REPORTAJE/LAS POSIBILIDADES
ARTISTICAS DEL CRISTAL
Buscan nuevo auge de oficios y artes que subsisten
en el Centro Histórico
Diálogo entre una técnica ancestral y
la visión contemporánea del diseño
El programa Oficios y Artesanos se inició hace
unas semanas en la fábrica de vidrio soplado Carretones, la más
antigua de la ciudad, la primera fundada por mexicanos y una de las más
reconocidas del país
ANGEL VARGAS
En comunión con el fuego, el vidrio es capaz de
dar vida a los más grandes prodigios. Merced a la mano artista puede
ser transformado, por ejemplo, en sueños, en alguna fantasía
o un sentimiento. Su nobleza es tanta que, desde hace varios siglos, también
ha sido materia prima de diversos objetos de utilidad para el ser humano.
Muestra de ello son algunos utensilios de cocina como vasos, platos y jarras.
Sabedoras de tales virtudes, las diseñadoras mexicanas
Valeria Florescano Moreno y Rosa Orozco Grönlund emprendieron un proyecto
que tiene como principal protagonista a ese traslúcido material
y en el que lo artesanal y lo artístico entablan un diálogo
directo y sin prejuicios.
Se
trata de la exposición Vidrio reciclado y diseño, la
cual será presentada hoy por única ocasión, de 12
a 15 horas, en Isabel La Católica 12, Centro Histórico.
La muestra incluye ocho series de piezas, cuatro elaboradas
por Valeria Florescano y otras tantas por Rosa Orozco, en las que las creadoras
exploran las infinitas posibilidades estéticas del cristal tanto
en el aspecto estrictamente artístico, con obras sobre todo de naturaleza
abstracta, como en el funcional, mediante atractivos objetos de uso cotidiano
en innovadores diseños.
Este proyecto creativo, sin embargo, está circunscrito
a uno de mayor envergadura de índole social, mediante el que la
Fundación del Centro Histórico, AC, pretende dar nuevo auge
a diversos oficios y trabajos artesanales que ancestralmente han tenido
cabida en el primer cuadro de la ciudad de México.
Reactivar oficios y artesanías
De acuerdo con la historiadora Alejandra Moreno Toscano,
integrante de dicha fundación e impulsora de la iniciativa, el programa
de rescate del Centro Histórico sería incompleto si sólo
se atiende el aspecto de su infraestructura, es decir, la remodelación
de edificios e inmuebles.
En su opinión, resulta imprescindible, asimismo,
reactivar el aspecto humano para preservar y reforzar los valores y dinámicas
culturales que han caracterizado a la zona, en otras palabras, el patrimonio
intangible allí existente.
''Estamos en una coyuntura mundial en la que el valor
de lo local y su vinculación con los mercados del mundo debe tener
una cuota de originalidad propia del país. Y eso es lo que estamos
tratando, que no se mueran aspectos como los oficios y las artesanías,
porque, de otra manera, irremediablemente nos volveremos consumidores de
modas externas", agrega la especialista.
''El Centro Histórico debe tener una dinámica
que atraiga la mirada de los habitantes de la ciudad y del país,
y al mismo tiempo recuperar su identidad, para que también sea identificado
en el resto del mundo. Todas las ciudades del orbe trabajan en lo mismo,
en reactivar su identidad y generalidad. Eso sustenta este proyecto, cuyo
fin primordial es evitar que se rompa la tradición".
Moreno Toscano es consciente de la imposibilidad de las
sociedades contemporáneas para mantenerse ajenas a la influencia
e injerencia de otras culturas y, por ende, al peligro de la pérdida
irrecuperable de las raíces.
De allí que enfatice la urgencia de que la sociedad
mexicana reconozca y aprenda que ''la cultura también se transmite
por localizaciones y lugares, y uno de estos por excelencia es el Centro
Histórico, que está compuesto por diferentes unidades", entre
ellas gremios, fábricas, talleres, establecimientos comerciales,
escuelas y oficinas.
