REPORTAJE /DE
LA SICODELIA A LA DIVERSIDAD
Cumple la Zona Rosa cincuenta años de escenario
cosmopolita
Hoy se inician las celebraciones en la colonia Juárez
Con actividades en las que se recordarán sus años
de gloria y con la esperanza de reapuntalarla como espacio cultural por
excelencia, la Zona Rosa llega a sus 50 años con el epíteto
de lugar de vanguardia artística y manifestación de la diversidad
citadina. La reproducción del Mural efímero, que Cuevas
pintó en 1967, constituye el plato fuerte del festejo
MONICA MATEOS-VEGA
Ni roja ni blanca, sino bohemia. Así definen los
cronistas a la Zona Rosa de la ciudad de México, escenario de la
vanguardia artística de los sesenta, lugar emblemático de
una urbe multifacética, registro de la tolerancia a la diversidad.
Esta
semana se celebran los cincuenta años del lugar con una serie de
actividades que intentan provocar el renacimiento cultural de la zona,
organizadas por la delegación Cuauhtémoc. El plato fuerte
de los actos será la reproducción del Mural efímero,
aquel que realizó el pintor José Luis Cuevas en 1967,
cuando los intelectuales de la época se daban cita en los cafés
de las calles de Génova y Dinamarca, y cuando esa acción
significó también la protesta del artista contra el conflicto
árabe-israelí.
Conocida primero como la Zona Dorada y después
como la Zona Lila, las 18 hectáreas de la colonia Juárez
tuvieron hace medio siglo un florecimiento que atrajo no sólo a
comerciantes y visitantes extranjeros, sino también a artistas de
todo tipo, quienes llegaron a habitar los departamentos de los edificios
que poco a poco remplazaron las residencias porfirianas.
El libro La delegación Cuauhtémoc de
la A a la Z, de Héctor Manuel Romero, señala como "despegue
definitivo" de la Zona Rosa la inauguración del restaurante Focolare,
de César Balsa, la cual se llevó a cabo el 20 de febrero
de 1953 en la calle de Hamburgo. Poco después, añade Romero,
''el propio Balsa fundó el restaurante Can-Can, el centro nocturno
Jacarandas y el hotel El Presidente".
La boca del infierno
Carlos Fuentes describe la Glorieta de Insurgentes en
su cuento Las mañanitas (del libro Agua quemada, FCE,
1981): ''Algún arquitecto amigo suyo había comparado ese
cruce anárquico de calles y avenidas -Insurgentes, Chapultepec,
Génova, Amberes, Jalapa- a la Plaza de la Estrella en París
y Federico Silva había reído mucho. El cruce de Insurgentes,
más bien, era como un portavianda urbano: una vía alta, a
veces más alta que las azoteas vecinas, por donde corren los automóviles,
luego las calles cerradas por mojones y cadenas, después las escaleras
y túneles que comunican con la plazoleta interna llena de restoranes
de mariscos y expendios de tacos, vendedores ambulantes, mendigos y trovadores
callejeros; y estudiantes, esa cantidad salvaje de jóvenes, sentados
comiendo tortas compuestas, chiflando y mirando el paso lento del smog,
mientras el bolerito les limpia los zapatos chuleando y albureando
a las muchachas de minifalda, chaparritas, nalgonas, de piernas flacas;
la jipiza, plumas, párpados azules, bocas espolvoreadas de plata,
chalecos de cuero y nada debajo, cadenas, collares. Y finalmente la entrada
al metro: la boca del infierno."
Una de las versiones acerca del bautizo del barrio como
Zona Rosa afirma que un reportero de un periódico capitalino alguna
vez se refirió a ese lugar como ''el distrito de las luces rosas'',
aludiendo a las coloridas marquesinas de neón que decoraban varias
fachadas.
Pero
también se le atribuye el nombre a Salvador Novo, a Luis Guillermo
Piazza y a Cuevas, quien incluso explica que a finales de la década
de los 50 ''así la había bautizado y procuraba divulgar su
nombre. Para eso también colaboró Agustín Barrios
Gómez, que en su Ensalada Popoff del diario Novedades
mencionaba con insistencia el reciente 'apodo'".
