GUERRA CONTRA IRAK
Las inversiones de países desarrollados se centrarán en la reconstrucción de Irak
América Latina será damnificada por la guerra; caerá el crecimiento
Sombrío panorama para la región prevé el BID en vísperas de su reunión anual de gobernadores
De 2000 a 2002 la pobreza en la región abarcó a 15 millones de personas y sigue en aumento
ROBERTO GONZALEZ AMADOR ENVIADO
Milan, 19 de marzo. América Latina y el Caribe, la región con la más desigual distribución de la riqueza en el mundo, resultará además una de las víctimas de la guerra que se avecina. Aun hoy permanece atrapada en un círculo perverso de lento crecimiento, profundización de la desigualdad social y con economías que transfieren a los países desarrollados más recursos que las inversiones recibidas.
Al empezar en esta ciudad del norte italiano la 44 reunión anual de la Asamblea de Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el panorama económico latinoamericano deja poco espacio para el optimismo.
Con la maquinaria de guerra encabezada por Estados Unidos en marcha para atacar Irak, la atención de los países más desarrollados y de los organismos internacionales comienza a centrarse en las acciones para la ''reconstrucción'' posterior a los combates. Para América Latina los pronósticos son que debe esperar menos flujos de inversión y estar preparada para acoger los efectos de un menor crecimiento de la economía estadunidense.
Se invierte el patrón
''El periodo 2000-2002 se ha caracterizado por el continuado estancamiento de la lucha contra la pobreza en el conjunto de la región'', admitió la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). ''Siguiendo un patrón inverso al del crecimiento económico, la pobreza y la indigencia a nivel regional se habrían reducido notablemente en 2000, para luego aumentar sobremanera en los años 2001 y 2002'', apuntó el organismo de Naciones Unidas.
América Latina y el Caribe fue la primera región donde los gobiernos, con excepción de Cuba, adoptaron las reformas de apertura económica y liberalización comercial y financiera impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los países acreedores después de la crisis de la deuda de principios de los años 80. El resultado para los habitantes ha sido pobre, a juzgar por los resultados que muestran un conjunto de países que ahora viven, en algunos aspectos, una condición similar a la de hace 20 años.
La Cepal anota que hacia el año 2000 la incidencia de la pobreza en América Latina se habría reducido hasta afectar a 42.1 por ciento de los 523.7 millones de habitantes de la región. En particular, en situación de indigencia se encontraban 17.8 por ciento de los latinoamericanos.
Esta disminución en términos porcentuales se habría traducido en 5 millones de pobres menos y 3 millones menos de indigentes.
Pero la tendencia se invirtió. El estancamiento de la economía regional -en 2002 el producto interno bruto regional decreció 0.5 por ciento, después de haber aumentado sólo 0.3 por ciento en 2001- hizo crecer la pobreza en América Latina y el Caribe a 44 por ciento de la población de la zona, mientras la indigencia totalizaría poco más de 20 por ciento.
''La información disponible para 2002 arroja un incremento de la pobreza en torno a los 7 millones de personas respecto a 2001, de los cuales 6 millones cayeron en la indigencia. Así, el número de pobres en la región estaría aumentando en 15 millones de personas de 2000 a 2002, cifra que señala un sensible deterioro del panorama social de la región'', anota la Cepal.
El aumento de la pobreza es quizá lo único que distinga a América Latina y el Caribe respecto de la situación prevaleciente en los años 80, antes del inicio de las reformas de libre mercado. En los años previos a la crisis de la deuda, la pobreza disminuía y, ahora, aumenta.
Sale más dinero del que entra por inversión extranjera a la zona
Pero lo que no ha cambiado es la transferencia de riqueza de la región hacia los países desarrollados. América Latina y el Caribe, donde las privatizaciones de empresas públicas atrajeron en las últimas dos décadas multimillonarias sumas de inversión extranjera directa, que alcanzaron los 471 mil millones de dólares en los 10 años anteriores, siguen pagando tributos que superan las entradas de nuevos recursos.
Sólo en 2002 la salida neta de recursos de la región alcanzó los 39 mil 104 millones de dólares, cifra que multiplicó por 8.5 las salidas registradas en 2001, que fueron de 4 mil 572 millones de dólares. La salida de recursos del año pasado superó el monto de la inversión extranjera directa en la zona, cifrada en 38 mil 974 millones de dólares.
Pero si se suman los pagos de intereses y las utilidades remitidas por las empresas extranjeras asentadas en la región hacia sus matrices, la salida de recursos de Latinoamérica ascendió el año pasado a 52 mil 500 millones de dólares, alrededor de 4 por ciento del PIB regional.
''En 2002, las corrientes de capitales hacia América Latina y el Caribe retrocedieron hasta los niveles de finales de la década de los 80'', apunta la Cepal.
Otro signo de retroceso se observa en la distribución de los dividendos del crecimiento de la economía. El producto interno bruto por habitante en la región disminuyó 0.3 por ciento en promedio anual entre 1998 y 2002, después de haber crecido 2 por ciento entre 1990 y 1997, también anualmente. Entre 1950 y 1980 el PIB por habitante aumentó cada año 2.8 por ciento y retrocedió uno por ciento al año entre 1980 y 1990.