Peter Rosset*
Guerra y libre comercio
Desde hace unos años, Estados Unidos está sumergido en una crisis de múltiples dimensiones cada vez más complejas y profundas. En primer lugar, viene sufriendo una pérdida de competitividad de la industria frente a la europea y asiática. Este problema ha ido creciendo desde hace varias décadas. Paralelamente, con el fin de la guerra fría se produjo un distanciamiento paulatino entre Estados Unidos y sus aliados tradicionales. Al mismo tiempo, crece la crisis de legitimidad del modelo neoliberal a escala interna, primero por la creciente polarización social dentro del mismo Estados Unidos (desempleo, criminalidad, corrupción) y, segundo, por escándalos como los de Enron, WorldCom, etcétera, a lo que se suma la crisis de legitimad electoral del presidente Bush y, fundamentalmente, el contexto de recesión profunda en que se encuentra actualmente la economía estadunidense.
Con tantos problemas, Ƒquién puede sorprenderse de que los poderosos en Estados Unidos lancen una guerra? Es una vieja táctica de los presidentes para estimular la economía y distraer la atención de la población de los problemas en casa. Pero con una mirada un poco más profunda, encontraremos también los estrechos vínculos entre la guerra y la militarización con la fanática defensa estadunidense del llamado "libre comercio".
En ambos casos, Estados Unidos busca reconquistar su lugar hegemónico en el mundo, económica, política, y militarmente. En este contexto, Ƒcuáles son los propósitos de la militarización estadunidense en América Latina, Oriente Medio, Europa del este y Asia? ƑY de la guerra anunciada contra Irak? En primer lugar, y en forma muy evidente en el caso del petróleo y de los recursos de la Amazonia, el control sobre los recursos estratégicos. También está el viejo lema "hacer el mundo seguro para las corporaciones e inversionistas" de Estados Unidos, dando cobertura militar a la libre extracción de ganancias y protegiendo a sus inversiones de capital. La guerra contra Irak cumple un doble propósito, además de distraer al electorado estadunidense, pretende controlar los recursos petroleros del Oriente Medio, y servir como ejemplo demostrativo para los demás países del sur, rodeados por bases militares estadunidenses. O sea: "špórtense bien o verán lo que les pasa!" No estamos frente a una guerra localizada: se trata de una verdadera guerra global de recolonización.
Ahora, si analizamos los objetivos de los tratados de libre comercio (OMC, ALCA , TLCAN y acuerdos bilaterales) encontramos que hay gran semejanza con los propósitos de la guerra y la militarización. Mediante estos acuerdos se garantiza a las corporaciones del norte el acceso libre a los mercados del sur, eliminando toda barrera a la libre extracción de ganancias, y además su control sobre los recursos (petróleo, agua, recursos genéticos, etcétera) por medio de la privatización a manos de trasnacionales con casa matriz en el norte. En otra palabras, la misma recolonización. O sea, el libre comercio es guerra por otras vías.
Esto levanta una duda: si ya existe la OMC, Ƒpor qué Estados Unidos busca también el ALCA? Si se firman los acuerdos de la OMC en la próxima reunión ministerial a celebrarse en Cancún, en septiembre de 2003, significará la consolidación normativa de todos los países dentro de una gran economía global. En esta gran economía global la industria estadunidense tendrá que confrontar su baja competitividad, sobre todo frente a Europa, Japón y China. Frente a este escenario, Estados Unidos quiere asegurarse reservas privadas, donde sus corporaciones tengan mayor acceso que las demás, garantizando su ventaja. A estas reservas privadas se accede a través del ALCA, el TLCAN y los acuerdos bilaterales.
Con la guerra contra Irak, con las nuevas bases militares a lo largo y ancho del sur, y con el ALCA, TLCAN y los acuerdos bilaterales, Estados Unidos busca tomar ventaja frente a sus competidores en la nueva guerra de colonización del tercer mundo. Una guerra militar y de libre comercio. Una guerra que además de sus terribles impactos sobre los pueblos del sur también tiene efectos devastadores internamente. A causa del "libre" comercio ya casi se ha eliminado la agricultura familiar del campo en Estados Unidos, se ha generado desempleo y desesperación social en el país. Con los recortes sociales, que serían el costo de la inminente guerra contra Irak, se intensificarán estos problemas. Por todo esto, en este momento histórico es imprescindible vincular los movimientos contra la guerra en el norte y en el sur, entre sí y con el movimiento mundial contra la globalización neoliberal que representan los acuerdos de libre comercio. El "libre" comercio no es nada más que la guerra por otras vías: guerra contra todos los pueblos, en el norte y en el sur.
* Codirector de Food First-Institute for Food and Development Policy (http://www.foodfirst.org) en Estados Unidos