VIENTOS DE GUERRA
"No hay razón para desatar una guerra a fin
de desarmar al régimen iraquí", sostiene el presidente francés
Rusia y Francia votarán no
"Exportar democracia está condenado al fracaso",
dice el canciller Ivanov
JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL
Moscu, 10 de marzo. Al hacer frente común
con Francia y Alemania en el rechazo a la guerra, Rusia emprendió
este lunes lo que podría ser un último intento por que Estados
Unidos retire del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones
Unidas (ONU) su borrador de resolución que autoriza el uso de la
fuerza contra Irak.
Por boca del ministro de Relaciones Exteriores, Igor Ivanov,
el gobierno ruso lanzó este mensaje contundente: "No podemos apoyar
una resolución que contiene un ultimátum de exigencias incumplibles,
que se contradicen con la línea (de negociación política
y diplomática) abierta por la anterior resolución, la 1441".
Y para no dejar dudas advirtió: "Consideramos que
ahora sería poco oportuno someter a votación del Consejo
de Seguridad un proyecto de resolución de ese tipo, pero si se pone
a votación, Rusia va a votar en contra".
Desde que el presidente de Estados Unidos, George W. Bush,
hizo pública su intención de atacar Irak, y tras varios meses
de intenso estira y afloja diplomático, es la primera vez que Rusia
abandona el lenguaje del amago hipotético y precisa bajo qué
circunstancias está dispuesta a ejercer su derecho al veto.
Una de dos: o se suprime el ultimátum a Hussein
y se procede a negociar un proyecto de resolución menos drástico
o Rusia, aunque el significativo gesto del veto resulte insuficiente para
impedir la guerra, se deslinda de un ataque de Estados Unidos contra Irak
que carezca del aval de Naciones Unidas.
No hay argumentos serios
Ivanov, al reiterar que no es necesaria ninguna resolución
adicional del Consejo de Seguridad de la ONU, dijo que en "la anterior
sesión no escuchamos ningún argumento serio en favor de una
solución violenta del problema iraquí".
Señaló que, por el contrario, en este momento
se dan todas las condiciones necesarias para impulsar un arreglo político
en Irak, y la comunidad internacional debe aprovechar esta oportunidad.
Rusia -dijo Ivanov- exhorta a todos los países
miembros del Consejo de Seguridad de la ONU a "analizar con responsabilidad
esta complejísima situación y a tomar una decisión
que favorezca un arreglo político en Irak".
El canciller ruso anotó que los inspectores ya
demostraron que son capaces de cumplir su tarea de desarmar Irak, como
exigen las resoluciones adoptadas por dicho consejo, y aseguró:
"Es imprescindible prestar todo nuestro apoyo a la labor que realizan los
inspectores de la Unmovic (Comisión de la ONU para la Inspección,
Verificación y Vigilancia del Desarme) y de la AIEA (Agencia Internacional
de Energía Atómica)".
Opinó también que en el plano estrictamente
militar Irak nada puede contraponer al poderío bélico de
Estados Unidos y que, por ello, un ataque "se convertiría en matanza".
Lamentó que habría muchas víctimas
entre la población civil y más destrucciones, pero no se
resolvería el problema planteado en tantas resoluciones del Consejo
de Seguridad de la ONU.
Sin hacer referencia expresa a
Estados Unidos, el jefe de la diplomacia rusa se mostró sorprendido
de que haya países que se fijan como meta "democratizar" a Irak.
"Exportar la democracia, más aún cuando
se trata de países con una cultura milenaria, está condenado
al fracaso", apuntó Ivanov y recordó: "En los tiempos de
la Unión Soviética tratamos de implantar regímenes
leales (a Moscú), y todo mundo sabe en qué terminó
aquello".
La posibilidad de que Rusia, de mantenerse los términos
de ultimátum en que fue redactada, vete la resolución promovida
por Estados Unidos, provocó una reacción inmediata de la
Casa Blanca.
"Esperemos que no ocurra", indicó en Washington
el vocero de la Casa Blanca, Ari Fleischer, antes de rematar con esta velada
amenaza: "el presidente (Bush) quedaría decepcionado (de Rusia)".