Invitación a artistas
Por esa razón, el proyecto emprendido por la Fundación
del Centro Histórico, AC, contempla entre sus puntos principales
la recuperación de diferentes prácticas culturales y económicas
de la zona, mediante el programa Oficios y Artesanos, el cual está
vinculado a otros planes de tipo educativo y social.
''Además de elevar el nivel de vida de las personas
que viven o trabajan en la zona, la idea es que se conozcan o se vuelvan
a apreciar los diferentes oficios o formas de trabajo artesanal que han
existido en el Centro. También, que los productos derivados de esas
actividades pasen a otro espacio de mercado. Para ello, se ha invitado
a varios artistas plásticos que trabajarán de manera conjunta
con artesanos.
''La idea es que esa interacción sea provechosa
para ambas partes: que los artistas aprendan técnicas diferentes
y manejo de otros materiales y los artesanos nuevas posibilidades en cuanto
al diseño de sus obras", explica Moreno Toscano.
Más allá del ámbito comercial
El
programa Oficios y Artesanos se inició hace unas semanas en la fábrica
de vidrio soplado Carretones, la más antigua de la ciudad y una
de las más reconocidas del país. Fue allí donde Valeria
Florescano Moreno y Rosa Orozco Grönlund concibieron las obras de
la exposición Vidrio reciclado y diseño, con la participación
directa de los artesanos del establecimiento.
La elección de dicha empresa, según la historiadora,
se debió a que constituye un claro ejemplo de cómo el tiempo
y la influencia de otras culturas terminan por relegar aspectos y sitios
que otrora tuvieron gran importancia y tradición.
Otro punto determinante fue la vocación artística
del lugar y su apertura a otras propuestas ajenas al ámbito comercial.
La fábrica de vidrio soplado Carretones no sólo
es una de las pocas que en su género todavía existen en la
ciudad de México y el resto de la República, sino que en
ella recae el dato anecdótico de ser la primera que fue fundada
en el país por mexicanos, por don Camilo Avalos Razo y su esposa
Ursula, en 1889.
Ubicada desde entonces en el número 5 de la calle
de Carretones en el Centro Histórico, próxima a La Merced,
los esfuerzos de esta factoría se han orientado desde su inicio
en aprender los principales secretos del arte del soplado, estudiando con
todo detalle las formas, cualidades y colores del vidrio, material obtenido
del reciclaje.
Los diseños y la excelencia de los trabajos desarrollados
en sus talleres, permitieron que en los años sesenta las salas de
exhibición del Palacio de Bellas Artes dieran cabida a un sinnúmero
de piezas creadas por las manos de los artífices de ese fábrica.
De forma paralela, en aquellos años la empresa
comenzó a exportar a Estados Unidos, Europa, Australia y Centroamérica,
así como a participar en concursos internacionales que la hicieron
acreedora de diversos premios y reconocimientos.
Edificio construido ex profeso
Según cuenta la historiadora Angeles González
Gamio, en un artículo publicado en este diario (La Jornada,
9/11/97), la fama de Carretones se debe en mucho a los gemelos Francisco
y Camilo Avalos, hijos de los fundadores, siendo el último determinante
en la confección de los modelos y diseños que han distinguido
a la fábrica, debido a sus estudios de dibujo cursados en la Academia
de San Carlos.
''En 1946 entró al relevo la tercera generación:
Francisco y Estela, hijos de los gemelos, quienes se dedicaron a aprender
los secretos del soplado, mediante el estudio a detalle de las formas,
las cualidades y los colores del vidrio (...) En 1989 los dueños
tuvieron problemas de salud, lo que se reflejó en la fábrica
con fallas en la producción y ventas, cerrando sus puertas en 1990",
apunta González Gamio.
''Afortunadamente aparecieron las emprendedoras hermanas
María Luisa y Lydia Vázquez, quienes adquirieron la empresa
en 1991, instrumentando cambios trascendentes como la utilización
de gas en lugar del tradicional combustible contaminante; asimismo mejoraron
las condiciones de trabajo; esto se ha reflejado en piezas de vidrio maravillosas
que expresan arte, ingenio y destreza."
