REPORTAJE /QUEHACER FEMENINO
EN EL ARTE POPULAR
Rindieron homenaje a Carmen Caballero, judera particular
de Diego Rivera
Mujeres creadoras de cartonería todavía
enfrentan la desigualdad
Desde hace tres siglos, esa técnica artesanal se
ha practicado en el país, pues llegó en la Colonia y se arraigó
en nuestras tradiciones. De los objetos, juguetes, calaveras y alebrijes
de cartón, los judas son sus representantes más emblemáticos
FABIOLA PALAPA QUIJAS
La tradición cultural mexicana comprende manifestaciones
artísticas populares de diversa índole, entre ellas, la cartonería.
Sin embargo, la mujer creadora todavía se enfrenta a la desigualdad,
pero su esfuerzo y tenacidad por hacer arte popular le han permitido incursionar
y mantener su presencia, de manera destacada, en la elaboración
de figuras de cartón.
Desde
hace tres siglos, la cartonería se ha practicado en el país,
pues llegó en la época colonial para arraigarse en nuestras
tradiciones. De los objetos, juguetes, calaveras y alebrijes de cartón,
los judas son sus representantes más emblemáticos.
Herencia cultural centenaria
Don José María Alvarez, en su libro Añoranzas.
El México que fue, mi colegio militar, explica que ''el Sábado
de Gloria a las 10 de la mañana repicaban las campanas en todos
los templos y estallaba el bullicio con la quema de judas en calles y plazuelas.
Las más famosas se realizaban en la calle de Tacuba, frente a la
botica de Bustillos, a la librería de Maucci o a la panadería
de la Alcaicería, colgándose ahí numerosos monigotes
de cartón, encohetados, adornados con medicinas, sombreros, roscas
de pan, etcétera".
Carmen Caballero Sevilla y don Pedro Linares fueron dos
de los artesanos más reconocidos por su trabajo creativo en la elaboración
de judas. Ella se encargó de hacer todas las figuras que se encuentran
en el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, y el arte de don Pedro
forma parte ya de la cultura mexicana.
Caballero, conocida como la judera particular de Diego
Rivera, fue una representante de la expresión del pueblo. La cartonera
Enriqueta Laundgrave Zamora, quien junto con los cartoneros de la ciudad
de México y el Faro de Oriente organizaron un homenaje a Carmen
Caballero, comenta que ''darle el lugar a ella, es darle el lugar al arte
popular, especialmente a la cartonería. Rescatar el valor que tiene
Carmen Caballero es rescatar la figura de la mujer creadora que se enfrenta
todavía a la desigualdad".
Para Laundgrave, la importancia del trabajo de Caballero
radica en que fue transmisora de una herencia cultural centenaria; plasmó
esa capacidad maravillosa que tiene el pueblo mexicano de percibir su realidad.
''Gracias a Carmen, grandes artistas como Rivera y Tamayo reconocieron
la inmensa riqueza que tiene el arte popular, porque era el arte más
sencillo", señala la cartonera.
En la actualidad, la presencia de la mujer sigue vigente
en esta actividad. Enriqueta Laundgrave se inició en la cartonería
luego de que a la edad de ocho años sus padres la llevaron al mercado
Abelardo Rodríguez. ''Recuerdo que entramos y vimos varios judas
colgados, y por el tiempo supongo que Carmen Caballero estaba en ese lugar,
no recuerdo exactamente su cara, pero sé que ella estaba ahí
vendiendo. Me causó tanto impacto mí esa escena que jamás
la olvidé".
Su admiración por Carmen hizo que buscara alguna
imagen de ella, y con motivo del homenaje que se realizó la semana
pasada en el segundo Encuentro de Cartoneros, logró conseguir, con
la ayuda de Juan Carlos Valdés, cuatro fotografías en la
Fototeca del Convento de San Francisco, en Pachuca. ''Fue extraordinario
verla. Ya una mujer grande, en medio de todos sus judas, calaveras. Ella
con toda su creación. Su rostro reflejaba gentileza y bondad", manifiesta
Laundgrave.
''Siempre
me gustaron las artes plásticas, estuve en la Escuela de Diseño
y Artesanías, en cerámica y textiles, pero lo que más
me gustó fue la cartonería, por ser algo extraordinario,
así que decidí dedicarme a esto. Hace 15 años que
realizo figuras de cartón, sobre todo calaveras."
El alebrije, pieza surrealista
Dentro de la cartonería también se realizan
alebrijes, objetos que desafían la lógica y enaltecen la
fantasía y el ingenio. Su forma híbrida de combinar elementos
reales de aves, mamíferos, peces, reptiles e insectos, sumado a
las texturas escamosas, emplumadas y espinosas de su superficie, dan como
resultado figuras que pueden ser reales y ficticias a un tiempo.
Para hacer un alebrije, Susana Buyo, argentina naturalizada
mexicana, que se ha dedicado a la cartonería durante 18 años,
invita a entrar al mundo de la locura y de la imaginación en sus
talleres.
''El alebrije es una pieza totalmente surrealista que
tiene formas zoomorfas. En mis alebrijes no sólo incluyo formas
humanas; de pronto trabajo con otros materiales, como semillas, caracoles,
cuentas y piedras. Son siempre una mezcla zoomorfa o con partes humanoides,
pero que no se pueden identificar, y lo único que se puede decir
es que se trata de un alebrije."