A diferencia del presidente francés, Jacques Chirac,
y del canciller federal alemán, Gerhard Schroeder, que confirmaron
su deseo de viajar a Nueva York para participar en la sesión del
Consejo de Seguridad en que se votaría la resolución, el
servicio de prensa del Kremlin dio a entender que Vladimir Putin asistiría
sólo a una reunión que contara con la presencia de los jefes
de Estado de los 15 países miembros de esa instancia multilateral.
En caso de que la resolución se ponga a votación
este martes o el miércoles, el canciller Ivanov tampoco podrá
estar presente, pues justo estos días se dispone a visitar Irán
y Afganistán.
Por otro lado, Guennadi Selezniov, el presidente de la
Duma, la Cámara Baja del Parlamento ruso, realizó hoy un
viaje relámpago a Bagdad, de apenas unas horas. Nada trascendió
acerca del mensaje verbal de Putin que Selezniov transmitió a Saddam
Hussein, más allá de que Rusia inscribe la misión
del legislador en los esfuerzos por encontrar una solución pacífica
a esta crisis.
"Se rompería la coalición antiterrorista":
Chirac
REUTERS, AFP Y DPA
Paris, 10 de marzo. "Suceda lo que suceda, Francia votará
no", en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas
(ONU) a una resolución que autorice la guerra contra Irak, declaró
el presidente Jacques Chirac.
En el transcurso de una entrevista emitida simultáneamente
la noche de este lunes por las cadenas francesas de televisión TF1
y France 2, Chirac utilizó un tono pedagógico para explicar
la crisis iraquí y tranquilizar a los franceses sobre las consencuencias
que pueda tener la posición francesa en este asunto.
"Suceda lo que suceda, Francia votará no", indicó
Chirac. "Podría haber, efectivamente, una mayoría de nueve
votos o más para una nueva resolución que autoriza la guerra.
Si ese es el caso, Francia votará no, porque esta noche considera
que no hay razón para desatar una guerra a fin de alcanzar el objetivo
que nos hemos impuesto, que es el desarme de Irak", indicó.
"Cuando uno de los cinco miembros del Consejo de Seguridad
vota no, aunque haya una mayoría, la resolución no es adoptada
y es lo que se llama el derecho de veto", explicó Chirac, quien
señaló que por el momento "la hipótesis más
probable" es que la propuesta no alcanzará los nueve votos en favor
para ser aprobada por el Consejo de Seguridad.
La resolución necesita el respaldo de nueve de
los 15 miembros del Consejo de Seguridad, sin vetos de los miembros permanentes,
para que sea aprobada. La votación de la resolución, formulada
y presentada por Estados Unidos, Gran Bretaña y España ante
el Consejo de Seguridad el 24 de febrero, deberá llevarse a cabo
los próximos días.
No obstante, el presidente francés indicó
que Irak no coopera lo suficiente con los inspectores de armas de la ONU
que buscan las supuestas armas de exterminio. El jefe del Estado francés
pidió a Irak, "un país todavía peligroso", que coopere
más con los expertos y expresó su deseo de que los inspectores
dispongan de "algunos meses suplementarios".
Jacques Chirac se mostró concés no quiso
revelar las intenciones de Camerún, como tampoco lo hizo su colega
camerunés, François Xavier Ngoubeyou, durante una conferencia
de prensa conjunta.
De Villepin llegó a Yaundi procedente de Angola
en donde fracasó en su intento por convencer a este país
de que se puede evitar un conflicto armado en Irak. Sin embargo, Angola
no reveló cuál será su posición durante la
votación del proyecto de resolución de Estados Unidos, Gran
Bretaña y España en el Consejo de Seguridad.
Así, el canciller federal de Alemania, Gerhard
Schroeder, asistirá a la reunión del Consejo de Seguridad
en Nueva York si se vota una nueva resolución sobre Irak, indicó
este lunes en Berlín el vocero de su gobierno, Bela Anda. Agregó
que el gobierno alemán concederá a Estados Unidos la autorización
para la utilización del espacio aéreo germano, incluso si
ese país lleva a cabo una acción militar unilateral contra
Irak.
