REPORTAJE / DECIMO ANIVERSARIO
DE UN CENTRO CULTURAL AUTONOMO
Las artífices de ese espacio para el arte son
cinco mujeres
Casa Lamm, ejemplar promoción de la cultura
Cuando para el gobierno es más prioritario rescatar
bancos o pagar la deuda externa que dar más apoyo al arte y la cultura,
y para la iniciativa privada estos ámbitos no resultan atractivos
en términos de inversión, Casa Lamm demuestra la indiscutible
viabilidad de un proyecto que se gestó hace un decenio
ARTURO GARCIA HERNANDEZ
En la bolsa de valores sociales, hace rato que el arte
y la cultura están a la baja. Para el gobierno no son rubros prioritarios
(importa más rescatar bancos o pagar los intereses de la deuda externa),
y para la iniciativa privada no son negocio o representan una inversión
riesgosa (es más seguro y redituable comprar -y después vender-
un banco).
En
ese contexto, resulta excepcional y notable un espacio como Casa Lamm,
que a 10 años de su fundación se ha ganado un lugar como
empresa cultural económicamente exitosa, como importante foro para
el debate de la vida pública nacional y como centro de reconocido
prestigio académico.
Más allá de un centro de estudios
El Centro Cultural Casa Lamm nació de la pasión
compartida por el arte y la cultura de cinco mujeres: las hermanas Claudia,
Germaine y Cecilia Gómez Haro, y de Elín Luque y Elena Lamm.
Su primer propósito era crear un centro de estudios, sin ir más
allá: ''Veíamos -recuerda Germaine Gómez Haro- que
hacía falta en México una carrera de historia del arte no
sólo teórica, sino práctica, que incluyera asignaturas
como museografía, museología, crítica de arte, aspectos
generalmente soslayados en los programas tradicionales de la historia artística.
Con mucho trabajo, con mucho esfuerzo, abrimos la licenciatura y la incorporamos
a la Secretaría de Educación Pública".
Pronto quedó claro que el proyecto tenía,
por así decirlo, vocación de alebrije, le empezaron a salir
alas por todos lados y emprendió su propio vuelo: ''Poco a poco
fueron surgiendo propuestas". Fue idea de Guillermo Tovar de Teresa abrir,
además, una librería especializada en libros de arte de la
que se hizo socio y a la que él mismo bautizó: Pegaso. En
seguida surgió otra propuesta: ''En vez de rentar el espacio que
no ocupaban la escuela ni la librería, decidimos lanzarnos a la
epopeya de crear una galería de arte, de esa manera nuestros estudiantes
iban a tener aquí mismo un espacio práctico para trabajar.
Y con el tiempo, después de que el Centro Cultural Arte Contemporáneo
fue cerrado, conseguimos que la Fundación Cultural Televisa nos
cediera en comodato su biblioteca de arte".
A salvo de la guerra cristera
El alebrije siguió creciendo: lo que iba a ser
una sencilla cafetería para los estudiantes, terminó en el
restaurante Las flores del mal, bautizado así en evidente homenaje
al poeta francés Charles Baudelaire. Finalmente, el Centro de Cultura
Casa Lamm fue inaugurado el 17 de junio de 1993. Con el tiempo se convirtió
en un importante lugar de encuentro por atraer escritores, artistas, intelectuales,
líderes sociales y políticos.
''De pronto -rememora Germaine Gómez Haro-, en
época de elecciones podías estar aquí desayunando
o tomando un café y a media mañana te encontrabas a Santiago
Creel en una mesa, a Cuauhtémoc Cárdenas en otra y Francisco
Labastida en otra. Había un flujo de gente muy interesante, con
diferentes intereses. Así se volvió más que la simple
escuela que visualizamos al principio."
Cualquiera que pase frente al número 99 de la avenida
Alvaro Obregón, esquina Orizaba, puede admirar Casa Lamm, uno de
los orgullos arquitectónicos de la colonia Roma. Perteneciente al
estilo arquitectónico afrancesado, por el que sentía predilección
las elite porfirista, fue erigida sobre una superficie de mil 400 metros
cuadrados, de los cuales 850 corresponden a la construcción. Su
diseñador, el arquitecto Lewis Lamm, la concibió originalmente
como casa-habitación, pero una vez concluida (en 1911) fue sede
del Colegio Francés Jalisco para varones. Durante la guerra cristera
(1926-1929) se salvó de la destrucción indiscriminada que
el gobierno emprendió contra inmuebles destinados para uso religioso.
Afortunada integración
El
terremoto que cimbró a la ciudad de México en 1985 llamó
la atención sobre el patrimonio arquitectónico afectado o
en peligro de desaparición. Casa Lamm estaba en la lista. En 1992,
Germaine, Claudia y Elín Luque, egresadas de la carrera de historia
del arte por el Instituto de Cultura Superior, vieron en el inmueble el
espacio ideal para crear un centro cultural. Se asociaron con Elena Lamm,
nieta del arquitecto constructor, y emprendieron el rescate y restauración
que habrían de devolverle su antiguo esplendor. Ya había
nido
para incubar el huevo del alebrije. La malograda casa-habitación,
el antiguo colegio religioso tenía nuevo destino: escuela de enseñanza
artística, de arte, galería, librería, cafetería,
biblioteca y cine-club.
Hace un par de años, las socias de Casa Lamm decidieron
hacer algunas modificaciones: ''Vimos que el restaurante Las flores del
mal no era un área que pudiéramos seguir atendiendo y convocamos
a un grupo de jóvenes empresarios restauranteros. Nuestra idea sólo
era renovar el restaurante, pero jamás pensamos lo que sucedería.
