El poeta chiapaneco recibió anoche, con
Hugo Gutiérrez Vega, el premio Villaurrutia
Juan Bañuelos: la libertad es el lenguaje para
nombrar al mundo
Transformar el estado de cosas fue lo más importante,
desde el inicio, para el autor de A paso de hierba El galardón,
''apoyo ético a mi defensa de la cultura originaria del país'',
señala
CESAR GÜEMES
El propósito vital de Juan Bañuelos, quien
junto con Hugo Gutiérrez Vega recibió anoche el Premio Xavier
Villaurrutia, era amplio: ''Para mí lo más importante fue,
desde el inicio, querer cambiar el mundo".
Con el paso del tiempo se percató de la cantidad
de mundo que le tocaba modificar y las herramientas con que contaba para
ello. Ahora que en virtud de su libro A paso de hierba ha recibido
uno de los más importantes galardones literarios en México,
expresa que el premio se da en función de ''la metamorfosis que
hoy vive el país; por eso lo veo como un reconocimiento a mi independencia
intelectual, más allá de ideologías y posiciones partidarias.
Y, sobre todo, es un apoyo ético a la posición que he asumido
en favor de la cultura de los pueblos originarios del país".
Brega al margen del poder
-Si
no es una postura partidaria, sí lo es política.
-Bueno, los escritores que seguimos la tendencia de la
renovación buscamos acompañar la realidad en la que se han
dado cita, de manera constante, sectores marginados de la población.
Bañuelos se ha distinguido por mantenerse al margen
de lo que en décadas pasadas representaron los grupos culturales.
Así define esa época: ''En los años 60 había
un clima en el que destacaban mucho los escritores favorecidos por el partido
en el poder. Hubo buena cantidad de narradores becados en el extranjero
que con eso aspiraban a crear una obra. Pocos lo aprovecharon. Había
otros escritores que nos formamos de manera independiente a esos grupos.
No se trataba de obtener puestos políticos para hacer el propio
trabajo. Por eso, a lo largo de 70 años que duró el anterior
régimen siempre cabe la pregunta: ¿cómo sobrevivimos
quienes no pertenecíamos a las filas allegadas al poder? En mi caso,
por ejemplo, nunca dejé de estar en contacto con las comunidades
de Chiapas. En mi poesía esa raigambre aparece en ocasiones de manera
indirecta, pero siempre con un apunte a los acontecimientos importantes.
Esa fue la manera de anclarme y no perder el rumbo".
Adopción de la forma alegórica
-Y esta característica se acerca a lo que sería
su estilo.
-Eso pienso. En mí fue muy significativa la manera
de hablar en Chiapas, sobre todo cómo se construían las metáforas
en torno de la realidad. Comencé a ver, y por eso me marginé
de los grupos poderosos, mundos muy interesantes. Redescubrí lo
nuestro. Era una forma de vivirlo y encontrarlo al mismo tiempo que busqué
hacer una aportación. El mejor camino que había para ello
fue el lenguaje.
''Curiosamente, leyendo a los clásicos fue como
me acerqué más a la vida de las comunidades de mi estado
natal. Los grandes autores de occidente son universales porque no se conformaron
sólo con tratar lo que tenían a la mano. Si intento proyectar
la experiencia subjetiva en mi poesía será siempre de forma
alegórica. Esa actitud observada en los más grandes literatos
de siempre me hizo ver que era preciso mantenerse al margen de trabajar,
por ejemplo, en la Cámara de Diputados, como en algún momento
me ofrecieron. No lo hice así. Pienso en Kadaré, el más
reciente premio Nobel, quien dice que un escritor necesita encontrar su
espacio de libertad y lo que no debe hacer es justificar su falta de talento
por causa del régimen en que vive. Eso es lo mismo que yo trataba
de estructurar hace muchos años cuando la vía fácil
era pertenecer a un grupo político para conseguir medios de publicación."
-Aunque no se acercó a capillas culturales, sí
perteneció a La espiga amotinada.
-Y lo hice con mucho gusto, pero esa reunión de
poetas se deshizo enseguida. Para mí el lenguaje era y es la libertad:
el libre arbitrio de nombrar el mundo y volver a fundarlo. No concibo una
poesía y su escritura al margen de la conciencia de quien la ejerce.
Una poesía que obedezca a las convenciones sociales, las becas,
las servidumbres comerciales o los asuntos partidarios, cae por su propio
peso.
-¿El Premio Xavier Villaurrutia corresponde a sus
propósitos?
-Creo que sí. Para mí lo más importante
fue, desde el inicio, querer cambiar el mundo. No sabía cómo,
por supuesto. Sólo hasta después me di cuenta de que la escritura
era la única herramienta para modificar esa porción de mundo
que me correspondió.