La táctica, "de choque y pavor" para que el conflicto sea breve: Richard Myers
Admite EU que apoyar su resolución "será votar por la guerra" contra Irak
Comenzó Washington negociaciones para los contratos de reconstrucción del país árabe
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington y Nueva York, 10 de marzo. El gobierno de George W. Bush dijo esta semana que un voto en favor de su resolución ante el Consejo de Seguridad de la ONU es un voto por la guerra contra Irak.
Hasta ahora, los gobiernos británico y de otros países habían argumentado que esa resolución no era una declaración de guerra. De hecho, el juego de palabras y frases diplomáticas que elegantemente omiten las palabras "guerra", "uso de la fuerza" o "acción militar" en la resolución promovida por Estados Unidos y sus aliados en el Consejo de Seguridad tiene el propósito de facilitar la negociación de los nueve votos que se requieren para su aprobación (sin un veto de uno de los cinco países permanentes).
Así, cualquier gobierno que vote en favor siempre podrá argumentar que jamás votó por la guerra, sólo por una resolución que demanda que Irak cumpla con su obligación de desarmarse. Un funcionario británico explicó al Wall Street Journal que este manejo del texto "permitiría a un país votar en favor de la resolución y aun así criticar nuestra acción militar si eso es lo que requiere su debate político interno".
Pero este fin de semana los promotores de esa resolución dejaron claro el propósito de la misma. "Todos saben lo que implica (la resolución): es hora de obligar al cumplimiento por medio del uso de la fuerza militar", dijo en diversas entrevistas este fin de semana el secretario de Estado, Colin Powell.
Así, un voto en favor de la resolución legitimará una guerra como ninguna otra que haya librado Estados Unidos. La táctica, según el presidente de la Junta de Jefes Militares de este país, es algo que se ha llamado "choque y pavor". El plan militar, señaló el general Richard B. Myers, está diseñado para intentar crear las condiciones para un conflicto bélico breve, y "la mejor manera de hacer eso sería tener tal choque sobre el sistema, que el régimen iraquí tendría que suponer desde el principio que el fin es inevitable".
Aunque el general se negó a brindar detalles, otros oficiales militares han dicho que este plan de guerra considera enviar 3 mil bombas y misiles contra Irak en las primeras 48 horas del conflicto, seguidas por una invasión terrestre inmediata.
Este plan también incluye misiones de las fuerzas de Operaciones Especiales cerca y dentro de Bagdad para atacar sedes del liderazgo y de comando y control. El ataque se enfocaría en sistemas de comunicación, suministro de electricidad y los sistemas de agua y sanidad, informó otro funcionario estadunidense a CBS.
El general Myers advirtió que aunque se hará todo para limitar las bajas civiles, "no podemos olvidar que la guerra es inherentemente violenta. Habrá muertos. Aunque intentemos limitar las bajas civiles, éstas ocurrirán. Necesitamos concientizar a la gente de que eso es la guerra. La sociedad acepta la idea de que esto va ser limpio. Bueno, no será así".
Pero este plan de "choque y pavor" tendrá consecuencias directas e indirectas, y expertos advierten de una extensa crisis humanitaria. Cerca de 60 por ciento de la población iraquí, unos 14 millones de personas, depende de raciones alimentarias del gobierno para sobrevivir hoy, aun antes de la guerra. "El programa de distribución financiado por la ONU Petróleo por alimentos es el más grande del mundo y depende extensamente del sistema de transporte, el cual será uno de los primeros objetivos de la guerra, cuando las fuerzas estadunidenses intentarán destruir rutas de transporte para prevenir movimientos de tropas iraquíes e interrumpir suministros militares", explicó Charles Clements, médico y veterano de la guerra de Vietnam, quien recientemente visitó Irak.
La destrucción de este sistema de transporte, señaló, pondrá en riesgo de hambruna y finalmente de muerte a millones de personas. La agencia humanitaria de la Organización de Naciones Unidas dice que esta guerra podría costar la vida a 1.2 millones de niños iraquíes, una hambruna y una emergencia médica generada por la destrucción de servicios básicos como agua potable y sistemas de distribución de alimentos y medicinas.
