Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 8 de marzo de 2003
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Capital
ENTREVISTA /ENRIQUE SEMO, SECRETARIO DE CULTURA DEL GOBIERNO DEL DISTRITO FEDERAL

El 85% de los capitalinos, sin acceso a actos culturales

ECONOMICOS Y DE EDUCACION, PRINCIPALES FRENOS A LA DIFUSION, DICE

Desde que llegamos al gobierno del df nos planteamos la pregunta: ¿cuál debe ser la política cultural de un gobierno de izquierda? consideramos que esta debería estar orientada a abordar una de las grandes deficiencias de la capital: el problema de los contrastes

RAUL LLANOS SAMANIEGO

Ochenta y cinco por ciento de los habitantes de la ciudad de México no tienen acceso a las actividades culturales y artísticas de carácter privado. Las razones son tres, fundamentalmente: la situación económica que enfrenta esa gente, la concentración de foros y actos en dos zonas de esta capital, y la falta de una iniciación a la cultura a temprana edad.

Esta es la percepción del secretario de Cultura del Gobierno del Distrito Federal, Enrique Semo Calev, quien detalla las políticas que en esta materia impulsa la administración capitalina para hacerle frente a ese panorama con acciones que están enfocadas a lograr una "democratización de la cultura", una "equidad cultural" y quitarle esa "aureola de los entendidos al gran arte".

En entrevista con La Jornada, el funcionario precisa, de entrada, que la consolidación de una política cultural es uno de los aspectos más difíciles de la política y esto se da no sólo en México, o en esta capital, sino también en países desarrollados, como Francia o Alemania.

"Desde que nosotros llegamos al gobierno de esta ciudad nos planteamos la pregunta: ¿cuál debe ser la política cultural de un gobierno de izquierda? Y consideramos que ésta debería estar orientada a abordar una de las grandes deficiencias de la capital, que es el problema lacerante de los contrastes."

Así, por ejemplo, tender al equilibrio entre una oferta cultural de calidad, de gran metrópoli, similar a la de otras grandes ciudades y hacerla llegar al grueso de la población, a los lugares más apartados de esta ciudad, pues hay 85 por ciento de capitalinos que están imposibilitados de asistir a las actividades culturales y artísticas que genera la ciudad.

Semo Calev ubica ahí tres causas: la económica, que muchas veces impide que una familia pueda pagar una entrada al cine de 35 pesos por persona, y ni hablar de otro tipo de actos que se presentan en grandes foros como el Auditorio Nacional o el teatro Metropólitan. La geográfica, es decir, que en la zona centro y sur del Distrito Federal se concentran muchas actividades culturales y artísticas, lo que implica un obstáculo más para la gente que vive lejos de ahí. "Esta distribución de la cultura era la adecuada para los años 40 o 50, pero hoy la hace prohibitiva para la mayoría de la población".

Por último, señala la falta de una iniciación cultural desde temprana edad. "En las escuelas no se adentra a los niños en lo que es la danza moderna, la música clásica, el teatro, porque de lo contrario la Orquesta Filarmónica o el buen teatro se podrían llevar, por ejemplo, a Iztapalapa, con una amplia participación de la gente, y se les podría explicar lo que es una orquesta o la música clásica. Se les mostraría que la filarmónica no sólo toca a Bach, sino también música mexicana".

Para Enrique Semo uno de los principales retos de la política cultural de este gobierno de izquierda es llevar el gran arte, los actos importantes, al gran público, de manera que se incremente cada vez más el número de asistentes, lo mismo a un recital de poesía que al cine de arte.

Al referirse al término de "equidad cultural", el secretario de Cultura precisa que significa que las diversas expresiones artísticas tengan una igualdad en cuanto a calidad. "Para nosotros, un buen jazz o un buen rock es igual a la música clásica, y no creemos que una tenga que ser inferior". Y es que, acota Semo Calev, se piensa que sólo la música sinfónica es gran arte, pero de igual forma lo pueden ser el jazz o el rock.

Democratizar la cultura

Durante la entrevista, realizada en sus oficinas de la colonia Chimalistac, el responsable de cultura en el DF precisa que bajo la lógica de "democratizar la cultura" ésta se ha puesto al alcance del grueso de la población, y de manera gratuita, toda la infraestructura que tiene la secretaría a su cargo, destacando la Orquesta Típica, las nueve orquestas juveniles, los cuartetos de aliento y metales (que han obtenido premios en el extranjero), los dos coros y las bandas, mismas que se llevan a zonas marginadas de la ciudad.

Añade que en este contexto es que se estableció la Feria del Libro en el Zócalo capitalino, que gracias a las actividades teatrales, películas y presentaciones de libros está adquiriendo cada vez mayor resonancia, a grado tal que en su segunda edición la visitaron 900 mil personas en nueve días.

Otra de las acciones que se promueven es la llamada Arte por todas partes, que con el apoyo de artistas de todos los géneros realiza actividades en reclusorios, plazas públicas, casas de la cultura, hospitales, entre otros lugares. Cita aquella anécdota de cuando llevaron un cuentacuentos a un reclusorio. "Decían que no iba a tener caso, que qué tanto iba a importar y ahora ya nos llegan solicitudes de los reclusorios para enviarles cuentacuentos".

Un programa más es Arte al aire libre, y que son los grandes conciertos en varios puntos del DF pero principalmente en el Zócalo. A la par, agrega, se realizan actos por el Día de la Mujer, el Día del Niño, el mes dedicado al Lago de los Cisnes -donde el costo para ver esa obra es de 30 pesos-, la exposición La Tierra vista desde el cielo -que se estima la vieron 10 millones de personas- o las celebraciones por el 6 de julio.

Para Enrique Semo una de las características de la política cultural de este gobierno, "de la que no nos avergonzamos", es la de fundir cultura y política. "Se dice que estos dos campos no se deben mezclar, pero yo creo que sí, aunque con su respectiva autonomía y distancia. Yo creo que ningún artista es apolítico ni un movimiento político puede prescindir de un movimiento cultural".

Este tema, reconoce el secretario, es complejo y polémico, pero "hay que asumirlo públicamente, porque de otra manera es simple hipocresía. Por eso digo que nosotros estamos por una cultura democrática", la cual está en un segundo nivel de prioridades del Gobierno del DF, después de los programas sociales para la gente de menores recursos.

Finalmente, el secretario de Cultura se refiere a la cuestión presupuestal y a las supuestas anomalías en esta institución. Del primer asunto, asegura que a pesar de que la Asamblea Legislativa del Distrito Federal aprobó para 2003 un presupuesto menor al de un año antes, "éste todavía no es definitivo y podría incrementarse de manera significativa". Con todo y ello no se han visto afectados los programas.

A cerca de las supuestas anomalías, explica que se heredaron problemas de administración y contabilidad que están subsanándose con la contratación de despachos externos que han ayudado a atender las observaciones hechas por la Contaduría Mayor de Hacienda de la ALDF, derivadas de las auditorías aplicadas.

De Raquel Bessudo, ex responsable, entre otras cosas, de programar los actos en el Zócalo, dice que se le contrató a finales de 2001 "por sus amplias conexiones en el medio de los patrocinadores y de los amigos adinerados de las artes y la cultura", y que dejó el cargo en 2002 "por razones personales", pero hasta ahora "no se ha comprobado ninguna anomalía de su parte ni se le está investigando", aseguró. 

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