Concluye su muestra Descenso y una selección de su obra se expondrá en Madrid
Los perjuicios a ''la filigrana espiritual y humana'', tema de la pintora Gabriela Gutiérrez
MERRY MAC MASTERS
Entre los objetos que la pintora Gabriela Gutiérrez heredó de su abuelo paterno, había una caja de balas. Con los años esas balas llegaron a representar muchas cosas para la artista. Ahora han acabado en algunos de los cuadros que Gutiérrez incluye en Descenso, exposición que hoy concluye en la galería Landucciarte, en Colima 233, colonia Roma. Sin embargo, con algunas modificaciones proseguirá hasta el día 24. Justo dentro de un mes una selección de su obra será exhibida en el Instituto de México, en Madrid.
Sin incurrir en una ''pintura panfletaria", es decir, mostrar de manera expresionista la violencia, la pintora explica: ''Si uno se acerca hay pintura. (Las balas) están como sobrepuestas, en realidad disociadas. En algunos casos, de pronto son como constelaciones intercutáneas o subterráneas, como huellas, marcas o heridas que están incrustadas en una especie de tatuaje de leyenda de lo que ha sido una experiencia. Sólo quise llevarlas a este límite".
Descenso, explica Gutiérrez, tiene que ver con un lento bajar al territorio de lo tangible, de la tierra. En Campos, muestra realizada hace dos años en la Casa del Tiempo de la Universidad Autónoma Metropolitana, la artista expuso problemas en torno a la interrelación de los planos del microcosmos, o ''la manera de representarnos en lo interior", con el modo que presentamos lo macrocósmico.
Ahora, en cambio, buscó ''un sentido en el hecho de descender", que concibió como visión aérea, después del aterrizaje y empezar a cortar las capas de la tierra para medir su experiencia como hacen los arqueólogos. Era como buscar ''esos fragmentos condensados de experiencia humana en los que ésta quedaba simbolizada por sus residuos o por lo que se sembró allí. Eso, siempre utilizando la horizontalidad como propuesta a diferencia de la retícula. En la muestra hay cuadros que todavía aluden a la retícula y a lo cósmico."
Lejos del panfleto
Respecto de sus motivaciones, Gutiérrez expresa: ''Siempre trato de llevar la materia a sus límites, ya sea hasta una especie de voluptuosidad matérica, hasta su degradación o llegar a ausentarla. La convivencia, por ejemplo, en cuanto a la estructura del orden, estructuras que marcan órdenes distintos, mentales, en confrontación con la irrupción del caos que está siempre presente y marca el contrapunto. Tuve mucho cuidado con no caer en una pintura panfletaria, pero sí quise introducir elementos que me remitían a la conciencia de que la realidad de alguna manera irrumpe en estos territorios, que atenta contra la filigrana espiritual, humana, como también nos limita o lleva a tener que casi, casi, reducir nuestras dimensiones a lo más elemental.
''No sé qué vaya a pasar ahora. Lo global nos sitúa de manera diferente frente al fenómeno artístico."
Para Gutiérrez, el arte no resiente de forma directa lo que pasa a su alrededor: ''Eso sería como dar una especie de registro literal de lo que sucede y me cuidé mucho de no hacerlo, porque más bien quise mostrar una especie de choque al meter un elemento que estorba (las balas), que molesta a la hora de ponerse en el espacio pictórico, que darían ganas de quitarlo, pero que al final no lo podemos suprimir porque indica que algo pasa, que no permite que lo echemos de lado".