Berlín después del muro,
relatos de una nueva capital
Con el muro cayó la rigidez de la literatura
alemana
La antología documenta el auge de las letras
en ese país después del ''gran cambio", indica
el compilador
ARTURO GARCIA HERNANDEZ
Además de la repercusión geopolítica
que ha tenido en el mundo, la caída del muro de Berlín trastocó
directamente la vida de millones de personas en Alemania. Atrás
de los cambios visibles y espectaculares registrados por los periódicos
y las cadenas de televisión, empezaron a transcurrir las alegrías
y los dramas individuales, aquellos de los que la historia rara vez se
entiende pero que también marcan el carácter de una sociedad.
Pasado el tiempo, esas múltiples experiencias personales se han
sedimentado hasta formar un fértil caldo de cultivo para lo que
hoy ya se conoce como ''un nuevo auge de la literatura alemana''.
El 9 de noviembre de 1989 una multitud jubilosa y pacífica
empezó a demoler la ominosa pared que dividía a un país,
a una ciudad y al mundo, en dos. El acto, entonces cargado de esperanza,
representaba el fin de una era y, junto con el colapso de la Unión
Soviética, marcó la instauración de un nuevo orden
mundial, el mismo que dejó a Estados Unidos como la más poderosa
potencia militar y económica de la historia, sin contrapesos (la
invasión a Irak lo evidencia).
Once
meses después de la caída del muro, Alemania Occidental y
Alemania del Este volvieron a ser una, como lo habían sido antes
del fin de la Segunda Guerra Mundial.
Las múltiples experiencias de vida surgidas de
todo el proceso se transformaron en experiencias literarias, y parte de
ellas han sido llevadas a un libro, Berlín después del
muro, que acaba de ser editado en México por el Fondo de Cultura
Económica. El compilador, Jürgen Jakob Becker, sostiene en
el prólogo: "Este libro relata historias de la nueva capital alemana.
Historias que tratan del llegar y del irse, de la fusión desbordante
y de las corrientes que conducen al distanciamiento de dos sociedades".
El compilador -nacido en 1964, ejecutivo de programas
en el Literaisches Colloquium Berlin y gerente del Fondo Alemán
de Traductores- recoge textos de 19 escritores radicados en Berlín,
''escritos durante los recientes años del cambio: pasajes de novelas
y obras en prosa, cuentos, apuntes". Los divide en cuatro apartados: el
primero, de los que "cuentan con una notable profundidad de campo histórica
y transmiten al lector mucho más que la visión superficial
del paisaje citadino"; el segundo, de los que relatan "historias relacionadas
con la llegada a la sociedad occidental durante el breve lapso de la anarquía
inmediatamente posterior a la caída del muro"; el tercer apartado
agrupa nueve textos "que sondean las posibilidades del cuento o la short
story. Sus protagonistas son los habitantes de Berlín", y el
cuarto recoge a tres autores "en cuya obra ocupa un lugar central la experiencia
vivida durante el socialismo en la RDA (República Democrática
Alemana, comúnmente llamada Alemania Oriental del Este)".
Esta antología -escribe Jürgen Jakob Becker-
''documenta un nuevo auge de la literatura alemana que a estas fechas también
se está poniendo de manifiesto en la recepción internacional
de novelas y narrativa en lengua alemana. Dicho auge no se limita a los
autores que residen en Berlín, ni mucho menos puede remitirse a
un nuevo florecimiento de la novela urbana, pero no hay otro lugar donde
se 'materialice' mejor que en la vida literaria del Berlín posterior
al gran cambio".
Dos de los autores incluidos estuvieron recientemente
en México promoviendo la antología: Wagner (1971, autor de
la novela Mi pantalón azul nocturno) y Ulrich Woelk (1960,
astrofísico, dramaturgo, autor de la novela Parejas de enamorados).
Aunque pertenecientes a generaciones distintas, ambos
coincidieron en que actualmente la literatura alemana es más narrativa
y menos filosófica que en otro tiempo. A decir de Woelk, "anteriormente
se reprochaba a la literatura alemana ser un tanto teórica, un tanto
difícil. Ahora, en términos generales puede decirse que se
ha vuelto más accesible, más narrativa".
De cualquier modo, la literatura de ideas ha cedido ante
la que cuenta historias, pero no ha desaparecido. De acuerdo con Wagner,
"en la antología están presentes ambas corrientes, porque
hay autores de generaciones jóvenes, pero también los hay
mayores, así como los hay del este y del oeste.
El tema la caída del muro no es único en
el actual panorama literario alemán, pero sí tiene una presencia
notable. Al respecto, Ulrich Woelk expone: "A mí en lo personal
siempre me ha movido mucho y he escrito dos novelas sobre este tema de
las dos Alemanias, pero también se puede observar que la escena
literaria en alemán se ha trasladado hacia Berlín y esto
desde luego tiene que ver con el tema de la reunificación, la caída
del muro y toda la problemática relacionada con esto. Yo puedo hablar
de diferentes fases en cuanto a la elaboración de la experiencia.
Mi primera novela trata el tema desde un enfoque muy personal, así
como yo personalmente viví la caída del muro. En la segunda
obra dedicada a este tema, me atreví a hacer intervenir a personajes
que provenían del este. Eso era nuevo para mí porque me faltaban
experiencias personales con la vivencia de la situación en el este.
La tercera fase de mi proceso está representada por el cuento que
aparece en la antología, una historia que tiene lugar en el nuevo
Berlín, donde se ven las diferencias entre el este y el oeste".
Para mí -dice David Wagner por su parte- "es un
tema muy importante. Yo tenía como 18 años cuando cayó
el muro. Fue como un hito, marcó el fin de mi adolescencia y el
principio de mi juventud. Mi primera novela trata de ese fin de la Alemania
del Este".
Hasta antes de la caída del muro, uno de los temas
obsesivos de las letras alemanas había sido la guerra. Explica Wagner:
"Ese fue un gran tema: la guerra y cómo nos comportamos durante
el nazismo. Ese tema tiene mucha influencia sobre mí. Y es que en
Berlín del Este siempre pude ver las huellas de la guerra. Eso me
impresionó porque yo venía de Alemania occidental, donde
todo era nuevo, estaba reconstruido".
Ulrich subraya la diversidad actual de la literatura alemana,
a la que si algo unifica es su vitalidad: "Es muy abierta, las fronteras
clásicas, rígidas, se están diluyendo, hay mucha experimentación,
ha surgido algo así como una especie de confianza de la literatura
en sí misma. Quiere llegar a la sociedad, moverla, cambiarla".