El justicialista Kirchner, a la cabeza en los
sondeos
Ninguna encuesta señala a un ganador en Argentina
Casi segura la segunda vuelta, ante el empate de 5 aspirantes
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires, 20 de abril. A sólo una semana
de las elecciones presidenciales del 27 de abril no existe en Argentina
ninguna encuesta, aun entre las más calificadas y creíbles,
que señale un ganador en la primera vuelta, aunque continúa
encabezando la mayoría de los sondeos el gobernador justicialista
(peronista) de Santa Cruz, Néstor Kirchner, apoyado por el presidente
Eduardo Duhalde.
Ante
el empate técnico de cinco de los 19 candidatos, la única
certeza es la segunda vuelta prevista para el 18 de mayo. Pero incluso
no hay seguridad entre qué candidatos se encontrarían en
esa contienda, ya que ninguno de los primeros cuatro, en los que ahora
figura el neoliberal ex ministro de Economía y Defensa Ricardo López
Murphy, de la Fundación Recrear, tiene una ventaja marcada. Todo
puede cambiar cuando las diferencias son de unos dos puntos entre candidatos,
y todos están por debajo de los 20 puntos de la intención
del voto.
Los resultados entre cada firma varían levemente.
Entre los que pueden disputar la fórmula presidencial -esto es lo
único en juego, ya que el Congreso continuará, dominado por
los peronistas- hay tres candidatos del atomizado peronismo -Kirchner,
el ex presidente Carlos Menem y el ex presidente interino Adolfo Rodríguez
Saá, y dos disidentes de la Unión Cívica Radical,
el derechista López Murphy, y Elisa Carrió, de Alternativa
para una República de Iguales, de línea más progresista.
Esto muestra que, en medio de la apatía y la indiferencia
de las mayorías que se jugaron en diciembre de 2001, en aquel estallido
popular que derribó al gobierno de Fernando de la Rúa (UCR),
otra vez está en el aire, aunque con fuertes modificaciones internas,
el antiguo bipartidismo. La izquierda, para continuar con lo que ya parece
tradición, va dividida.
La mayoría de las encuestas ubican a Kirchner a
la cabeza, y algunas a Menem, pero con una diferencia de apenas uno o dos
puntos, con entre 18 y 17 puntos. En tercer lugar, se asoma López
Murphy (14-16 puntos), el hombre que podría disputar votos a Menem
por tener una propuesta similar, sin cargar con los escándalos de
corrupción del peronista. Claro que, al igual que Carrió,
no tiene un aparato político. El peronista Rodríguez Saá
puede ser sorpresa a último momento, sobre todo porque existe un
voto volátil. Carrió, en los primeros lugares hace unos meses,
ahora cuenta con 12 por ciento de intención del voto.
Pero para complicar aún más el panorama,
aun cuando Menem se colocara como primer lugar, también las encuestas
lo señalan como el hombre que más rechazo genera. Esto, para
analistas locales, recordaría al efecto Jean Marie Le Pen en Francia,
que llevó a todos, incluso izquierdistas, a votar por el derechista
Jacques Chirac para evitar la llegada a la presidencia del ultraderechista.
Menem tiene Buenos Aires en contra
Además,
Menem ya no cuenta con el aparato del hoy atomizado Partido Justicialista.
Tiene en contra la ciudad de Buenos Aires y la provincia del mismo nombre
-el mayor distrito electoral- donde el aparato político responde
a Duhalde.
Los sondeos muestran que una suma de votos de Kirchner
y Rodríguez Saá es mucho más que el doble de lo que
Menem ha logrado reunir. Kirchner es apoyado por Duhalde y diversos sectores
extrapartidarios, además del peronismo más progresista. Rodríguez
Saá es fuerte en núcleos del antiguo peronismo y en sindicatos.
Y aunque Menem maneja el mayor flujo de dinero en gastos
electorales, y cuenta con canales de cable de TV, estaciones de radio y
periódicos, y poderosos sectores a los que favoreció con
las corruptas privatizaciones de sus dos administraciones (1989-1999),
no ha logrado imponerse como pensaba hacerlo con todo este aparato, ni
con la campaña sobre su próxima paternidad con su nueva esposa,
la ex Miss Universo chilena Cecilia Bolocco.
Por eso, durante toda su gestión, periódicos
europeos o estadunidenses, cuyos propietarios están ligados al poder
económico, informaban sobre una idílica Argentina, cuando
en realidad el país se iba desintegrando para dejar en la pobreza
a la mayor parte de la población. Si realmente Menem hubiera tenido
una enorme intención de voto o su poder de seducción fuera
"irresistible", todo este conglomerado de dinero y poder deberían
haber ubicado a Menem en primera línea, a enorme distancia de sus
contendientes.
Muchos analistas consideran aquí que ha habido
una campaña sicológica para instalar la idea de la posibilidad
de un triunfo de Menem, como el único hombre que podría arreglar
el desastre porque es el único que conoce los entramados de ese
poder.
