GUERRA CONTRA IRAK
Sus actos derivan en grandes calamidades, afirmó
Representante de Cáritas-EU se dijo ''avergonzada''
de su presidente
ALME E. MUÑOZ Y JOSE A. ROMAN
La jerarquía católica mexicana transmitió
ayer la tristeza de la Iglesia por no haber podido detener la guerra en
Irak y reconoció, a través del obispo mexicano, Sergio Obeso,
que en el proceso pacifista la sociedad civil estuvo por encima de la labor
eclesiástica.
En consonancia con el representante del Consejo Episcopal
Latinoamericano (Celam), Gregorio Rosa Chávez, los religiosos se
comprometieron a unificar esfuerzos con las organizaciones no gubernamentales
para restaurar la paz mundial y la reconciliación de las naciones
en conflicto.
Durante el primer día de trabajos del 15 Congreso
Latinoamericano y Caribeño de Cáritas, que se realiza en
la sede de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), en Lago de Guadalupe,
los prelados criticaron una y otra vez la unilateralidad del presidente
George W. Bush en iniciar el conflicto bélico por encima de la labor
diplomática de cientos de países, al grado de que la presidenta
de Cáritas de Estados Unidos, Geri Sicola, se avergonzó públicamente
de su nación.
En nombre de los católicos estadunidenses lamentó
que el mandatario optara por la violencia, sin considerar que sus actos
derivarán en calamidades ''muy grandes para toda la humanidad''.
Reconoció: ''Los miembros de la delegación
estadunidense estamos aquí con gran pena, porque nuestro líder
no encontró otra forma de resolver el conflicto y adoptó
acciones que, aunadas a la globalización, traerán pérdida
de vidas humanas, destrucción económica, pero sobre todo
nos transmitió que no confía en la eficacia de Naciones Unidas''.
La inauguración del foro fue una queja constante
por la actitud del presidente Bush. Incluso el obispo de Jalapa, Sergio
Obeso, subrayó que inician el encuentro ''escuchando el rugir de
los cañones y constatando cómo las baterías de guerra
siembran desolación en el mundo''. Condenamos, dijo, ''la decisión
de anteponer las armas a la vías de la diplomacia''.
El habló de la impotencia, porque ''una vez más
la humanidad ha sufrido una derrota ante el inicio de la agresión
bélica decidida de manera unilateral por el gobierno de Estados
Unidos y sus aliados''.
Gregorio Rosa Chávez, obispo auxiliar de El Salvador,
estableció que el encuentro, que concluirá el próximo
domingo, servirá para enaltecer la esperanza y continuar con el
proceso de oración al que convocó el papa Juan Pablo II.
Debemos buscar, dijo, ''signos de victoria sobre amenazas y odios; de perdón
sobre venganza; de verdad sobre mentira, y enaltecer nuestro lema: nuestra
esperanza, una América solidaria y sin exclusión, para lograr
que el grito pacifista sea más fuerte que el estruendo inhumano
de las armas de guerra''.
Por su parte, el nuncio apostólico en México,
Giuseppe Bertello, en conferencia de prensa enfatizó sobre la necesidad
de impulsar la obra humanitaria para el trabajo de reconciliación,
porque ''hoy sin paz no podemos pensar en condiciones mejores de vida''.
Calificó de triste y dramática la actitud
bélica de estados Unidos, y alertó sobre las consecuencias
que derivarán de dicho comportamiento: odio, venganza y desintegración
social, por citar algunas.
Reconoció que la Iglesia ''agotó todas las
instancias posibles'' para tratar de evitar el conflicto, pero éstas
no fueron suficientes para disuadir al presidente Bush, por lo cual confió
en que la ONU retome su papel como garante de la paz.