Como jóvenes y más dinámicos que nosotras, llegaron
con una propuesta que nos dejó boquiabiertas: salirse de los límites
del diseño arquitectónico original para crear un espacio
con un concepto totalmente contemporáneo. Consultamos con especialistas
del Instituto Nacional de Bellas Artes, con arquitectos renombrados y a
todo mundo le pareció que era muy buena idea, una integración
muy afortunada, y fue así como dimos lugar a este nuevo espacio
que recrea conceptos de integración arquitectónica que se
aplican en los grandes centros culturales del mundo, por ejemplo en el
Museo Louvre de París".
Mantener la calidad
¿Qué explica el éxito de una empresa
cultural privada como Casa Lamm? A decir de Germaine Gómez Haro,
la base del éxito ha sido ''mantener un nivel de calidad en todas
nuestras actividades. Por ejemplo, en nuestra área académica
empezamos con una licenciatura, ahora ya impartimos una maestría
en arte mexicano y un doctorado; la maestría está incorporada
a la Universidad Autónoma de Querétaro y el doctorado en
arte contemporáneo a la Universidad de Morelos. Somos la única
institución en México que tiene esos tres grados en historia
del arte. Claudia y yo cursamos actualmente el doctorado en la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM) y de ahí hemos
invitado a muchos de nuestros maestros, que aceptan venir, y eso nos habla
de que en la máxima casa de estudios hay un reconocimiento para
Casa Lamm".
Por otro lado, ''en la galería hemos sostenido
un continuo y sólido programa de exposiciones, pues casi todas cuentan
con catálogo. De esa manera es fácil conseguir patrocinadores,
ya que en las cuestiones culturales definitivamente necesitamos patrocinadores
privados; somos una institución privada y desde luego no vamos a
ir a pedir apoyo financiero al Estado, aunque lo solicitamos para otras
cosas, pero no financiero. El gran reto y mayor satisfacción ha
sido salir y buscar nuestros patrocinadores. Con calidad lo hemos conseguido".
No obstante su éxito, Casa Lamm no ha estado al
margen de dificultades a lo largo de estos 10 años. Las principales
han sido de carácter económico: ''Ha habido épocas
en las que ha bajado mucho el número de estudiantes. Ahí
se nota cuando el país está en algunos momentos más
críticos que otros; no hay tantos estudiantes inscritos. En ningún
semestre hemos cerrado ni vamos a cerrar la carrera; si es necesario conseguir
patrocinio lo conseguimos, para que siga adelante, así sea con cinco
alumnos.
''También
ha sido muy difícil sostener la librería. El año pasado
todos oímos las quejas de las editoriales, el gran número
de librerías cerradas. Eso ha sido lo más difícil
de sostener. La librería no es un negocio, porque en México,
aparte de la Gandhi, ninguna es negocio. Si otras han sido negocio es porque
se convierten en restaurante, como El Péndulo; es muy buena idea,
pero no vive de los libros. Tenemos la librería con el mejor surtido
en libros de arte en México, y aunque por momentos es muy difícil
mantenerla, tratamos de subsidiarla con algunas otras áreas."
Entre las dificultades, también hay varios motivos
de orgullo: ''Cuando los artistas que trabajan con nosotros en las gale-rías
logran un avance en su carrera o una promoción gracias al apoyo
de Casa Lamm ha venido el reconocimiento de los artistas que han estado
con nosotros, que siguen exponiendo y sienten que sí los apoyamos.
Es un reconocimiento muy importante.
''Otro motivo de orgullo son nuestros alumnos. Ya egresó
la primera generación de historiadores del arte, muchos de ellos
recibidos. Ponemos gran empeño en que se reciban y cursen el posgrado;
a los que no pueden continuar los apoyamos para conseguir un trabajo. Algunos
ya están trabajando en galerías o en centros de cultura.
y eso es motivo de satisfacción."
Espacio abierto, plural y vivo
Durante los 10 años transcurridos desde su fundación,
Casa Lamm ha evitado ceñirse a una sola corriente ideológica
o estética: ''Hemos optado por una saludable heterodoxia que nos
ha permitido mantenerla como espacio abierto y plural, sede de infinidad
de muestras de pintura, escultura, grabado y fotografía". También
a esa apertura se debe su lugar como espacio de debate y reflexión:
''Está clarísimo que aceptamos la participación de
cualquier tendencia partidista. Todo lo que se da aquí, conferencias
o presentaciones de libros, es sin ningún tipo de censura. El único
requisito es la calidad".
Una vez cumplida su primera década, la prioridad
de Casa Lamm es consolidar lo que ya tiene: ''Cuidar el nivel de nuestras
actividades y seguir con la ardua tarea de conseguir patrocinios, sobre
todo para el área académica, y lograr que de aquí
salgan los mejores investigadores en arte contemporáneo. En eso
estamos".
Otro asunto de sumo interés para las socias de
Casa Lamm es la promoción en el extranjero del archivo fotográfico
que Manuel Alvarez Bravo empezó a formar en 1980 para la Fundación
Cultural Televisa, por encargo de su entonces presidente, Emilio Azcárraga
Milmo. Dicha colección también la posee en comodato Casa
Lamm.
Germaine Gómez Haro señala que ya se han
convenido varias exposiciones en galerías de Europa y Estados Unidos:
''Va a ser importante, porque nos dará proyección internacional,
que hasta ahora no ha sido tan amplia".
Además, anuncia que la librería ahora cerrará
a las 12 de la noche: ''Será un gran esfuerzo, pero queremos que
Casa Lamm se mantenga como un lugar vivo, inclusive lúdico, con
la música, las galerías. Queremos que las personas sepan
que es un centro de cultura vivo, no un museo al que no se puede tener
acceso".
(Con motivo de su décimo aniversario, mañana
en la noche Casa Lamm reinaugura la librería Pegaso y el café-restaurante.)