GUERRA CONTRA IRAK
Exigen la dimisión de José María
Aznar
Centenares de miles de españoles reafirmaron
su "no a la guerra"
ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL
Madrid, 10 de abril. El grito fue otra vez "no
a la guerra", sólo que en la protesta de este jueves, en la que
centenares de miles de personas provocaron el colapso durante todo el día
en Madrid, Barcelona y otras capitales de provincias españolas,
se escucharon con insistencia dos mensajes más de indignación
por la postura ante el conflicto del presidente del gobierno español,
el conservador José María Aznar, que dio su apoyo a la guerra
de agresión contra Irak.
Estos mensajes se concretaron en un paro general nacional
de dos horas y el duelo por la muerte en el frente de dos periodistas es-pañoles,
Julio Anguita Parrado, del diario El Mundo, y de José Couso,
de Tele 5, este último "asesinado" por un tanque del ejército
estadunidense que el martes anterior abrió fuego contra el hotel
donde se encontraba alojada la mayoría de la prensa internacional
en Bagdad.
La indignación popular se tradujo en una demanda
unánime de "dimisión" al gobierno de Aznar, a quien llamaron
"asesino" y "cínico". Pero lo que más sigue doliendo a millones
de españoles es el apoyo sin reservas que ha mantenido el jefe del
gobierno a esta escalada bélica, la misma que provocó las
muertes de los dos informadores de este país, calificadas por los
españoles de "asesinatos" en toda la regla por parte de los marines
estadunidenses.
Las
intermitentes protestas de hoy coincidieron con la jornada de paro general
convocada por la Unión General de Trabajadores (UGT), la Confederación
General de Trabajadores y la Confederación Nacional del Trabajo,
que suspendieron labores en buena parte del aparato productivo: bancos,
multinacionales, medios de comunicación, así como medianos
y pequeños comercios hicieron un paro simbólico de dos horas.
Los sindicatos estimaron que 70 por ciento de los trabajadores
secundaron la medida de fuerza, mientras que a la protesta acudieron los
dirigentes de los principales partidos políticos, como José
Luis Rodríguez Zapatero, líder socialista; Gaspar Llamazares,
coordinador de Izquierda Unida; representantes del resto de las formaciones
políticas españolas y decenas de escritores, in-telectuales,
actores y cineastas, como Pedro Almodóvar, Agustín Díaz-Yanez,
Pilar Bardem y Lola de Peno, entre otros.
La protesta significó la paralización total
de importantes empresas, como la multinacional de la industria automotriz
Citroen, el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria, la Caixa de Cataluña
y los astilleros de Vigo, cuyos 6 mil trabajadores silenciaron las máquinas
en señal de duelo.
Cándido Méndez, líder de la UGT,
confirmó que el paro había sido "un éxito" y que para
los sindicalistas "era muy importante abrir un cauce institucional por
el cual los trabajadores pudieran expresar su re-chazo a la guerra" y lamentar
las muertes de los periodistas españoles en el conflicto.
Entre los centenares de miles de madrileños que
condenaron la guerra había una nutrida representación de
simpatizantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional,
que llamaron a parar la "guerra global", que lo mismo afecta a la sociedad
civil iraquí que a los zapatistas, los sin tierra en Brasil
o a los millones de olvidados por este sistema económico y político
"profundamente injusto y severo con los más desfavorecidos".
La protesta estuvo marcada también por mensajes
contra el gobierno español, que apoyó sin reservas la invasión
de Irak, y los gobernantes estadunidense y británico, George W.
Bush y Tony Blair, a los que se pretende hacer comparecer ante la justicia
internacional por "crímenes de guerra" y "delitos contra la humanidad".
La protesta culminó con un emotivo homenaje de
miles de ciudadanos y colegas de los dos periodistas muertos en el conflicto,
Julio Anguita Parrado y José Couso, a quienes se ofrendó
un altar improvisado en plena Puerta del Sol, que se llenó de flores
y mensajes de indignación.
La foto de Couso, víctima de un disparo de un tanque
estadunidense, proliferó la protesta ciudadana que exñpresó
con profundo pesar la voz de su hermano, quien señaló: "Que
no nos digan, como señalan desde el gobierno de Aznar, que mi hermano
murió en un doloroso accidente, que había francotiradores
y que ya sabía el riesgo que corría. Que no nos digan, como
afirma este gobierno, que su muerte la utilizará el régimen
iraquí, que su muerte crispará más a la opinión
pública española y que por eso hay que olvidarse del asunto".
No, dijo el hermano del periodista muerto en el bombardeo
contra el hotel Palestina, en Bagdad, "a mi hermano lo han asesinado; lo
han asesinado los mercenarios del imperio, que no quieren testigos en una
guerra donde las bombas son inteligentes, las tropas humanitarias y los
muertos civiles simples daños colaterales".
Agregó: "Han asesinado a mi hermano para advertir
a la prensa que o caminan con ellos o se tropiezan con la muerte. Lo han
asesinado con la impunidad del poderoso, sabiendo que no hay que dar explicaciones,
por lo que intentarán que nadie sea juzgado, que jamás sepamos
la verdad".
Concluyó: "José Couso, nuestro hermano,
estés donde estés, te digo rodeado de este pueblo valiente
que nos enfrentamos a la guerra de los ricos y que George W. Bush, Tony
Blair y Aznar sólo tienen un nombre: asesinos".