México, Jamaica, Canadá y Japón, importantes mercados para traficantes
De origen ilícito, más de la mitad de las armas pequeñas recuperadas en crímenes
JOSE GALAN
Más de la mitad de las armas manuales o pequeñas recuperadas en hechos criminales en México son robadas. En el mundo se estima que más de medio millón de estas armas son robadas cada año a civiles y militares, y van a dar a manos criminales. Además, forman parte del tráfico ilícito, sobre todo de la frontera entre Estados Unidos y México hacia el sur, afirma la Red Internacional de Acción en Armas Pequeñas (IANSA, por sus siglas en inglés).
También informa que en Latinoamérica y otras partes del mundo la mayoría de las armas pequeñas recuperadas en crímenes aparece originalmente como propiedad legal de los gobiernos o de civiles.
La red, que agrupa a organizaciones no gubernamentales dedicadas al desarme, advierte que los estados que establecen fuertes controles para la posesión civil de armas de fuego siguen siendo muy vulnerables a las armas importadas ilegalmente de otros países. Por ejemplo, la mitad de las armas pequeñas recuperadas luego de actos criminales en países como México, Jamaica, Canadá o Japón, fueron importadas ilegalmente. "En países en los que hay poca eficacia de las leyes y las normas, las lagunas jurídicas a menudo juegan un papel importante en el comercio ilícito de armas pequeñas hacia aquellas naciones vecinas donde las leyes pueden ser más estrictas", advierte la red.
Agrega que la ausencia de leyes domésticas eficaces y claras hace difícil distinguir entre lo lícito o ilícito del origen de este tipo de armas y, por lo tanto, combatir su tráfico. La red subraya que, por lo tanto, es crítica la atención a los requerimientos mínimos de las leyes nacionales. De igual forma, considera que el excedente de armas crea otro recurso para su tráfico ilícito. Hay muchos casos documentados sobre cómo las armas involucradas en un conflicto regional, las armas militares sobrantes, las armas de la policía y las confiscadas en hechos criminales vuelven a ingresar en el mercado secundario, por lo que se deben establecer a escala nacional los parámetros y los principios internacionales para la destrucción de este tipo de armas confiscadas o sobrantes.
La IANSA sostiene que la falta de atención a la destrucción de lo decomisado cuando hay campañas o programas de desarme se ha convertido en una fuente de aprovisionamiento adicional en la proliferación global y en el comercio ilícito de armas pequeñas.
Las organizaciones no gubernamentales internacionales dedicadas al desarme subrayan que la transparencia y el intercambio de información son importantes en los esfuerzos por combatir el tráfico ilícito de armamento; de reducir su proliferación, y de evitar el uso erróneo, además de que son importantes para verificar la puesta en práctica de los acuerdos internacionales, como también lo son la recolección y el intercambio de información para el establecimiento de políticas basadas en realidades y no sólo en la buena voluntad.
IANSA considera sobre todo que las medidas para tratar los factores que crean la demanda de las armas pequeñas requieren de igual atención, provenga de individuos, agentes no estatales o estatales, e incluyen condiciones de inseguridad, marginación, opresión e inestabilidad. "Los ambientes económicos, político y sociales positivos crean las condiciones para la paz sostenible, la salud y la seguridad y, por lo tanto, reducen la demanda de armas pequeñas", agrega.
Desde el punto de vista del desarrollo social, los modelos de prevención del crimen y de la salud pública refuerzan la importancia de tratar las causas o raíces de la violencia, por lo que la red recomienda enfáticamente la creación de normas de no posesión de armas; el combate de la pobreza, la injusticia y el subdesarrollo; la promoción del buen gobierno con respecto a los derechos humanos y la responsabilidad, así como la reforma a los sectores de la policía y la seguridad pública.