Aliados del ataque, los medios se someten al
Pentágono
La censura en EU resulta más precisa que los
misiles
Las voces árabes, ausentes en noticiarios y periódicos
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington y Nueva York, 20 de marzo. Durante la
Segunda Guerra Mundial, la oficina de censura del Pentágono controló
todo el contenido de la información en periódicos, revistas
y radios de este país. Demandó a los periodistas ejercer
una "autodisciplina patriótica", mientras que el vocero de la Casa
Blanca sostenía que todo reportero estaba obligado a "creer" lo
que decía su gobierno.
No
existe una oficina de censura oficial hoy, pero tal vez sólo porque
no es necesaria. La cobertura de los medios estadunidenses sobre las primeras
horas del bombardeo contra Irak ofreció pruebas amplias de que el
férreo control del gobierno sobre la noticia es hoy día tal
vez más completo que durante la Segunda Guerra Mundial. Los medios
más influyentes del país, los noticiarios nacionales de televisión,
transmiten ahora casi exclusivamente reportajes desde Medio Oriente por
conducto de corresponsales que operan bajo el control total del Pentágono
o simplemente dependen de filtraciones de la Defensa, la Casa Blanca y
el Departamento de Estado. Estas limitaciones casi nunca son mencionadas.
El miércoles, por ejemplo, CBS Evening News
trasmitió cuatro reportajes desde Medio Oriente: tres de ellos eran
de corresponsales integrados con unidades de tropas estadunidenses en la
región y sólo pueden enviar noticias aprobadas por el Pentágono.
El cuarto fue esencialmente la imagen de una cámara de televisión
fija en el centro de Bagdad, con la voz en off de un corresponsal
de Skynews, de Inglaterra, que aún está en Irak.
Anoche, cuando las sirenas empezaron a sonar en Bagdad,
CBS tuvo la mejor cobertura de todas las cadenas nacionales, pero dependió
totalmente de filtraciones del Pentágono. Sólo NBS News,
con Peter Arnett, y CNN, con el reportero inglés Nick Robertson,
mantienen corresponsales en Bagdad, y la mayoría de los recursos
de los noticiarios nacionales están invertidos en enviados que viajan
con el Pentágono y operan bajo censura.
Los medios impresos no están mucho mejor. Cuatro
de las cinco notas en la primera plana del Washington Post hoy fueron
reportajes acríticos y narrativas que dependían de funcionarios
estadunidenses. Tres de las cinco notas de la primera plana del New
York Times surgían exclusivamente de fuentes gubernamentales,
la cuarta era de color, sobre las reacciones de ciudadanos estadunidenses
observando el inicio de la guerra por televisión, y otra más,
en ambos rotativos, era de sus corresponsales que permanecen en Bagdad
(el del Times intentó salir pero le fue imposible por la
burocracia de Irak).
"Nadie
sintió el deber de reportar sobre lo que se decía o pasaba
en el otro lado, aun los múltiples lados del otro lado", escribió
Danny Schechter, editor ejecutivo de MediaChannel. "No hay críticos
de la guerra al aire. Ninguno. Ningún iraquí. Ningún
periodista árabe". Había, como señaló Schechter,
muchos ex generales estadunidenses contratados como "expertos" para describir
el desarrollo de la batalla en la televisión, pero nadie de Médicos
sin Fronteras u otros grupos humanitarios para expresar sus preocupaciones
por las bajas civiles y la situación social.
Ningún programa de noticias o análisis periodístico
monitoreado por La Jornada se preguntó por qué en
esta era de "bombas de precisión", fueron necesarios unos 40 misiles
crucero y dos bombas de 2 mil libras para destruir un solo sitio en una
vecindad. Enviar ese mismo número de misiles al centro de Washington
provocaría la destrucción de por lo menos seis cuadras, no
exactamente un resultado consistente con lo que significa la palabra "precisión"
en inglés o español.
La censura, claro, es un término con implicaciones
negativas. Así, durante la Segunda Guerra Mundial, reportó
el Wall Street Journal recientemente, el control de los medios fue
trasladado a algo llamado Oficina de Información de Guerra. Pero
un año después de los ataques contra Pearl Harbor, la oposición
a la guerra se estaba elevando y para mediados de 1942, al menos 30 por
ciento del público estaba contra el conflicto. La oficina referida
emitió descripciones de las atrocidades cometidas por los militares
alemanes y japoneses y cómo los aliados utilizaban "bombas de precisión",
que sólo destruían las cosas malas mientras que el enemigo
realizaba bombardeos indiscriminados.
Hoy
el gobierno tiene la Oficina de Comunicación Global, que coordina
el flujo de información oficial, establece "puntos" que ofrecen
una guía de cómo hablar sobre los temas del día, y
coordina conferencias de prensa realizadas en puestos de comando en Medio
Oriente y Washington. Sin embargo, parte de la facilidad de controlar a
los medios hoy es el resultado de la televisión y su necesidad de
imágenes.
Los noticieros nacionales, los locales y los canales de
noticias 24 horas necesitan una imagen por cada nota. "Es lo que guía
la nota", explicó un productor de noticiarios de televisión.
Durante la anterior Guerra del Golfo, el Pentágono descubrió
que si difundía las imágenes, sus notas dominarían
el ciclo de noticias. Una hora después de que se realizó
el primer ataque con misiles crucero contra Bagdad este miércoles,
el Pentágono ya estaba proporcionando video a los noticieros de
televisión para mostrar cómo se disparaban desde las naves.
Los militares estarán proporcionando video todos los días.
Además, hay más de 500 corresponsales de
las principales organizaciones de noticias viajando con las tropas estadunidenses
en Medio Oriente y las dramáticas imágenes que han enviado,
grabadas en baja luz o con cámaras de visión nocturna, mostraban
a los marines preparándose para el conflicto. De nuevo CBS
News, que logró ser la mejor de las cadenas este primer día,
tuvo tres reportajes separados enviados por periodistas "encajados" en
unidades militares estadunidenses. Pero nadie reconoció que todas
estas imágenes e información tenían que ser revisadas
por las autoridades gubernamentales.
"La primera baja de la guerra es la verdad", declaró
un famoso escritor hace mucho tiempo. Los medios estadunidenses han abandonado
la objetividad que tanto elogian sobre muchos temas. Los reporteros de
televisión anuncian la noticia de este conflicto casi en términos
personales: "Nuestras tropas" se preparan para la batalla; "nosotros" hemos
lanzado el primer ataque sobre Irak. Muchos necesitan expresar apoyo a
"nuestras tropas".
Hasta el columnista Bob Herbert, del New York Times,
en un texto alentando una mayor crítica a las políticas bélicas
del presidente, se vio obligado a afirmar: "Espero que la guerra proceda
bien, que nuestras tropas prevalezcan rápido".
Pero por lo menos Herbert, en contraste con la mayoría
de su gremio, señaló que las empresas privadas estadunidenses,
incluida una, otrora encabezada por el vicepresidente Dick Cheney, "están
haciendo fila para cosechar las riquezas de la reconstrucción de
las mismas estructuras que estamos en el proceso de destruir". Esa información
se publicó hoy en páginas de opinión, no en las de
noticia.