Néstor de Buen
Las paradojas del mundo
Las declaraciones del presidente Fox, visibles en La Jornada del pasado miércoles, hacen pensar positivamente que México no apoyará la solución propuesta por Estados Unidos en el caso de Irak. Son muy razonables sus justificaciones de nuestra presencia en el Consejo de Seguridad y la reiteración de la resolución 1441 que exigiría el desarme de Irak. Sin embargo, queda en el aire la gran duda: no en favor de la posición de Estados Unidos, Gran Bretaña y España (tal vez sería más justo decir de los señores Bush, Blair y Aznar), pero tampoco en favor de la propuesta francesa, alemana, rusa y china. ƑDónde quedaríamos? La frase presidencial: "Nosotros no nos hemos comprometido con ninguna de esas partes... nosotros trabajamos para alcanzar un consenso y fortalecer la ONU" (nota de Juan Manuel Venegas del día 5) no aclara nada. Recuerda un poco aquella famosa y repetida frase de "ni sí ni no, sino todo lo contrario" que algunos atribuyeron al presidente Echeverría, y que todo indica que había sido producto de la verborrea de algún secretario de Estado.
Bush y compañía sostienen la tesis de que irán a la guerra de cualquier manera, pero que preferirían hacerlo con el apoyo de la ONU. Chirac y Schroeder, y al parecer Putin y otros, rechazan que la resolución 1441 pueda permitir hacerlo, y en todo caso insisten en que el señor Hussein debe desarmarse. Esto último parecía también la propuesta del presidente Fox, pero hoy ya no se sabe. Porque, por una parte, insiste en el desarme: posición europea, y en seguida afirma que nosotros no nos hemos comprometido con ninguna de las opciones. Lo que quiere decir, a fin de cuentas, que lo más seguro es que quién sabe.
No deja de ser confusa esa situación cuya importancia deriva de la integración posible, con el voto de México o de Chile, de la mayoría necesaria para Estados Unidos en el Consejo de Seguridad, pero tampoco resuelve el tema, ya que aun en ese caso existe la posibilidad más que real de que cualquiera de los tres miembros permanentes del Consejo de Seguridad: Francia, Rusia y China, opongan el veto. A los efectos jurídicos, si es que se puede hablar de efectos jurídicos en un drama como el que tiene en vilo a la humanidad, igual vale el veto que la mayoría contraria.
Lo que es paradójico y atenta en contra de cualquier lógica es que se exija a un país que se quede sin defensas cuando a la puerta de su casa está presente el ejército más poderoso del mundo, con la mayor capacidad de agresión inmediata. Yo me imagino que un ciudadano de este dichoso Distrito Federal, preocupado por las posibilidades más que ciertas de sufrir asalto o secuestro, se cargue su pistolita pero que en ese momento se reúna un grupo de ciudadanos, representantes conspicuos de la comunidad, y le prohíban armarse, porque con ello pone en riesgo a la colectividad. Sin perjuicio de que los más conocidos maleantes de la región se pongan guapos con todas las armas letales. El famoso desarme iraquí suena, pero con sonidos violentos, a una linda maniobra que lo único que pretende es allanar el camino a una invasión cuyo objetivo es derrocar a un gobierno, sustituir a sus funcionarios por estadunidenses, al estilo de lo que hizo McArthur en Japón, y quedarse allí mientras el cuerpo y el petróleo aguanten, Un país desarmado difícilmente podría enfrentar la presencia de simples soldados de infantería con sus armas habituales. Y no digamos con todo el aparato de destrucción masiva que evidentemente está presente en Kuwait y alrededores.
Otra paradoja la acaba de consumar el Congreso de Turquía. Apoyado el país, hace apenas unos meses por Estados Unidos, para que se aceptara su incorporación a la Unión Europea, de repente dicen no a la pretensión estadunidense de convertirse en una base que permitiría abrir otro frente contra Irak. Y no hay más remedio que preguntar el porqué de esa decisión. Mi conclusión es que en el ánimo de Turquía tuvo más fuerza su posible incorporación a Europa con el agradecimiento francés y alemán, que el otorgamiento de los créditos ofrecidos por Estados Unidos y que ahora quedaron cancelados. La alternativa era muy interesante. Pero de todo ello lo que más me angustia es la situación de la población civil, con el recuerdo permanente de la guerra de 1991 y los miles de muertos o inválidos de entonces. No olvido Barcelona en 1938. No es nada grato que las bombas estallen a tu alrededor. Y eso que eran bombitas de escasa potencia. Pero asesinaban igual que las otras.