Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 17 de febrero de 2003
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Política

Raquel Gutiérrez

América Latina: šla gente no aguanta más!

Argentina, Venezuela, México, Bolivia... En tiempos recientes parece ser que no hay día en el que no resultemos sorprendidos por tumultuosas explosiones de indignación social que se despliegan de manera múltiple en diversas y enérgicas manifestaciones de rechazo a lo que existe, así como a lo que se ofrece como solución.

El pasado 12 de febrero una vez más Bolivia se ha levantado, y lamentablemente también se ha ensangrentado. El caótico desborde de energía social, que sigue en marcha, comenzó después de que el gobierno instauró un nuevo impuesto de 12 por ciento a los salarios de los trabajadores. El salario mínimo en Bolivia está estancado desde hace más de una década en una cifra que no supera 40 dólares mensuales.

Esta vez la protesta comenzó en la propia institución policial, cuyos miembros de baja graduación se encontraban en huelga. En La Paz el ejército fue llamado a vigilar a quienes por ley deben controlar el orden público, pero las cosas llegaron a tal punto que se abrió un enfrentamiento en el cual la mayor cantidad de muertos los puso, en esta ocasión, la policía.

Estos sucesos funcionaron como detonante para lo que hasta ahora sigue siendo la catártica y masiva acción de una muchedumbre harta de lo que vive y de lo que no tiene. Grupos de gente autoconvocada se lanzaron a quemar edificios públicos: la vicepresidencia, el Ministerio de Trabajo, el Banco Central y varias sedes de los principales partidos políticos están en ruinas. Más tarde comenzaron los saqueos, que se han generalizado en todo el país extendiéndose a las ciudades de Cochabamba y Santa Cruz. En esta última, el inmueble que albergaba al Comando de Policía también fue quemado.

El precario equilibrio de un gobierno que experimenta que miembros de las dos instituciones estatales que tienen el monopolio de la violencia legítima se maten entre sí, está tratando de entender lo que pasa y de adoptar acciones que demuestren que puede ofrecer una salida a la situación. El mismo día 12, el presidente de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada, se vio obligado a elevar los salarios de los policías y a retirar el decreto del alza de impuestos. Sin embargo, parece que esto no ha calmado los ánimos.

Hace menos de un mes, ese país se estremecía por un bloqueo nacional de caminos en el que se contaron otras 11 muertes. Fueron muertes de indígenas aymaras y de cocaleros qhiswas.

Lo que sucede en Bolivia -todavía no sabemos cómo va a concluir- vuelve a exhibir que las recetas neoliberales tienen que ser abandonadas. No sólo se reitera la imposibilidad lógica de que se pretenda mejorar la situación de un pueblo imponiendo medidas que lo único que hacen es empobrecerlo, y también vuelve evidente su imposibilidad histórica: hoy la gente en toda América Latina expresa como puede y como sabe que no quiere más de lo mismo. Y lo hace en Argentina y en Venezuela, en México y en Bolivia; en todos lados se escucha un grito análogo: "estamos hartos". El grito rompe vidrieras y saquea, marcha y bloquea caminos y, a veces, como ahora, se desborda y prende fuego a las instituciones que considera responsables de su situación. El grito habla y avisa. Contesta con furia los argumentos de los gobernantes en quienes ya no cree.

Protegido por militares y escondido en algún sitio de La Paz después de la matanza, Sánchez de Lozada dijo que no comprendía por qué la gente no estaba dispuesta a dejarse rebajar 12 por ciento de su salario si el presupuesto nacional, ahora sí, iba a ser bien ejecutado, privilegiando el "gasto social".

Allá la gente está argumentando de la manera que puede, después de soportar años de sordera estatal hacia sus reclamos y explicaciones: se junta, arroja piedras y quema. Deja claro que no está dispuesta a seguir aceptando las ideas y los planes de quienes, en cualquier parte del mundo, simulan discutir y negociar para imponer. La gente no aguanta más y explota. ƑSerá que los gobernantes de todos los países no saben ver más allá de sus dogmas y de sus presentaciones en Power Point?

Bolivia, en medio del caos y envuelta en luto, hoy también da un empujón a la esperanza. Porque de algún modo se habrá de terminar con la sordera.

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