ECONOMIA MORAL
Julio Boltvinik
Pobreza indígena en 2000
Casi todos los indígenas son pobres
83.4 por ciento, en la indigencia
La economía moral es convocada a existir como resistencia
a la economía del "libre mercado": el alza del precio del pan puede
equilibrar la oferta y la demanda de pan, pero no resuelve el hambre de
la gente
TODOS SABEMOS O INTUIMOS que la población indígena
es la más pobre del país, pero pocas veces tenemos oportunidad
de mostrarlo con cifras y de precisar qué tanto más pobres
son y conocer el perfil de sus carencias. La fuente usual para la medición
de la pobreza, las encuestas nacionales de ingresos y gastos de los hogares,
no identifican a la población indígena y, por tanto, no permiten
conocer su pobreza. Sin embargo, los censos de población sí
lo hacen. En particular, el Censo de Población de 2000 tiene características
que lo convierten en fuente aconsejable para este fin. Por una parte, porque
incluye dos maneras posibles de identificar la población indígena:
por el habla de una lengua indígena y por considerarse a sí
mismo(a) indígena. Por otra, porque está disponible para
los usuarios la base de datos más grande a la que hayamos tenido
acceso en la historia estadística del país, formada por los
2.2 millones de hogares a los que se aplicó el cuestionario ampliado
del censo, lo que permite un análisis geográfico detallado
y garantiza que la población indígena esté bien representada.
EN 2002 PRESENTE en esta columna (30/08, 06/09, 01/11)
algunos resultados (nacionales, por entidad federativa y por tamaño
de localidad), de la aplicación del Método de Medición
Integrada de la Pobreza a dicha base de datos. Advertí que hay tendencia
a sobrestimar la pobreza cuando se usa esta base, por la captación
insuficiente de los ingresos de los hogares en el cuestionario censal.
Esta sobrestimación de la pobreza, cuando se compara con los resultados
que se obtienen aplicando el mismo método a la ENIGH 2000, es de
alrededor de 10 puntos porcentuales a escala nacional, 13 puntos a nivel
urbano y sólo 3 a nivel rural. Habrá que tener esto en mente
al analizar los resultados que hoy presento.
DESPUES DE REALIZAR algunas pruebas con ambos indicadores
de pertenencia a la población indígena, en el seno de un
proyecto de investigación en marcha1, se decidió
utilizar el de hablantes de lengua indígena, porque el de identidad
tiene alto número de no respuestas y resulta en una cifra de población
menor.
EN EL CUADRO SE PRESENTAN indicadores de pobreza para
la población indígena y no indígena, y para la población
rural y urbana, todo ello a nivel nacional. La población indígena
del país (con datos completos para los cálculos de pobreza),
fue de 7.095 millones. Casi todos ellos (97.1 por ciento, renglón
10 del cuadro) eran pobres en el año 2000 y más de cuatro
de cada cinco (83.4 por ciento) eran indigentes. Defino como indigentes
a los miembros de aquellos hogares que cumplen, en promedio, menos de la
mitad de las normas de ingreso, tiempo y necesidades básicas (por
lo que la intensidad media de sus carencias es mayor que 0.5, cuando la
máxima posible es 1.0).
DE LOS POCOS INDIGENAS que escapan de la situación
de indigencia, 975 mil son pobres no indigentes. Este es un subgrupo de
la población indígena numeroso y que vive en condiciones
mucho menos malas que los indigentes. Conviene comparar dichas condiciones.
Mientras los indigentes indígenas tienen una intensidad media de
la pobreza integrada (es decir, en el conjunto de las dimensiones antes
mencionadas) de 0.7635, lo que quiere decir que no cumplen siquiera con
una cuarta parte de las normas, el mismo indicador para los pobres no indigentes
indígenas es de 0.3284, menos de la mitad que el anterior, lo que
indica que cumplen con dos tercios de las normas. Hay una gran distancia
entre ambos grupos, distancia que se repite en las tres dimensiones del
MMIP (ingresos, tiempo y necesidades básicas y al interior de este
último grupo en cada una de las necesidades). Por ejemplo, mientras
el ingreso de los indigentes es sólo 16 por ciento de la normas
de ingresos, o sea, de la línea de pobreza (LP), el ingreso de los
pobres no indigentes llega a 70 por ciento de la LP. Por dar otro ejemplo,
en materia educativa los indigentes sólo cumplen con un poco más
de la norma educativa (lo que para los adultos significa menos de cinco
grados aprobados, en lugar de los nueve normativos de primaria y secundaria),
mientras los pobres no indigentes cumplen alrededor de ocho grados de los
nueve normativos. Los indígenas no pobres y el pequeño grupo
que pertenece a la clase alta tienen, desde luego, un nivel de vida mucho
más alto. Los no pobres están situados 19 por ciento arriba
de la LP, mientras los de clase alta están 60 por ciento por arriba
de ella. En materia educativa los adultos no pobres, en promedio, tienen
11 grados de educación aprobados, mientras los de la clase alta
llegan a 12.
