Decidió el tricolor desempolvar "cadáveres políticos"
En la fiestecita, críticas, contradicciones y autoelogios por su transformación
ROSA ELVIRA VARGAS, ENRIQUE MENDEZ Y CARLOS CAMACHO ENVIADOS Y CORRESPONSAL
Pachuca, 4 de marzo. Para sacar juventud de su pasado el PRI decidió celebrar su cumpleaños número 74 entre el alarde por un nuevo edificio para su militancia hidalguense, que costó 18 millones de pesos, y desempolvar iconos como Alfonso Corona del Rosal y Francisco Galindo Ochoa. Como siempre, tampoco mostró rubores al contradecirse. "Sucumbimos al presidencialismo", aseveró el líder Roberto Madrazo, mientras a su lado, en el presídium, Miguel de la Madrid recibía homenaje y reconocimientos.
El PRI, siempre PRI.
El partido, que en su suprema heterogeneidad coloca bajo el mismo manteado blanco a José Angel Gurría, a Romárico Arroyo y a Diódoro Carrasco, emblemáticos personajes de la época de Ernesto Zedillo -ahora señalado como el responsable de haber fabricado y pactado la entrega de la Presidencia de la República a la oposición-, al mismo tiempo apela a sus bases para recuperar el poder y "regresar a Benito Juárez a Los Pinos".
En medio de ello, un diputado federal por Sinaloa dice que en el partido ya no caben los tecnócratas. Y ahí, al mismo tiempo y en el mismo lugar, la militancia priísta aplaude a De la Madrid, considerado el presidente que entronizó en el gobierno a esa generación. El ex mandatario pródigo, que por estas fechas está concentrado en reflexiones sobre la globalización, se da tiempo para la ironía cuando se le pregunta sobre la "pareja presidencial" y dice que le parece muy bien el matrimonio, pues "es bueno estar casado", pero también amaga con editar en breve un libro con sus memorias que, adelanta, ya prepara.
Un PRI, pues, en su festejo anual en el que al menos para la foto todos caben. Y eso se nota cuando desde un extremo del auditorio se escucha un sonoro "šbuuu!" al escuchar una mención a Elba Esther Gordillo y desde otro punto le lanzan tímidas porras, casi todas de voces femeninas del gremio magisterial.
Se llega también por esas veredas a la escucha accidental de conversaciones entre priístas, que lo mismo discurren -según sea el nivel- sobre el asunto de las candidaturas, el escándalo detonado por Eduardo Fernández y sus implicaciones para el PRI, que sobre las inevitables brechas generacionales que ubican a algún personaje (también futuro icono) y dicen sin disimulo: "míralo, ya también está bien viejo". O el infaltable optimista que fue para ver si podía saludar al secretario particular de...
Trasladado esta vez el festejo a Hidalgo, donde por historia y presente el PRI luce fuerte (a pesar de que en los recientes comicios municipales perdió casi la tercera parte de los 82 ayuntamientos), la jerarquía trajo a muchos que están en la búsqueda de incorporarse -en buen lugar, por supuesto- a las listas de diputados plurinominales. ƑEstarán en ese caso los ex secretarios de Hacienda, de Agricultura y de Gobernación? Quién sabe, pero al menos Marcos Bucio, quien fuera uno de tantos responsables de comunicación y prensa durante la fallida campaña de Francisco Labastida, admite abiertamente que en esas anda y que por ello "estoy en la talacha".
Francisco Labastida, "buen amigo"
El ex candidato a la Presidencia, por cierto, es la primera vez que se presenta en un mismo acto político con Roberto Madrazo como presidente del PRI. Si bien nadie pediría una reivindicación, al fin y al cabo perdedor, según algunos sí hubiera merecido que le llamaran algo más que "buen amigo", como lo definió el gobernador Manuel Angel Núñez Soto, o que le dieran un lugar más cercano a la dirigencia partidista y no a 10 espacios como se le ubicó.
En su desmemoria selectiva, esta vez el olvido priísta abarcó a Luis Donaldo Colosio y a José Francisco Ruiz Massieu. En este acto, que se pretendía fuera preámbulo para las campañas por el Congreso, se censuran las actitudes del gobierno federal, pero no se denuncian ideologías. Se alude por encimita a las alianzas electorales, pero no se menciona con quién se hicieron ni se habla de alguna medida para consolar a aquellos que inevitablemente serán sacrificados.
Sí llegaron los eternos para refocilarse sin rubor, aquellos que, ya se vio, son insustituibles en cualquier estrado de honor: Leonardo Rodríguez Alcaine, Heladio Ramírez (mientras su eterno antagonista, Nabor Ojeda, se conforma con estar en el sillerío), Rafael Ochoa, Carlos Romero Deschamps y los ex presidentes del PRI Pedro Ojeda Paullada, María de los Angeles Moreno, Gustavo Carvajal, Mariano Palacios Alcocer y José Antonio González, pero no acudieron Dulce María Sauri, Humberto Roque, Fernando Ortiz Arana ni el mismísimo hidalguense Adolfo Lugo Verduzco. Tampoco aparecieron los gobernadores del estado de México, Oaxaca, Campeche, Guerrero, Sinaloa, Sonora, San Luis Potosí, Puebla, Durango y Chihuahua.
El PRI, siempre PRI, aunque ahora asegura que para construir esa modernísima sede hidalguense de cuatro pisos (de los cuales, según algunos, sólo uno está amueblado) necesitó la cooperación de 3 mil 100 militantes a quienes dejó registrados en paredes de cristal, pero que a partir de mañana enfrentará a los ansiosos de las listas. Y a ver entonces dónde queda la unidad de la que hoy se habló aquí.