VIENTOS DE GUERRA
Desmantelan campamentos instalados en el desierto y limpian armamento
Tropas de Estados Unidos se alistan para avanzar hacia la frontera Irak-Kuwait
Piden a soldados estar preparados para enfrentar ataques con armas químicas
REUTERS
Norte de Kuwait, 18 de marzo. Las tropas de Estados Unidos estacionadas en el desierto kuwaití realizaban el martes los preparativos finales para una invasión a Irak, después que el presidente George W. Bush diera un ultimátum de 48 horas al líder iraquí, Saddam Hussein, para que abandonara el país.
Algunos soldados se levantaron a la 1:30 de la madrugada para desmantelar tiendas de campaña y empacar equipo bélico, con las órdenes de moverse a otra posición y estar listos para comenzar un inminente ataque a Irak.
Bush dijo que el asalto se realizará si Hussein no ha salido de su país a las 01:15 GMT del jueves (19:15 horas de México).
Soldados vestidos con uniformes de combate y con sus equipos personales al lado revisaban fusiles de asalto, ametralladoras y granadas de mano con rostros serios y concentrados.
Algunas unidades desmantelaron sus campamentos en el desierto y cargaron su equipo en camiones militares, preparándose para avanzar hacia la frontera con Irak, donde dormirán al aire libre y no levantarán tiendas de campaña.
James Mattis, comandante general de la Primera División de Infantería de Marina, señaló a sus tropas, en una carta entregada a cada soldado, que había llegado el momento de ir a la guerra para derrocar a Hussein.
"Cuando dé la orden, juntos cruzaremos la línea de partida en compañía de las fuerzas que decidan pelear con nosotros para destruir al enemigo", decía el texto.
"Ataques con armas químicas, traiciones y el uso de humanos inocentes como escudos son tácticas que debemos esperar, así como una serie de trucos sucios, pero deben seguir adelante con la decisión," agregó.
Las tropas lucían confiadas y algunas unidades se mostraban ansiosas de comenzar la invasión, tras varias semanas de incomodidades en el inhóspito desierto de Kuwait, metidos en tiendas de campaña, con altas temperaturas y azotados por tormentas de arena.
"Por fin vamos a alguna parte. Vamos a la guerra", aseveró el sargento Robert Vennebush, de 25 años, miembro de una unidad de ingeniería del ejército.
Cerca de 280 mil soldados estadunidenses y británicos están estacionados en la región, listos para entrar en acción.
De acuerdo con fuentes militares, el ataque comenzará con un devastador bombardeo, que diezmará el ya desmantelado ejército iraquí, y después las tropas entrarán al país por tierra en un rápido asalto respaldado por tanques y helicópteros.
"Tengo plena confianza en cada uno de ustedes", dijo el capitán de infantería de marina Mike Martin a los 100 soldados de su unidad.
"Ahora es cuando van a trabajar duro por su sueldo, porque las cosas se pondrán difíciles", agregó. "Voy a hacer todo lo que esté de mi parte para que cada uno de ustedes regrese a salvo a su casa."
A bordo del portaviones Abraham Lincoln, la moral era también alta por la inminencia del ataque contra Irak, tras largas semanas de espera. "Comencemos a bombardear para irnos pronto a casa", aseveró un infante de marina. En el buque insignia inglés Ark Royal, uno de los miembros del destacamento anfibio de Gran Bretaña dijo que se alegraba de que la espera hubiera terminado luego del ultimátum de Bush.
"Por lo menos ya tenemos una decisión tomada, para bien o para mal", manifestó Lloyd Frosdick.
"Hace más de 10 años que le estamos advirtiendo que debe desarmarse," agregó.