Dos millones de mujeres desafían a EU
Toda iraquí "apta para la guerra" ha recibido arma
y entrenamiento básico
BLANCHE PETRICH ENVIADA ESPECIAL
Bagdad, 28 de febrero. La nutrióloga Iftakhar
Ahmed Al Samair, elegante y suavemente arrellanada en un sillón,
afirma: "Que vengan, aquí los esperamos. Los vamos a enfrentar.
Pero los queremos ver cara a cara. Que no descarguen sus cohetes desde
el aire sin arriesgar nada. ¡Cobardes!" Se refiere, desde luego,
a la confrontación desigual entre las casi dos millones de integrantes
de la Federación de Mujeres de Irak y las tropas de Estados Unidos
y Gran Bretaña, que se aprestan desde las fronteras de Turquía
y Kuwait a avanzar por el norte y el sur de este país.
Además de pertenecer a la Casa de la Sabiduría,
el centro de investigaciones científicas y estéticas más
importante del país, la doctora Iftakhar ha sido tres veces miembro
de la Asamblea Nacional; es dirigente del Partido Socialista Arabe (Baas)
y vicepresidenta de la poderosa Federación. No parece alguien que
domine temas militares pero, como a toda mujer "apta para ello" en su país,
se le ha asignado un arma y tiene el entrenamiento necesario para resistir
una invasión de tropas extranjeras. "Y como yo somos más
de un millón las mujeres que se han integrado a comités de
defensa de barrios, distritos y gobernaciones", que representan los 18
estados de la nación. No sólo saben manejar un fusil y tienen
entrenamiento básico para repeler un ataque a sus casas o tierras.
También poseen rudimentarios conocimientos para el manejo de heridos,
sostener un mecanismo de correos en tiempos de guerra y administrar cocinas
para la población y la tropa.
Las
mujeres de la Federación se llaman entre ellas "camaradas". Pero
en sus discursos, el presidente Saddam Hussein les ha asignado la denominación
de al majideh, que significa "eterna, fuerte". En la ley partidista
del Baas iraquí, el artículo dos consagra la equidad de género.
A partir de ahí, todos los reglamentos sectoriales garantizan los
derechos de las mujeres.
En la Ley del Trabajo, por ejemplo, se consagra la igualdad
laboral; en la de agricultura se asienta el derecho de la mujer a heredar
y detentar la propiedad de las tierras; se garantiza el acceso a seguro
social y educación gratuita, además de que existen leyes
de familia específicas que reglamentan el divorcio y las obligaciones
de hombres y mujeres en el cuidado de los hijos.
Sin duda, afirma Iftakhar, entre los Estados islámicos
Irak es uno de los más progresistas en cuanto a los derechos de
las mujeres. A finales de los años 70, la tasa de analfabetismo
entre la población femenina era de casi 80 por ciento. Una intensa
campaña de la Federación logró abatir este rezago,
aseguran, a 7 por ciento. Hay nuevas leyes sobre la familia que garantizan
el derecho de la mujer a divorciarse y conservar la casa.
Según las cifras oficiales, de la población
económicamente activa 40 por ciento son mujeres. En el sector salud
son 76 por ciento de la fuerza laboral; en la agricultura, 48 por ciento;
en la administración y la economía, 36 por ciento. Pero en
la política esa equidad no se refleja. De los 250 escaños
de la Asamblea Nacional, sólo 50 son de mujeres.
Esto quiere decir, explica la dirigente baasista, que
las musulmanas iraquíes hacen una lectura correcta del Corán.
"Científicamente, la doctrina del Islam es de paz y amor; es una
religión abierta, que cree en el valor intrínseco de la mujer,
que habla de sus derechos en la sociedad. Son los fundamentalismos los
que hacen una lectura errónea del Corán", expresa la entrevistada.
Marines piratas al abordaje
En la sala de visitas de la Federación proliferan
las fotografías de Hussein pero, de manera excepcional, a su lado
se exhiben también imágenes de su esposa... Pero no son esas
las que destacan, acartonadas y rutinarias, sino una gran foto a color
de gran formato en la que se percibe, de manera borrosa, un abordaje de
marines armados a un barco donde viajaban, exclusivamente, mujeres
árabes pacifistas. Al pie de la escalerilla, enfrentando a grito
pelado al comando estadunidense, se ve a Menal Younis, la presidenta de
la Federación.
Fue un episodio dramático que se vivió hace
12 años, a bordo del barco Ibn Khaldoun. A finales de 1990,
cuando escalaba la tensión y se preveía como inminente el
primer ataque de Estados Unidos contra Irak, en represalia por la inopinada
invasión de las tropas husseinistas a Kuwait, 136 mujeres de distintas
naciones árabes emprendieron un gesto de paz. A bordo de la nave,
que bautizaron "el barco de la paz", comenzaron un recorrido por el Mediterráneo
con el objetivo de llevar un mensaje de paz.
Partieron de Trípoli los primeros días de
1991. Atracaban en los puertos de la ruta mediterránea y divulgaban
su mensaje. Pero ya internados en aguas del Golfo, el 6 de enero, la embarcación
de mujeres fue rodeada por la marina estadunidense. Desde helicópteros
fueron lanzados paracaidistas. "Ni una de nosotras llevábamos armas.
Pero con las manos los hubiéramos matado de haber podido", afirma
la doctora Iftakar. La tropa estadunidense maniató a la tripulación
e intentó tomar control del barco. Pero una cadena de mujeres enardecidas
lo impidió. Con lazos y con sus cuerpos, las musulmanas cerraron
todos los accesos a las cabinas. Los militares tiraron al mar medicinas
y alimentos. Pero nunca pudieron bajar de la parte alta del puente. En
la escalera les impedía el paso, vociferante, la iraquí Menal
Younis. Es una mujer, por lo que se aprecia en las fotografías,
de armas tomar. Es doctora en derecho internacional. En los años
de la lucha clandestina del Baas contra el régimen real, Younis,
entonces joven como el propio Hussein, fue clandestina. Hoy forma parte
de la elite política.
El 6 de enero ocurrió el abordaje del Ibn Kauldhun.
Al amanecer del día siguiente Bagdad empezó a ser bombardeado
por el ejército estadunidense. Cerca de 200 puentes de todo el país,
que cruzan los tres principales ríos, fueron destruidos. Bagdad
quedó partida a la mitad, con la pulverización de seis de
los 12 puentes que cruzan el río Tigris. Y con ello el país
quedó partido por la mitad. Bombas estadunidenses cayeron en refugios
para civiles, en almacenes de alimentos, en plantas de tratamiento de aguas,
en centrales eléctricas y refinerías.
Y a la mitad del golfo arábigo, entre tanto, 136
mujeres estaban al garete en un barco invadido por soldados estadunidenses
fuertemente armados y con las caras cubiertas. La ocupación duró
17 días. En ese tiempo los marines no permitieron que las
mujeres echaran el ancla al mar para estabilizar la nave. No les permitieron
comunicarse a tierra firme. Pero no las doblegaron. "A los 42 días
de navegar llegamos a nuestro destino", dice Iftakhar.
Ahora, a pesar de los tiempos críticos que se viven,
la federación, que cuenta con 85 sedes nacionales, 350 sedes locales
y representaciones en 2 mil 300 sectores del país, prepara su gran
congreso anual para marzo. Esperan una participación de cerca de
2 millones de mujeres. La resolución final es previsible: cerrar
filas frente a la invasión que se avecina.