Funcionarios del gobierno estadunidense no ocultan el hecho de que esperan una gran destrucción de la infraestructura básica de Irak durante la guerra. El Departamento de Estado reconoció hoy que ya ha iniciado reuniones con varias empresas privadas para negociar contratos para la reconstrucción de puertos, aeropuertos, escuelas y servicios de salud al término de la guerra.
Human Rights Watch sugirió a finales de febrero que cualquier nueva resolución de la ONU debería incluir una prohibición explícita de ataques contra objetivos civiles como viviendas, sitios religiosos, hospitales y escuelas. "La fuerza militar no debería ser utilizada para atacar la moral civil o destruir objetivos civiles por propósitos simbólicos", declaró la organización de derechos humanos en una carta enviada a los gobiernos miembros del Consejo de Seguridad.
"Si hay una guerra en Irak, los civiles serán los que más cargarán con el sufrimiento", mencionó Kenneth Roth, director ejecutivo de Human Rights Watch. "Una intensa presión del Consejo de Seguridad podría ser la única esperanza de prevenir un desastre humanitario".
Amnistía Internacional también ha instado a los miembros del Consejo de Seguridad a incluir protecciones a los derechos humanos en toda consideración de una nueva resolución en la ONU.
Hasta la fecha, ninguno de los 15 miembros del Consejo de Seguridad ha respondido las misivas.
Chile y otros países negocian propuesta para
que Bagdad pruebe que se está desarmando
Intenso cabildeo de Bush para obtener nueve votos en
el Consejo de Seguridad
Reitera Blix que los inspectores aún no encuentran
armas de destrucción masiva en Irak
DAVID BROOKS Y JIM CASON CORRESPONSALES
Nueva York y Washington, 10 de marzo. La Casa Blanca
reiteró hoy que obligará una votación en el Consejo
de Seguridad de la ONU esta semana para la resolución que fija un
ultimátum a Irak y con ello el inicio de la guerra, en un día
en el que el gobierno de George W. Bush continuó su intenso cabildeo
para lograr por lo menos nueve votos en favor de su resolución.
Pero el presidente Jacques Chirac afirmó en París
que Francia vetará una resolución que autorice la acción
militar. Mientras tanto, varios países miembros indecisos del Consejo
de Seguridad, encabezados por Chile, discuten una propuesta para enmendar
la resolución, al incluir la demanda de que Irak cumpla con una
serie de acciones de desarme antes de una fecha límite a mediados
de abril, ampliando un mes el plazo propuesto por Estados Unidos.
A pesar de estas maniobras, el juego diplomático
de Estados Unidos y Gran Bretaña es hacer todo lo posible para conseguir
por lo menos nueve votos en favor de su resolución, que establece
una fecha límite el 17 de marzo. Con ello, se argumenta, aunque
Francia o Rusia decidan vetar y nulificar la resolución, Washington
obtendrá un triunfo diplomático con el voto de mayoría,
con el cual podrá sostener que una guerra ya no sería un
acto unilateral.
Esta
tarde en Nueva York el Consejo de Seguridad se reunió en sesión
privada en lo que la Casa Blanca llamó "el fin del proceso diplomático",
y otros funcionarios calificaron de "la etapa final del juego" sobre Irak.
Gran parte del tiempo se dedicó a preguntas al jefe de los inspectores
de armas, Hans Blix.
Al término de la sesión, el jefe de inspectores
informó que su equipo estará en posibilidad de entregar al
consejo el documento de "tareas claves de desarme pendientes", marcando
lo que Irak debe hacer para cumplir con sus obligaciones la semana próxima.
Blix reiteró que hasta la fecha los inspectores no han detectado
armas de destrucción masiva en Irak.
Todo se enfoca en la fecha límite del 17 de marzo
establecida por el borrador de la propuesta promovida por Estados Unidos,
Gran Bretaña y España, la cual establece un ultimátum
para que Irak "demuestre su plena cooperación, incondicional, inmediata
y activa" para desarmarse y que todos entienden, aunque no está
escrito en la resolución, que si Bagdad no cumple marcará
el estallido de una guerra en su contra.