Los recuerdos del pintor, recogidos en la Enciclopedia
temática de la delegación Cuauhtémoc señalan
que la Zona Rosa, "ya ampliamente conocida como tal, fue el escenario de
muchos de mis escándalos como pintor mitotero. Las exposiciones
que llevaba a cabo en la Galería Misrachi de Génova 20, atraían
multitudes y provocaban los más encontrados comentarios. Pero el
mayor suceso, con repercusiones internacionales, tuvo lugar en 1967 cuando
inauguré el 'Primer Mural Efímero' en la azotea de un edificio
que hacía esquina con Londres y Hamburgo. La fama de la Zona Rosa
trascendió a otros países y poco después habría
zonas con ese nombre en Caracas, Venezuela, y San Salvador, El Salvador.
En Guadalajara y Monterrey también a las secciones de lujo y 'buen
gusto' se les llamó así y así siguen siendo conocidas''.
En su libro Días de guardar (Ediciones Era,
1970), Carlos Monsiváis da cuenta del happening de Cuevas:
"En la esquina de Londres y Génova, en el barrio comercial conocido
como Zona Rosa (la Zona del Arte y el Buen Gusto), la multitud aguarda.
En el mes de junio del año electoral de 1967 la noticia en el Distrito
Federal es la inauguración del Mural Efimero de José Luis
Cuevas, el artista de moda (polémico) (discutido)."
El cronista apunta que la actriz Julissa acudió
al acto en motocicleta, y que asistieron "dos mil o tres mil entusiastas",
así como cámaras de televisión y jóvenes del
ballet de Malena Soto que vestían camisetas con el dibujo de Cuevas
y su nombre. El próximo jueves se tratará de repetir el momento.
Se ha invitado al público a asistir disfrazado "con las garras sicodélicas
que encuentren en el clóset".
Legendarías galerías
La primera galería de arte que se abrió
en la Zona Rosa estaba en la calle de Londres "y se conoció como
Prisse. Fue importante porque constituyó el primer espacio del que
dispusimos un grupo de artistas jóvenes que vino a cambiar el rumbo
de la pintura mexicana (...) La segunda galería que abrió
en la Zona Rosa se llamó de Arte Contemporáneo y estaba en
la calle de Amberes. Su propietaria era la fotógrafa Lola Alvarez
Bravo y ahí se llevó a cabo la única exposición
individual de Frida Kahlo presentada en México, cuando todavía
vivía", apunta Cuevas en la Enciclopedia temática...,
en la cual también explica que la colonia ''tuvo su periódico
que así se llamó y que dirigía Mauricio Soriano, que
era dueño del café Lautrec ubicado en el pasaje Génova.
Ahí escribíamos cada mes Luis Guillermo Piazza, Carlos Monsiváis,
Alejandro Jodorowsky y yo".
El
artista concluye su relato con la mención de que Jacobo Zabludosky
y César Balsa abrieron en 1968 una galería "que tuvo vida
efímera. Sólo tres exposiciones se llegaron a presentar:
una de Siquieros, otra de Rodolfo Nieto, para la que yo escribí
la presentación del catálogo, y la mía, en la que
expuse una serie de obras que tenían al crimen y la violencia como
temas''.
Hoy, a las 9 de la mañana, el festejo por los 50
años de la Zonaja se iniciará con el izamiento de
bandera en la calle de Génova y Estrasburgo. El martes se presentará
en Génova y Londres, a las 19 horas, la película Los Caifanes.
El miércoles a mediodía la jefa delegacional Dolores
Padierna presentará el programa Renacimiento de la Zona Rosa, en
el hotel Calinda, y habrá una tertulia, a las 18 horas, en la Cafebrería
El Péndulo de Hamburgo 126, en la que participarán habitantes
y visitantes del barrio. El viernes se realizará una plática
sobre diversidad sexual en la Zona Rosa, a las 18 horas, en la calle de
Génova. El sábado habrá una exhibición de autos
antiguos a partir de las 10 en Hamburgo y Londres.
La reproducción del Mural efímero será
el jueves a partir de las 18 horas en la legendaria esquina de Génova
y Londres, en ese barrio que Fuentes califica en Las mañanitas
de ''escenario cosmopolita de una gigantesca aldea''.