en el momento que funcionan las máquinas".
La instalación de Michael Wiebach (ciudad de México, 1967), ƑAdónde nos lleva el tren?, viene a ser su primer trabajo en esta urbe, ya que radica desde hace siete años en San Miguel Allende. Consiste en un tren de juguete -de hecho, es de su hermano- que da vueltas en medio del cuarto creado a la entrada al Saps, pinturas hechas en encáustica y óleo porque Wiebach es pintor, y proyecciones fotográficas sobre la pared.
El tren, dice el entrevistado, representa la industrialización y cómo se ha manejado de manera tosca. También juega con la nostalgia, ya que en la época en que el tren era la punta de la lanza de la tecnología tenía cierto sentido de inocencia. En lo personal Wiebach no rechaza la tecnología, no obstante, piensa que "la hemos llevado mal. En lugar de sacarle provecho nos ha esclavizado quizá por cuestiones económicas''.