LA POBLACION INDIGENA en conjunto está en mucho
peores condiciones de vida que la población no indígena e
incluso un poco peor que la población rural en su conjunto. Por
ejemplo, las proporciones de pobres, indigentes y de no pobres, que son
97.1 por ciento, 83.4 por ciento y 2.9 por ciento entre los indígenas,
son 85.9, 43.7 y 14.1 por ciento entre los no indígenas (12 puntos
menos, la mitad y casi cinco veces más respectivamente) -renglones
10, 11 y 13 del cuadro. Los valores respectivos para la población
rural son muy similares a los de la población indígena (98
por ciento, 81.1 por ciento y 2 por ciento).
IGUALMENTE, SI SE COMPARA la situación de los indígenas
pobres con la de los no indígenas pobres, se aprecia que la situación
de los primeros es mucho peor, que los pobres indígenas son más
pobres que los pobres no indígenas. Esto se explica, en gran medida,
porque 86 por ciento de los pobres indígenas son indigentes, mientras
que entre los no indígenas los pobres se reparten casi por partes
iguales entre indigentes y pobres no indigentes, y ya notábamos
antes las grandes distancias que hay entre el nivel de vida de los indigentes
y la de los pobres no indigentes. Esto se refleja en los indicadores de
la segunda parte del cuadro, todos ellos construidos para la población
pobre por el MMIP.
LOS INDICADORES DE intensidades medias de las carencias
de la población indígena pobre (que es prácticamente
el panorama de toda la población indígena, si recordamos
que 97.1 por ciento es pobre) - incluidos en la segunda parte del cuadro-
muestran un panorama desolador, pero muy cercano al de la población
rural en su conjunto (primera y tercera columnas del cuadro). Debe tomarse
en cuenta, sin embargo, que la población indígena no vive
toda en el medio rural. Por el contrario, 40.2 por ciento vive en localidades
urbanas, una tercera parte de la cual se localiza en ciudades de más
de 100 mil habitantes. Los indicadores nos dicen qué proporción
de la norma logran los pobres (el máximo posible es 1.0, cuando
no logran nada y los valores pueden ser negativos cuando el hogar logra
más que la norma). El primer dato que encontramos, renglón
16, primera columna, es desolador: dice que 97.1 por ciento de los indígenas
sólo logra 0.3 de las normas (es decir, que tienen una brecha de
0.7). Esto es resultado de una brecha de casi 60 por ciento en necesidades
básicas insatisfechas (NBI) -renglón 17-, una de 76 por ciento
en ingresos -renglón 19- y una de 33.6 por ciento en tiempo -renglón
20. La brecha de ingresos, por ejemplo, significa que, en promedio, los
indígenas pobres tienen ingresos de una cuarta parte de la línea
de pobreza.
AL DESAGREGAR LAS CARENCIAS de NBI -renglones 21 a 26-
notamos que la carencia más aguda de todos los grupos poblacionales
es la de acceso a salud y a seguridad social, donde incluso la brecha de
la población urbana pobre es de la mitad, llegando a las tres cuartas
partes entre la población indígena y la rural. La segunda
carencia de NBI más aguda entre la población indígena
es la de vivienda, que llega a los dos tercios y donde el contraste con
otros grupos es muy fuerte. La población rural tiene una brecha
casi 10 puntos menor, la no indígena está cerca de 40 por
ciento, y la urbana ronda la tercera parte. En tercer lugar se encuentra
la carencia de bienes duraderos, donde el contraste con los demás
grupos es el más alto, ya que la brecha indígena (0.6350)
es 50 por ciento más alta que la rural (0.4217), 11 veces mayor
que la no indígena, mientras la población urbana pobre está
por arriba de la norma en esta dimensión, por lo que su brecha es
negativa. En carencia sanitaria la población indígena se
encuentra ligeramente mejor que la rural (seguramente aquí pesa
40 por ciento de población indígena que vive en localidades
urbanas), pero su brecha de 0.5906 es más del doble que la de la
no indígena y casi cuatro veces la del medio urbano. La población
indígena tiene una carencia o rezago educativo que es más
del doble que la de los no indígenas (0.4349 contra 0.2037), ligeramente
superior a la de los pobres rurales (0.4004) y casi el triple de la de
los pobres urbanos (0.1498). Las menores brechas de la población
indígena se encuentran en materia educativa y en otros servicios
(electricidad).
1 El proyecto se denomina Geografía de la pobreza
en México, se lleva acabo en El Colegio de México, con
un apoyo, para el subproyecto indígena del Centro de Investigaciones
Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM. En él
participan, bajo mi dirección, Araceli Damián, profesora
de El Colegio de México; Alejandro Marín, becario de la misma
institución; y un asistente de investigación a quien ha venido
apoyando la UNAM.