''México puede acabar con una dictadura de 70 años, pero no lo hace''
Agustín Ramos reúne en un libro sus ensayos escritos durante una década
CESAR GÜEMES
Agustín Ramos, autor de novelas que se han convertido en textos clásicos de su generación, como Al cielo por asalto y La vida no vale nada, da a conocer ahora bajo el sello de Tusquets su volumen de ensayo Manifiestos. De asombros y costumbres, en el que reúne textos escritos a lo largo de 10 años, lapso en el que los posibles cambios sociales no lo son del todo. Al respecto, explica: ''México, en principio, puede acabar con una dictadura de 70 años, pero no lo hace. Las personas que detentan el poder actúan de la misma forma. No es que hubiera cambio de jinete y nos quedáramos con el mismo caballo, sino que no cambió ni siquiera el jinete".
La lectura de Manifiestos habla de que escribir es un acto de satisfacción, con independencia de que los temas sean amenos o ingratos. Así lo explica el también autor de La gran cruzada:
''Escribir es un acto de pasión, y dentro de ella desde luego cuento la alegría, el amor e inclusive el odio. Si éste se caracteriza por algo es porque estoy en él de forma transparente. Sé que en el fondo todos los seres humanos somos iguales en las pasiones: tocamos los extremos y tratamos de ocultarlos. Pero de pronto son irresistibles y se manifiestan. Hay mucha alegría en la escritura de Manifiestos, pero también dolor. Fueron textos muy apasionados.''
Búsqueda de obras inclasificables
-Si bien el libro es de ensayo, no es de orden académico. El tratamiento amigable proviene de pensar en el lector, desde luego.
-Me ha pasado con todos mis libros y es una pulsión mía: busco hacer libros inclasificables. Si viéramos con atención Al cielo por asalto, y me disculpo por la autorreferencia, observamos que en rigor no es una novela. Y en rigor La gran cruzada tampoco es un ensayo. Desconfío mucho de las obras que caben bien dentro de un género. Al fin y al cabo espero que mis libros sigan el camino de quienes han roto con los géneros y lo han hecho a lo grande.
Los textos abarcan al menos una década de escritura y se mantienen vigentes, como señala Ramos:
''Encontré temas que pensé muertos, pero que en realidad seguían muy vivos dentro de mí. Tal vez suceda que soy muy rígido, porque lo mismo que pensaba hace 20 años es lo que pienso ahora, y lo que pasa en la realidad me ayuda a decantarlo más que a transformarlo.
''Los cambios, que han sido tremendos, no modificaron la esencia. No sólo seguimos en nuestras sociedades viviendo casi del mismo modo que hace 20 años, sino que probablemente padezcamos más terror y más cárcel interna.
''La tecnología, que en efecto consigue grandes avances, puede usarse para destruirse a sí misma: los aviones de la más alta tecnología se estrellaron contra los edificios de más alta tecnología el 11 de septiembre de 2001. En otro caso, México en principio puede acabar con una dictadura de 70 años, pero no lo hace. Las personas que detentan el poder ac-túan de la misma forma.
''No es que hubiera cambio de jinete y nos quedáramos con el mismo caballo, sino que no cambió ni siquiera el jinete. Lo que observo es un claro aumento en el malestar de la ciudadanía."
La posible referencia del título Manifiestos, al año de 1848, cuando se difundió en el mundo el Manifiesto comunista, no incomoda a Agustín Ramos, quien concluye:
''No tuve temor de la referencia, porque en este momento la oposición a la guerra de Estados Unidos contra Irak se da en todo el mundo con manifestaciones multitudinarias. Eso que vemos equivale a la antigua primavera de los pueblos."