Pero aparte de los tres países que presentaron
la resolución y Bulgaria, ningún de los otros 11 ha declarado
públicamente su apoyo a la iniciativa. Así, la noticia del
día fueron las declaraciones no de votos, sino de vetos, como el
del presidente de Francia y la continua oposición expresada por
Rusia.
Sin embargo, las maniobras diplomáticas continuaron
y la Casa Blanca dejó entender que tanto el contenido como la fecha
límite no necesariamente son inalterables, aunque insistió
en que el voto de la resolución sí sería esta semana.
Como ha sido el caso en estos últimos días,
el enfoque está en los seis países miembros del Consejo de
Seguridad que aún no han declarado la tendencia de su voto: México
y Chile, Angola, Camerún, Guinea y Pakistán. Diferentes versiones
de la prensa calculan que de éstos, Estados Unidos logrará
o ya logró obtener el voto de cuatro, con los cuales tendría
ocho votos en favor de su resolución.
El juego, entonces, podría ser determinado por
los dos países latinoamericanos, y por ello, la presión sobre
sus gobiernos se intensifica constantemente.
En ese tenor, mientras Powell se entrevistaba hoy con
su par de Guinea, en Washington, el canciller francés Dominique
de Villepin realizaba una gira a las capitales de los tres países
africanos. Por otra parte, circulan versiones de que Gran Bretaña
está buscando ofrecer algunas concesiones en el texto de la resolución
para lograr mayor apoyo de los seis indecisos y evitar un veto de Francia
y Rusia. Esto podría incluir establecer criterios más concretos
para medir el cumplimiento de Irak, dijo el embajador británico
ante la ONU, Jeremy Greenstock, al concluir la sesión privada del
consejo. No descartó la posibilidad de ampliar el plazo establecido
algunos días más.
Y no es para menos. Algunos analistas señalan que
políticamente Londres necesita una resolución mucho más
que Washington, ya que el gobierno de Tony Blair está enfrentando
mayor oposición y nuevas señales de disensión en sus
propias filas por este asunto.
Pero, de acuerdo con algunos medios estadunidenses, el
gobierno de Chile y algunos otros países están negociando
una propuesta que establece que Irak debe cumplir con ciertos criterios
que permitirán evaluar si ese país se está desarmando
antes de 17 de abril.
De acuerdo con la BBC, si Chile se atreve a presentar
esta propuesta formalmente al Consejo de Seguridad creará una problema
para Washington, que tiene más de 200 mil soldados en Medio Oriente
y no desea esperar una mes más antes de lanzar la ofensiva. A la
vez, si esto se logra y obtiene el apoyo de la mayoría, Chile y
otros estarían desafiando a Washington. Con ello, si Estados Unidos
ataca a Irak, lo hará violando la voluntad del Consejo de Seguridad.
Pero Estados Unidos también ha señalado
desde un inicio que está dispuesto a tomar una acción con
o sin la autorización del Consejo de Seguridad. El vocero de la
Casa Blanca, Ari Fleischer, declaró que si el Consejo de Seguridad
no aprueba la resolución estadunidense, la ONU "ya no será
la agrupación internacional que desarmará a Irak, será
otra agrupación internacional la que lo haga".
Nuevamente este lunes la Casa Blanca reiteró que
si el Consejo de Seguridad no vota en su favor, será interpretado
como que "una vez más, el Consejo de Seguridad no está cumpliendo
con sus obligaciones". Al mismo tiempo, el gobierno de Bush continuó
enfatizando que hace todo lo posible para lograr nueve o 10 votos en el
consejo.
Así, el presidente Bush y su secretario de Estado,
Colin Powell, siguieron comunicándose con sus pares en varios países
en el transcurso del día, enfocándose en los países
miembros del Consejo de Seguridad.
A todo esto, la Casa Blanca siguió su retórica
para promover su resolución y autorizar la guerra. El vocero Fleischer
dijo que la ONU había fracasado en el pasado para actuar decisivamente
en otras crisis con consecuencias desastrosas tanto en Ruanda como en Kosovo.
Con ello dejó claro el mensaje de que si la ONU falla una vez más,
la sangre del pueblo iraquí y otros asesinados por las armas de
destrucción masiva de Irak estará en las manos de los países
que votaron contra la resolución estadunidense.