GUERRA CONTRA IRAK
Juan Bañuelos y Hugo Gutiérrez Vega
reciben el Premio Xavier Villaurrutia
Demandan poetas al Presidente impulsar una cultura
de la paz
Piden al Ejecutivo suspender el incremento de producción
de crudo que se vendería a EU
Exigen que la ONU condene la ofensiva militar y anatemice
a George W. Bush como criminal
ARTURO JIMENEZ
Al recibir anoche en el palacio de Bellas Artes el Premio
Xavier Villaurrutia, los poetas Juan Bañuelos y Hugo Gutiérrez
Vega pidieron al presidente Vicente Fox Quesada que dé instrucciones
a la Secretaría de Educación Pública (SEP) para que
se enseñe a los niños y jóvenes mexicanos una "cultura
de la paz y contra la guerra".
Asimismo, solicitaron al Presidente que México
suspenda el incremento en la producción de petróleo para
venderlo a Estados Unidos, ante la "actitud genocida" del gobierno de este
país contra Irak, pues sólo servirá "para dar muerte
a más de un millón de niños y jóvenes en Mesopotamia".
Los escritores premiados también pidieron a la
Organización de Naciones Unidas (ONU) que condene la ofensiva militar
estadunidense y, en su momento, "anatemice como criminal de guerra" al
presidente de Estados Unidos, George W. Bush.
Fue
Bañuelos quien primero expuso las anteriores "tres preticiones pertinentes"
ante el "momento dramático que está viviendo el mundo y el
peligro que corre la especie humana", y además, "para ser congruentes
con la posición y aspiración de la nación mexicana
y del gobierno por la paz, contra la guerra y por una solución con
diálogo".
A esas peticiones se sumó Gutiérrez Vega,
quien dedicó sus palabras a sus nietos Bruno Moya y Gabriel Romano,
pero también "a los niños que han sido asesinados en esta
guerra ilegítima, ilegal, absurda, injusta e inmoral", así
como "a todos los niños, a los de Chiapas, a los de México".
En la sala Manuel M. Ponce, antes de hacer su petición
para que a los niños y jóvenes mexicanos "se les explique
por qué la paz es un proceso en el cual la violencia disminuye y
la justicia aumenta", Bañuelos hizo una serie de reflexiones a partir
de la figura mítica y real del jaguar, el cual se extingue y es
cazado en la selva chiapaneca, dijo, como lo son los ecosistemas de la
región y los indígenas que la habitan. Todo, aseveró,
como parte del Plan Puebla-Panamá.
Autor de A paso de hierba, poemas sobre Chiapas
por los que se le otorgó el Premio Xavier Villaurrutia, Juan Bañuelos
agradeció al jurado el respeto a su independencia intelectual y
dedicó el galardón a su madre recién fallecida. "Sus
años son sólo arena de los ríos", dijo de ella el
poeta.
Y también antes de plantear sus tres peticiones,
condenó la guerra contra Irak y la reciente contra Afganistán.
"Cuando hay guerra los padres entierran a sus hijos, cuando hay paz, son
los hijos quienes entierran a sus padres", reflexionó.
Perpleja y asumida marginalidad
Luego habló Gutiérrez Vega, autor de Peregrinaciones,
poesía 1965-2001 y de Bazar de asombros, ambas obras
motivo del Premio Villaurrutia. "Recibir el premio que lleva el nombre
de Xavier Villaurrutia y al lado de mi amigo Juan Bañuelos es algo
que me llena de júbilo", manifestó.
Por eso fue que Gutiérrez Vega convirtió
su intervención en un homenaje a Villaurrutia, al revisar y recrear
la obra de este poeta, miembro fundamental de Los Contemporáneos
y autor de Nostalgia de la muerte.
El director de La Jornada Semanal, quien se asumió
como "un escritor de antes perpleja y ahora asumida marginalidad", hizo,
como planteó Bañuelos, una crítica de "la miseria"
de la vida y de las mafias culturales, pero también señaló
que esta premiación podría augurar otros tiempos.
Leñero, presidente del jurado del premio y quien
no pudo asistir, por lo que su texto fue leído por Alicia Zendejas,
se refirió a Bañuelos y Gutiérrez Vega como dos "poetas
preclaros". A uno lo emparenta a Villaurrutia su "búsqueda obsesiva",
a otro, su amor por la poesía y el teatro.
Villaurrutia, escribió Leñero, "estaría
feliz" con la designación de ambos premiados. Era un premio que
se les debía a ambos, dijo por su parte Marco Antonio Campos.
Aparte de Leñero, Campos y Zendejas, quien con
su esposo Francisco Zendejas instituyó este premio, también
intervinieron Jorge Ruiz Dueñas, Jaime Labastida y el director del
Instituto Nacional de Bellas Artes, Saúl Juárez, quien anunció
durante este año una serie de celebraciones por el centenario del
nacimiento de Villaurrutia.
Al final, Bañuelos recibió el diploma del
premio, que consta de 100 mil pesos, de manos de Juárez, y Gutiérrez
Vega de Alí Chumacero, presidente de la Sociedad Alfonsina Internacional,
que otorga el galardón.