Buyo ha presentado más de 30 exposiciones en países
como México, Suecia y Noruega. El Museo Nacional de Dinamarca, para
su acervo permanente de alebrijes, compró toda la colección
de las figuras de la artista que itineraron en los países escandinavos.
Buyo señaló que todo ser humano es creativo
y usa su propia forma para expresar lo que ocurre en su entorno. El taller
de Susana está constituido por 65 por ciento de mujeres y 35 por
ciento de hombres.
Sobre las figuras de cartón, explicó que
''en todas las culturas y en todas las civilizaciones siempre aparece este
tipo de monstruo, como el centauro, el minotauro, la sirena o el unicornio.
Todas las civilizaciones siempre tienen esos engendros de mezcla zoomorfa".
La alebrijera señaló que hacer esas figuras
se relaciona con el inconsciente colectivo, pues es una herencia que se
recibe históricamente, queda grabada en el inconsciente y de alguna
manera surge esa fascinación por los alebrijes.
Asimismo, Susana Buyo consideró importante que
cada día se conozca más la cartonería, la cual es
una técnica sencilla que casi no tiene límites. ''El límite
es la posibilidad de espacio o de tiempo que tengan para dedicarle, porque
pueden hacer infinidad de cosas con esta actividad".
Apoyo limitado
La cartonería, como arte popular, resiste no obstante
que el apoyo es limitado y el valor que se otorga a los objetos realizados
está por abajo de lo que realmente valen. Al respecto, Mireya Carrera
expresó que ''una pieza de cartonería es muy elaborada, entonces
es difícil fijar un precio por el trabajo, pero al ponerlo a la
venta es muy despreciado, y dicen: 'por qué tan caro si es de papel'".
Mireya gusta de hacer máscaras y calaveras, y recuerda
que desde niña su mamá le enseñó a hacer empapelados
sobre botellas y plastilina para realizar figuras de animalitos; esa fue
su primera incursión en la cartonería. Además, indicó
que son pocas las personas que viven de la cartonería debido a la
falta de apoyo económico, por eso optan por impartir talleres. ''Ahora
las personas compran algo que les pueda servir más, porque la cartonería
son adornos, prefieren comprar algo útil, claro que quien tiene
dinero y le gusta algún objeto lo compra".
En
la elaboración de figuras de carrizo y cartón, el hombre
ya tiene un lugar en este trabajo artesanal. El arte de la familia de don
Pedro Linares se ha transmitido de generación en generación,
desde 1930.
Don Pedro Linares nació en la ciudad de México
el 29 de junio de 1906. Desde niño incursionó en la cartonería,
elaborando judas para las fiestas de Semana Santa, así como calaveras
y todo tipo de figuras para la fiesta del Día de Muertos. A lo largo
de su vida se dedicó a realizar figuras relacionadas con temas fantásticos,
como los llamados alebrijes, los cuales fueron concebidos en una especie
de revelación que don Pedro Linares, bajo el influjo de una severa
enfermedad, tuvo cuando era niño.
En 1981, en una entrevista con el antropólogo Víctor
Inzúa Canales, don Pedro expresó:
''Yo inventé los alebrijes hace algunos años,
porque yo estaba bien malo; inclusive ya me daban por muerto. Cuando estaba
en cama, era cuando tenía visiones de extraños animales monstruosos,
porque yo veía animales en este caso: caballos o burros con alas,
animales muertos con formas humanas, etcétera. Entonces estos sueños
que yo tenía como revelaciones, me hicieron pensar en hacerlos de
cartón, y fue así como los llame alebrijes."
Don Pedro Linares recibió el Premio Nacional de
Ciencias y Artes en la rama de Arte Popular en 1990. El 26 de enero de
1992 falleció, pero su arte siempre extraordinario y original sigue
vigente en la creatividad de sus descendientes.
Miguel Linares, hijo de don Pedro, señala que cada
año se realiza la quema de judas en su colonia. Cerca de 20 piezas
son las que incineran, de las cuales algunas son propuestas por los vecinos
y otras son de personajes relacionados con la política. Este año
se quemarán las figuras del presidente estadunidense, George W.
Bush; del primer ministro británico, Tony Blair, y de Saddam Hussein.
Señaló que actualmente existe mayor libertad para quemar
la figura de un político, y el preferido de los cartoneros en años
anteriores fue Carlos Salinas de Gortari.
La hija de Miguel, Blanca Linares, también se dedica
a la cartonería y el año pasado obtuvo el Premio de Cultura
Popular que otorga el Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías
(Fonart).
Carrizo y papel
El proceso para la construcción de un judas puede
variar; generalmente se utiliza la estructura de carrizo para formar el
personaje, después se reviste de papel reciclado o periódico
y finalmente se afina con papel kraft o maché para pintarlo
con tintas acrílicas y así lograr un acabado más rápido.
El tamaño puede ser de dos a cuatro metros y se requiere una labor
de cuatro días aproximadamente.
La quema de Judas de la familia Linares se efectuará
este sábado a las 18 horas en la calle Oriente 30, número
251, colonia Merced Balbuena.