Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 9 de marzo de 2003
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Política

Gutiérrez Barrios lo relacionó con la Iglesia mexicana

Encabeza Castro instalación de la orden de las brigidinas

ROSA ELVIRA VARGAS Y GERARDO ARREOLA ENVIADA Y CORRESPONSAL

La Habana, 8 de marzo. Fidel Castro reveló que el desaparecido Fernando Gutiérrez Barrios fue el enlace que permitió al líder cubano establecer la estrecha relación que ahora mantiene con un sector de la Iglesia católica de México, la cual vio coronada hoy su gestión para instalar en Cuba la orden medieval de las Hermanas brigidinas.

Con un traje civil oscuro, el jefe del gobierno cubano se presentó en un remozado edificio de La Habana vieja, construido en 1742 y que albergará a la congregación del Santísimo Salvador de Santa Brígida.

En un discurso, Castro pidió que se tome como "ejemplo de espíritu ecuménico'' la instalación de la sede de una "noble, simbólica y prestigiosa institución religiosa" que cuenta entre sus principales promotores al arzobispo de Guadalajara, Juan Sandoval Iñiguez.

Más tarde, el gobierno cubano ofreció una cena a la numerosa comitiva que acompaña a las religiosas, las cuales concedieron a Castro el título de comendador, con lo que se convierte en el segundo laico al que otorgan tal distinción.

El primero fue el mexicano José María Guardia, empresario dueño de hipódromos, galgódromos y casas de apuestas en Ciudad Juárez, quien se muestra como el gran mecenas y protector de las monjas y quien conoció a Castro por conducto de Gutiérrez Barrios.

Amigo de Sandoval Iñiguez y del propio Castro, Chema, como es conocido, dijo a la prensa que está convencido de que este año terminará el bloqueo que mantiene Estados Unidos sobre Cuba hace más de 40 años.

Guardia aseguró ser muy católico y tener la misión de realizar obras "para el bien del mundo"; afirmó que profesa admiración por Fidel Castro ("que fue y para mí sigue siendo un gran católico").

En la misa también estuvo el activista opositor Osvaldo Payá, dirigente del Movimiento Cristiano de Liberación y principal promotor del Proyecto Varela, un plan de la disidencia que busca el llamado a un referéndum sobre el sistema político cubano.

Payá dijo que las brigidinas eran bienvenidas en Cuba, donde hay una "Iglesia perseguida, sufriente, que está al lado de su pueblo oprimido y que está pidiendo derechos, no concesiones; por tanto, le damos la bienvenida a estas hermanas religiosas, católicas, que son parte de nuestra Iglesia, pero por otra parte seguimos reclamando la primera de las libertades, la religiosa, fuente de todas las demás".

En su mensaje, Castro relató una vez más la forma en que conoció a Gutiérrez Barrios en 1956 (el lider cubano, entonces exiliado en México, fue detenido y el entonces oficial de la Dirección Federal de Seguridad encabezó las operaciones), para derivar de ahí el vínculo con las madres brigidinas. Ubicó al fallecido ex secretario de Gobernación como un "jefe caballeroso", capaz de cumplir "con rigor" su deber en todo instante.

Fue él, dijo Castro, quien en septiembre de 2000 trajo a Cuba a un "distinguido grupo de religiosos mexicanos" entre quienes estaban Sandoval Iñiguez y miembros de la Conferencia Episcopal de México, como Luis Morales Reyes, Abelardo Alvarado y Luis Barrera, entonces secretario adjunto de la misma y el único de ellos que vino hoy.

Es en esa última parte de la historia donde aparece la madre Tekla Famiglietti, abadesa general de las hermanas brigidinas, a quien se atribuye gran amistad con el papa Juan Pablo II y a quien Castro prácticamente comparó con la madre Teresa de Calcuta. La orden de una y otra, y los trabajos "duros y abnegados" que realizan, "jamás dejaron de recibir reconocimiento, gratitud y apoyo en nuestro país'', dijo el mandatario. Política y religión en una mezcla cubana sui géneris.

En la catedral de La Habana se realizó una misa que concelebraron el enviado papal, Crescenzio Sepe, prefecto de la Congregación Pontificia para la Evangelización de los Pueblos y el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana.

Juan Pablo II envió una carta en la que recordó el viaje que realizó a la isla hace cinco años y, les dijo a los católicos que su mensaje mantiene vigencia: remar mar adentro y que orienten sus actividades para que Cuba pueda "expresar plenamente su alma cristiana''.

Aprovechó monseñor Ortega para decir algo que no requirió para los enterados, mayor explicación: ''saluda el Papa la Carta Pastoral'', dijo en referencia al documento que el mismo arzobispo de La Habana emitió hace dos semanas, y que contiene una fuerte crítica al sistema político y social cubano.

Por la tarde, el jerarca ya no acudiría al convento de las brigidinas donde se presentó Fidel, quien en todo momento concedió el mérito de la nueva sede a la Iglesia mexicana.

Fue tal la importancia que se concedió a esta ocasión que la ceremonia vespertina fue transmitida en directo por la televisión cubana. Y llegaron, como a la misa, el diputado Gustavo Carvajal -que tenía como argumento para su presencia en la isla el que trabaja aquí en la preparación de la próxima reunión interparlamentaria-; el subsecretario de Gobernación, Humberto Aguilar; el ex presidente de la Cruz Roja, José Barroso Chávez, miembro de la Orden de Malta; lo mismo que el publicista Francisco del Cueto; el mánager de artistas, Antonio Berumen, y Roberto O'Farrill.

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