El cantautor comenzó en Aguascalientes
su gira Alas y balas y su cruzada antibélica
Luis Eduardo Aute usó la poesía para
burlarse de la inminente guerra
El conflicto lo inició el padre, lo siguió
el hijo y ojalá no lo siga el espíritu santo, afirmó
Rindió breve pero emotivo homenaje musical a
la actriz mexicana Katy Jurado
ARTURO CRUZ BARCENAS ENVIADO
Aguascalientes, Ags., 28 de febrero. Luis Eduardo
Aute inició aquí su "cruzada" contra la guerra de Estados
Unidos contra Irak, la cual definió como "la misma" desde que George
Bush padre la comenzó, luego la siguió "el hijo, y ojalá
no la siga el espíritu santo". El cantautor se presentó en
el Teatro Aguascalientes, casi lleno, en el primero de los conciertos de
su gira Alas y balas, título de su nuevo disco, el 25 de
su larga trayectoria. Una larga fila se formó para ver y escuchar
al compositor de Rosas en el mar; muchos eran jóvenes, pero
la mayoría era gente que frisa los cuarenta y tantos años
de vida.
Los acordes de su guitarra provocaron un silencio de atención.
Ante los aplausos de algunos, otros exigían que no hubiera ruidos,
para oír mejor la letra de cada uno de los temas. "Voy a cantaros
las canciones de mi nuevo disco, bueno, voy a intercalar unas de las otras.
No soy tan perverso". Y comenzó el latido íntimo, en medio
de una atmósfera de sensualidad, erotismo y deseo.
Cada interpretación era precedida de una explicación
que situaba al público en el porqué de su origen. La que
no requirió palabra previa fue Sin tu latido, esa brújula
sin manecillas de quien camina en la soledad, por la pérdida, el
distanciamiento de un ser que se tuvo y que está lejano. "El amor
es un tirano, qué terriblemente absurdo es estar vivo". Es la separación
de los cuerpos que un día fueron uno, en un solo latido.
Alas y balas es un conjunto de canciones en las
que Aute es un ángel con dos pistolas que transforma la poesía
en un arma cargada de futuro. Lo había ofrecido: "voy a hacer lo
que esté en mi mano para evitar esa guerra anunciada y absurda".
Y no desaprovechó el foro aguascalentense de arquitectura vanguardista.
Cada verso fue un golpe directo a ese fantasma bélico, cada trazo
poético parecía ser el último, en el horizonte de
la creatividad, de vaciarse y decirlo todo de una buena vez.
Marta, Vicente y los curas pederastas
Con
su composición Giraluna hizo al público corear el
estribillo "fácil, muy fácil de memorizar". Un día,
explicó, mientras manejaba, vio un campo lleno de girasoles, todos
como absortos mirando al sol. ¿Por qué no hay giralunas
que miren al astro de la noche? Y que además hagan voltear a éste,
para ver la cara oculta. "Pero yo, que no pretendo fortalezas ni fortunas,
sólo un sueño soñaría, entre un mar de girasoles
buscaría un giraluna, que velara y desvelara, cada noche, la otra
cara de la luna".
Cuando dos cuerpos se encuentran y se unen hay poesía.
"Sólo dos cuerpos que se acercan, ¿para qué decir
más?". Advirtió que el amor es un momento, varios momentos,
la suma de éstos. Dijo conocer parejas que van muy bien, se casan
y casi de inmediato surge la terrible rutina. "Les propongo que cuando
eso pase jueguen a que son Napoleón y Josefina, Marco Antonio y
Cleopatra, y así, para que la cosa siga". Entre el público
se escuchó: "¿Marta y Vicente?".
Se burló de "esta cosa de los curas pederastas",
a los que la Iglesia pretende como "no dar tanta importancia". "Si la religión
desapareciera nos iría mucho mejor, creo". Las canciones de Aute
son grandes alegorías de los hechos de su tiempo. De la pederastia:
"Vaticano-ano-ano-ano-ano", que el público siguió con las
palmas, entre risas cómplices.
Por la mañana del jueves, Aute exhortó a
los ciudadanos del mundo, a los de México, por ser el país
de paso, a protestar contra la guerra con la consigna de no comprar productos
gringos durante una semana. "Eso sí les dolería", precisó.
''Tío Sam rima con Saddam e islam''
Aute enseñó que hay poesía alrededor,
en la casa, en la calle, en quienes están cerca de cada uno de nosotros.
Que la poesía está al alcance de la mano. En los trabajos
escolares de los hijos, que encierran sueños, una visión
del mundo, en las palabras que inventan los niños, en la sonrisa
de la esposa, en los suspiros de los amantes, en las piedras mojadas por
la lluvia, en los mapas que forman las estrellas. A veces, ante el discurso
de esas canciones, ante conatos de aplausos, la melodía arrobaba,
la letra hacía reflexionar. Era el silencio provocado por el arte
de Aute.
Otra vuelta de tuerca: "¿Saben qué le molesta
al Tío Sam? Que su nombre rime con Saddam e islam". Aute usa la
poesía para burlarse de la guerra en potencia. Un recuerdo musical
para Katy Jurado, con quien poco antes de morir se bebió una buena
cantidad de tequilas, dijo. Cinco minutos de homenaje y a seguir, que sólo
hay una vida. Nadie se muere del todo mientras alguien lo recuerde. "La
muerte es el olvido".
Ahora al privilegio de quien puede "bucear" por el cuerpo
de una mujer. "Yo tengo un amigo que usó un marcador (un lápiz)...
una vez. Cuando buceaba su mujer le decía ahí, ahí...
un poco más a la derecha... no, a la izquierda... más arriba,
más arriba, ¡ahí, ahí! Se detuvo y puso el dedo
en el punto que ella orientó. Le puso una cruz, con el marcador.
Y dijo: ¡mira, que si mueves ese punto...!"
Con ese tono, una mujer del público gritó
a Aute: "¡Apachurro!", lo cual ya refleja, dijeron algunos, un cambio
en esta ciudad afamada por ser "muy mocha". Aute sólo respondió:
"Esa palabra la conozco".
El viernes se presentó en Guadalajara. Este sábado
estará en Morelia y el 7 en el DF, en el Auditorio Nacional.