VIENTOS DE GUERRA
El objetivo, derrocar a Saddam Hussein; no hay claridad en la estrategia
Se complica el juego diplomático de EU para el cambio de régimen en Irak
Crecen indicios del rechazo a la nueva resolución planteada por Washington en la ONU
DAVID BROOKS Y JIM CASON CORRESPONSALES
Nueva York y Washington, 4 de marzo. El gobierno de George W. Bush ha declarado que definitivamente su objetivo es derrocar al presidente Saddam Hussein en Irak, pero después negó esa afirmación; ahora dice que tiene la intención de promover un voto en el Consejo de Seguridad de la ONU la próxima semana, aunque después también anuló esa declaración.
Esta es la diplomacia estadunidense del siglo XXI.
No es que haya confusión sobre el objetivo final de Estados Unidos en Irak: no es el desarme, sino el "cambio de régimen", afirman la Casa Blanca, el Departamento de Estado y el Pentágono. Pero el juego diplomático para lograr esa meta se ha complicado con la creciente oposición internacional a un conflicto bélico y la mayor incertidumbre en este país en torno a una guerra unilateral en el golfo Pérsico.
Aunque el debate en el Consejo de Seguridad, y todas las resoluciones sobre el tema, no incluyen el término "cambio de régimen", el gobierno estadunidense ha insertado su objetivo al argumentar que "no puede imaginar" que se pudiera lograr el desarme iraquí sin derrocar a Hussein. El término "cambio de régimen" fue empleado por Bush durante su discurso ante la ONU en septiembre pasado.
Tan queda claro que "cambio de régimen" y no "desarme" es el término que impera, que ahora hay un sitio de Internet que ofrece un tipo de casino virtual para apuestas sobre cuándo será derrocado Hussein: uno puede apostar sobre fechas en marzo, abril, mayo pero a más tardar junio (la agencia de apuestas ni siquiera ofrece la oportunidad de apostar más allá de ese lapso).
Al mismo tiempo, los funcionarios estadunidenses entienden que sólo expresar el objetivo de "cambio de régimen" complica el juego diplomático en la ONU para obtener una nueva resolución del Consejo de Seguridad autorizando la acción militar para destruir las armas que supuestamente tiene Irak.
Como resultado, en los últimos días el vocero de la Casa Blanca, Ari Fleischer, ha sido obligado a bailar una coreografía difícil. El viernes informó al New York Times que Bush sólo estaría satisfecho con un desarme completo de Irak y el fin del régimen de Hussein. Pero el lunes insistió en que el objetivo inmediato no era el cambio de régimen, sino el desarme. "Veamos primero que se desarme completa, total e inmediatamente", afirmó.
Hoy por la mañana, Fleischer declaró que Estados Unidos demandará un voto la próxima semana en el Consejo de Seguridad sobre una resolución que autorizaría la acción militar contra Irak. Pero para la una de la tarde, el vocero cambió su postura y dijo que "el voto es deseable, no obligatorio".
Cuando al embajador estadunidense ante la ONU, John Negroponte, se le preguntó este martes si su país retiraría la resolución si no hay suficientes votos para asegurar su aprobación, se limitó a contestar: "aún no hemos cruzado ese puente".
Pero los indicios son que el rechazo a tal resolución está creciendo, no disminuyendo. Hoy, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, calificó la decisión de Irak de destruir más misiles de "hecho positivo", y nadie cree que Estados Unidos haya logrado obtener los nueve votos necesarios de los 15 miembros del Consejo de Seguridad para aprobar su resolución, ni que uno de los miembros permanentes no ejercerá el veto sobre esta iniciativa.
Esta semana, un alto funcionario estadunidense informó al Washington Post que si su gobierno logra obtener los votos necesarios en el Consejo de Seguridad, podría promover el voto y retar así el veto de Francia, Rusia o China. Pero si Washington no puede obtener el suficiente apoyo de México y los otros miembros no permanentes, entonces podría considerar retirar la resolución. Así, Estados Unidos continuará hacia la guerra contra Irak sin la aprobación explícita de la ONU.
Pero ir a la guerra sin el aval de la ONU podría ser una opción riesgosa para Bush. Una encuesta del Washington Post publicada hoy registra que un creciente sector de la población -casi 40 por ciento- se opone a una guerra contra Irak. Aunque la encuesta reveló que 59 por ciento favorece el uso de la acción militar en algunos casos, muchos de estos expresaron su preocupación por una acción militar esencialmente unilateral. En efecto, Bush contaría con mayor apoyo en su propio país para una guerra contra Irak si logra obtener el respaldo de la ONU.
Tal vez eso explicó el aparente intercambio de confusas declaraciones sobre si Washington considera necesario o no el apoyo de la ONU y la aprobación de la nueva resolución. Hoy, Bush decidió subrayar la necesidad de una acción multilateral. "La primera guerra del siglo XXI requiere que Estados Unidos trabaje con instancias internacionales para abordar estas amenazas, y lo continuaremos haciendo", declaró el presidente.
"Yo fui a Naciones Unidas para recordarles que esa instancia tiene una responsabilidad para asegurarse que sus palabras significan algo. Les recordé que durante 12 años la ONU ha solicitado a Hussein que se desarme, porque es peligroso. Fuimos y conseguimos otra resolución hace casi cuatro meses, aprobada por unanimidad en el Consejo de Seguridad, el cual dijo claramente: Saddam, tienes que desarmarte. La decisión es de él. Es su decisión determinar si hay guerra o paz. Es su decisión si escuchará las demandas del mundo libre".
Pero en la ONU, la pregunta es si Estados Unidos considera que tiene que trabajar con organizaciones internacionales como esta, o si estas tienen que trabajar para Estados Unidos. La constante amenaza de Washington de que si la ONU no cumple con sus deseos, la organización mundial será considerada "irrelevante", sigue minando la idea de la "cooperación".
El viernes 7, el Consejo de Seguridad -con la presencia de algunos cancilleres- realizará su próxima sesión para escuchar el informe de los jefes de inspectores. La semana entrante se perfila como el momento de definición sobre guerra o paz, con o sin la ONU. La cuenta regresiva, al parecer, arrancó.