Decano de los legisladores laboristas pide la renuncia del premier inglés
Suficiente el ultimátum a Hussein para que demuestre voluntad de desarmarse: Blair
Congelan a la ministra de Ayuda al Desarrollo por discrepar con las amenazas de guerra
REUTERS, PL, AFP Y DPA
Londres, 10 de marzo. El primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair, afirmó hoy que el ultimátum del 17 de marzo fijado para Bagdad por el proyecto de resolución estadunidense, británico y español es suficiente para permitir que Irak "demuestre que coopera plenamente" con Naciones Unidas.
Sin embargo, la defensa de Blair al proyecto de resolución bélico continúa enfrentando la oposición de un importante sector de los integrantes del gobernante Partido Laborista. El decano de los diputados de este organismo en la Cámara de los Comunes, Ian Dalyell, demandó ante lo que definió como la equivocada política hacia Irak, la salida inmediata de Blair, quien a su vez decidió congelar a su ministra de Ayuda al Desarrollo, Clare Short, que ayer anunció su renuncia al cargo si Londres emprende una guerra sin el aval de la ONU.
El jefe de gobierno se mostró confiado en que una segunda resolución, que abriría la vía a una acción militar contra Irak, será finalmente adoptada en la ONU, y para ello, dijo en un debate televisivo, está trabajando "intensamente".
Blair aseguró que "negociará duramente" con el resto de países miembros de Consejo de Seguridad para intentar definir una lista de criterios que permitan juzgar si Irak coopera o no con la ONU.
"Hemos dado diez días a Saddam Hussein para desarmarse, le hemos dado diez días para demostrar si tiene la intención de cooperar plenamente con los inspectores", explicó.
El primer ministro subrayó que las discusiones que se llevan a cabo en la ONU tienen la finalidad de determinar cómo "juzgar correctamente si Saddam coopera o no", y que con el resto de los países se está tratando la manera de definir todo esto para poder emitir un juicio sensato cuando expire el término del ultimátum.
Blair no descarta viajar a la sesión del Consejo de Seguridad de la ONU durante la cual se votará la resolución, que, sin embargo, podría sufrir modificaciones por parte de Londres, como lo confirmó hoy el ministro británico del Exterior, Jack Straw, ante el Parlamento.
En el plano interno, Blair decidió congelar a su ministra de Ayuda al Desarrollo, perteneciente al ala izquierda del laborismo, aunque por el momento permanecerá en el cargo para no erigirla en "mártir", afirmó un portavoz gubernamental. "Short carece de la confianza del primer ministro", declaró.
Al anunciar ayer su renuncia, Short dijo que si no existe un aval de la ONU para una acción militar o para reconstruir a Irak, "no daré mi apoyo a una violación del derecho internacional que dañaría gravemente a la ONU y dimitiré del gobierno".
Horas antes de este anuncio, el diputado laborista Andrew Reed, adelantó a su vez que abandonará su puesto de secretario privado parlamentario como protesta contra la política iraquí de Tony Blair.
Ante estas amenazas de dimisión, el primer ministro inglés comentó que lo importante en este momento es que "nos mantengamos unidos, presentar nuestros argumentos de forma colectiva para lograr una segunda resolución en la ONU sobre Irak y hacer todo lo posible para conseguirla".
De acuerdo con la prensa local, otros diez secretarios privados parlamentarios renunciarían a sus puestos en protesta por la política de Blair en la crisis iraquí. Para el diario Times se trata de la "crisis más grave" que vive el premier desde su llegada el poder en 1997.
De su lado, el decano Dalyell pidió la salida inmediata de Blair, al asegurar que Estados Unidos y Gran Bretaña están totalmente equivocados. Puntualizó que "nos sentimos extremadamente molestos con la posición de Londres y Washington" que preconizan el recurso de la fuerza contra Irak, tras asegurar que esta opinión es compartida por la mayoría de los diputados laboristas.
Por su parte, el gobierno de Portugal anunció hoy su apoyo a Estados Unidos para la guerra contra Irak, incluso sin el aval del Consejo de Seguridad, señaló el primer ministro José Manuel Durao Barroso.