No hay ningún candidato que haya tenido más
espacios televisivos pagados que el ex presidente, quien hasta habría
sido favorecido por empresarios españoles para facilitar sus vuelos
charter en aviones de líneas cuyo control comercial lo tienen
algunas empresas españolas, como ha denunciado el diputado Ariel
Basteiro, del sindicato de Aeronavegantes.
También es española la empresa que trabajará
directamente en el conteo de los votos, en el diagrama técnico de
estos comicios, lo que preocupa aquí.
La certeza de que estas elecciones serán reñidas
hizo que desde Washington llegaran mensajes como los que hoy transmite
Ana Barón, corresponsal del diario Clarín en esa capital.
Washington no tiene candidato definido y le preocupa la gobernabilidad,
señala Barón, añadiendo que el Departamento de Estado
duda de la fuerza política que tendrá el próximo presidente,
especialmente porque el Fondo Monetario Internacional ya anuncia que habrá
que hacer nuevos y variados ajustes.
Menem ha dicho que sin fraude o con él va a ganar,
pero las sospechas hacen preveer que los hombres del ex presidente y sus
aliados, especialistas en guerras sucias, pueden tratar de crear
problemas al impugnar a otro ganador. Esto, cuando de acuerdo con el informe
de Clarín, diversas fuentes "tanto dentro como fuera" del
Departamento de Estado sostienen que ninguno de los tres candidatos peronistas
"conviene" al gobierno estadunidense. Aunque Menem es considerado un candidato
proestadunidense también en Estados Unidos se estima que "podría
dividir a la sociedad argentina de una manera profunda".
Para nadie es extraño que también desde
ahí se considere con desconfianza a Kirchner, si lo ven como a Duhalde,
y más aún a Rodríguez Saá, al que han rodeado
de una aureola del famoso y temido "populismo" que ahora es una palabra
utilizada para cualquier política de América Latina que se
salga de los "cauces naturales de la obediencia debida".
Los últimos informes señalan, entre los
siete encuestadores más calificados, que Kirchner y Menem disputan
el primer lugar, pero sin espacio para lograr más de 40 por ciento
necesario y que López Murphy avanza sorprendentemente, del quinto
al tercer lugar; Rodríguez Saá esgrime sondeos propios que
desmienten esto.
López Murphy, quien se formó económicamente
con los Chigaco Boys y es visto como el nuevo Domingo Cavallo, podría
convertirse en el preferido de algunos círculos de Washington, ya
que no tiene la imagen gastada de Menem.
"El tenor de esta elección para los consultores
es que la capacidad de proyección es más difícil que
nunca por la paridad de las intenciones del voto, por el clima y el humor
del electorado, que tiene bajas expectativas, y porque el votante tiene
pocos compromisos con las opciones que existen... Más allá
de los 10 o 12 puntos de indecisos, hay una intención oculta porque
electores que hoy dicen que están decididos pueden cambiar todavía",
destaca Graciela Romer, de una de las firmas encuestadoras más prestigiosas.
Para
ella, las mayores oportunidades de esta primera vuelta se juegan entre
Kirchner y Menem. Sostiene que "cambios en los pronósticos van a
ser sospechosos de operativos políticos. Lo cierto es que
la mayoría de los encuestadores tienen datos parecidos y todos estamos
preocupados por los cambios que se producen".
Artemio López, a su vez, sostiene que incluso la
aparición en ascenso de López Murphy -quien se lleva buena
parte de los votos de Menem- complica la situación en distribuciones
más simétricas del voto y hace imposible que algún
candidato trepe hasta 40 por ciento. Según la ley electoral, se
va a segunda vuelta si ninguno de los candidatos alcanza 45 por ciento
de los sufragios, o 40 por ciento con 10 puntos de diferencia sobre su
rival.
Precisamente este candidato afectó la hegemonía
justicialista y se ha colocado a la cabeza de las preferencias en algunas
encuestas en esta capital, uno de los distritos más importantes.
López también considera que Carrió, conocida por su
guerra contra la corrupción, sigue aún muy fuerte y hay muchos
sectores que nunca han sido consultados en sondeos que se proponen votar
por ella.
La izquierda, mientras, ha quedado muy lejana. El Partido
Socialista que lleva a Alfredo Bravo como candidato, y que se separó
de Carrió, no reúne más de dos por ciento de intenciones
del voto, y la Izquierda Unida quedó relegada porque mucha gente
decidió que va a hacer valer el "voto útil".
Luego de las gigantescas manifestaciones del 19 y el 20
de diciembre de 2001 por un momento se creyó que la izquierda intentaría
captar esta rebelión contra los políticos de siempre. No
ocurrió así y muchos ocultan ese fracaso detrás de
consignas antielectorales. Pero no pueden argumentar que "el sistema impidió
su unidad", señala un analista.
Pero si los resultados se ven difíciles ahora más
terribles son los riesgos si un gobierno no asume el 25 de mayo, cuando
está prevista la salida de Duhalde, en medio de un país con
la misma crisis, las mismas amenazas y las mismas presiones fondomonetaristas.