Un tesoro inherente a la fábrica de Carretones
es el edificio que la alberga, construido ex profeso en el siglo
pasado. Se trata de una casona art decó, con detalles art
noveau, que se mantiene en los emplomados de las ventanas.
Valores y técnicas por explorar
Para Valeria Florescano y Rosa Orozco, el programa Artes
y Oficios es relevante no sólo en términos de rescate cultural
e histórico, sino también por propiciar opciones nuevas de
conocimiento para artistas y artesanos.
''Permite la oportunidad de incursionar en un espacio
del México de antaño, pero con la visión y la conciencia
de nuestro tiempo. La exposición se apega al objetivo de la Fundación
del Centro Histórico por rescatar y dar nueva vida a la zona", señala
Valeria Florescano.
''La idea fue poner a dialogar la técnica ancestral
de los sopladores de vidrio con la visión contemporánea del
diseño, del arte, como lo hizo el arquitecto Luis Barragán,
quien también aprovechó este tipo de material y realizó
algunos trabajos. De esa manera los artistas podemos aprender más
en cuanto a técnicas y manejo de material y los artesanos en conceptos
y diseños que mejoren la calidad de su trabajo y a la vez los hagan
más competitivos."
Agrega Rosa Orozco: ''En la artesanía, el arte
aún puede encontrar múltiples valores y técnicas por
explorar y explotar".
En
opinión de las diseñadoras, una de las cualidades que le
ha permitido tan larga vida a la fábrica de Carretones es que ''siempre
ha tenido muy en cuenta la creación artística. Por 1947 estuvo
por cerrar sus puertas, y los propietarios hicieron el esfuerzo de coordinar
el trabajo de sus vidrieros con algunos diseños con influencia,
por ejemplo, de la escuela veneciana. Así surgió la famosísima
flor de vidrio que hasta hace unos 20 años se regalaba a toda persona
que venía a este lugar".
Cada una de las piezas elaboradas por ambas artistas y
que integran Vidrio reciclado y diseño, siguió el
proceso ancestral que aún mantienen vigente los 40 oficiantes que
laboran en esa empresa.
Este proceso comienza con la fundición del vidrio
en tres de los seis hornos de la factoría, a mil 200 grados Celsius
de temperatura, y concluye con el templado de las piezas, en un horno a
300 grados Celsius, en el que han permanecido durante tres días.
Participa desde el aparazonador, quien prueba el estado
de la masa fundida con la caña de soplar (un tubo de hierro de metro
y medio de longitud con boquilla en un extremo) y da forma al objeto, hasta
el maestro acabador, quien ocupa la cúspide de la jerarquía
artesanal y se encarga de detallar las frágiles piezas.
Para ese acto mágico de transformación,
en el cual cada obra es única, se requiere además la asistencia
de varios ayudantes, generalmente aprendices del oficio.
Hurgar en las raíces de México
''Realizar este proyecto -coinciden Valeria Florescano
y Rosa Orozco- fue como escarbar en las raíces de México
y en la historia personal de los artesanos con los que trabajamos. El vidrio,
advertimos, es un elemento muy 'adictivo' y como oficio representa una
tradición familiar: los abuelos se los enseñaron a los hijos
y estos a los nietos. Es un trabajo que no tiene límites y con el
que uno puede materializar sueños, pensamientos y sentimientos".
Por el uso del plástico y de otro tipo de materiales,
así como la producción industrial, podría suponerse
que la fabricación de objetos de vidrio soplado es una actividad
condenada a la desaparición. Sin embargo, Lydia Vázquez Castrellón,
una de las copropietarias de Carretones, está convencida de la gran
vigencia de este tipo de empresas y de oficio, a los que augura larga vida.
''No se trata de mercancías, sino de obras, artesanías
que traen consigo un pedacito del corazón y el alma de cada uno
de los que participaron en su creación", rubrica la empresaria.