Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 7 de abril de 2003
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Política

La compañía teatral extranjera Tamerantong presentó la obra Zorró el Zapató

Presencian en San Cristóbal de las Casas la liberación de San Totó a manos de niños-indios

HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO

San Cristobal de las Casas, 6 de abril. Finalmente llegó al sureste mexicano la increíble y graciosa historia de la liberación de San Totó por parte de la lucha de Zorró el Zapató y el grupo de indios-niños que un día dijeron, con irrestible acento francés: "Ya basta". Aprovechando las fiestas de un Día de Muertos, abrieron la cárcel del pueblo y soltaron a los prisioneros del malvado gobernador Alena de Prouto y su ejército de sargentos García.

Esta noche se estrenó en el teatro Hermanos Domínguez de esta ciudad la obra Zorró el Zapató, creada por niños del barrio parisiense de Belleville en 1999, y hoy retomada por 24 niños del suburbio popular Ville de Mantes-la-Jolie, en las afuera de la capital francesa.

"Esta función está dedicada a los niños de Chiapas y a todos los niños víctimas de las guerras", señaló antes de comenzar la representación un joven francés (y de color, como se dice para distinguir a los que no son blancos), parte del grupo de 20 personas que acompañan a los 24 niños actores. "Este es un acto de solidaridad con los pueblos de maíz. Una chispa zapatista. El reflejo de su lucha por los derechos a la diferencia."

Explicó que los niños que participan en la obra ("de todos colores, culturas y religiones") provienen de un suburbio de París donde abundan los problemas de racismo y violencia: "La palabra de los indios enseña a la palabra de los niños de Francia", agregó.

"Los niños y los grandes de la compañía estamos muy emocionados de presentar este espectáculo en su entorno natural, las montañas de Chiapas. Si pudimos llegar aquí fue gracias a una gran movilización de la sociedad civil francesa y mexicana", reconoció.

El teatro de la ciudad coleta registró un lleno casi total, y al menos la mitad de la concurrencia estaba constituida por infantes que rieron y aplaudieron la saga zorro-zapatera presentada en perfecto idioma frañol. Los niños también se globalizan. Al menos en el mundo de esta fábula encantadora sí existen los muchos mundos.

El relato

Desde el primer cuadro, el sincretismo es total. Una muchacha afrofrancesa, vistiendo huipil y falda de San Andrés, revela a un grupo de boleritos y niños campesinos de todos colores la existencia del Zorró: "Era muy pobre, pero superguapo. Sus bigotes morenos y su mirada sombría impresionaban a más de uno. Vivía en la montaña y cuando bajaba a la ciudad con su caballo flaco, todo mundo decía: 'Qué hombre' y 'Viva el Zapató'. Siempre estaba muy tranquilo. Una sola cosa lo molestaba: la injusticia. šLo volvía loco!"

La historia comienza el día que regresan a San Totó los hermanos De la Selva Lacandona, Don Durito y Tequila, y encuentran los campos y la ciudad hundidos en la injusticia y la explotación. El gobernador está a punto de vender el maíz azul de los indios a los hermanos Mac Dólares, dos gringos con tipo de mafiosos que amenazan con fabricar corn flakes azules.

Los niños Ana María, Tacho y Ramona se van a la montaña para liberar algún día a Piñata, Zapatito, Valentina, Pachanga y Patchanka, ayudados por el monje Tatik, Ernesto, Tequila la Nerviosa y, por supuesto, Zorró el Zapató y su caballo enmascarado.

"El gobierno tiene miedo de nuestras palabras, no de nuestras armas", reconoce María Pistolas. Como había expresado poco antes Tacho, "mi palabra es mi palabra y nadie me la quitará". Entre rap, cumbia, corridos y música mestiza, los niños de la troupe Tamerantong (en español Tumadrenchanclas), dotados de una fiera gracia, se cubren los rostros con máscaras de luchador y de carnaval, paliacates y pasamontañas.

Unidos en la diferencia (son de origen argelino, caribeño, centroafricano, egipcio, libanés, francés y mexicano), los cómicos más jóvenes del siglo XXI demuestran que una buena farsa puede contar la verdad mejor que los noticiarios. "šNos importa un pepino, señor!", retan los indios-niños al gobernador y al amenazante capitán Ramón Jamón.

"Cuando en la mañana regresen los soldados/en los campos y poblados/nuestro triunfo dará al pueblo/nuevas alas para cantar su coraje", concluye la compañía en pleno. Pues como bien dicen ellos: "šPiñata vive, la lucha sigue".

Las funciones de Zorró el Zapató seguirán los días 7 y 8 en San Cristóbal de las Casas, y el próximo 10 de abril la obra será escenificada en el Aguascalientes de Oventic.

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