Silvia Ribeiro*
Etica, cerdos y transgénicos
Jerry Rosman, porcicultor de Iowa, comenzó a tener
repetidos casos de falsos embarazos entre los cerdos que cría hace
30 años. Gastó miles de dólares en análisis
en diferentes laboratorios que no esclarecieron el caso, descartó
otras posibles causas, y finalmente suspendió el maíz transgénico
en la alimentación de los cerdos, y el problema desapareció.
Científicos consultados no pudieron explicar el caso: aunque encontraron
esporas de Fusarium en el maíz de Rosman -hongo cuya toxina
se asocia con falsos embarazos- al maíz transgénico Bt supuestamente
no lo ataca este hongo, por estar manipulado con genes de una bacteria
que mata al barrenador del maíz, y los túneles dejados por
este insecto son el ambiente donde generalmente se desarrolla el Fusarium.
Referí el caso en un artículo (La Jornada,
15/6/02) donde planteo que mientras los científicos no pueden explicar
éste ni otros 12 casos similares en la zona, los cerdos de Rosman
y todos los que consumimos maíz transgénico somos usados
como "cochinillos de indias" de la industria biotecnológica, que
ha lanzado al mercado los transgénicos sin saber con certeza si
pueden causar daños.
La ingeniería genética es una tecnología
llena de incertidumbres y sus efectos a largo plazo en el ambiente y la
salud son desconocidos. Los transgénicos son propiedad de unas pocas
trasnacionales; no son realmente necesarios y existen muchas alternativas
a su uso. La ética científica, política y regulatoria
debería llevar a aplicar un estricto principio de precaución
y no recomendar "comer y leer de todo, pero con cautela, mesura y espíritu
crítico."
Tal es la frase que utiliza el doctor Agustín López
Munguía, investigador del Instituto de Biotecnología de la
UNAM, en un artículo en la revista ¿Cómo Ves? (publicación
de divulgación científica de la UNAM, número 50).
López Munguía opina también que mi artículo
sobre Rosman carece de ética periodística, entre otras cosas
porque lo que presento como duda en junio de 2002, fue contestado -según
él- en octubre pasado, y mientras tanto cometí la falta ética
de plantear a los lectores que existe un riesgo probable y que no deberíamos
servir de campos de experimentación gratuitos e involuntarios de
las multinacionales.
López Munguía basa sus acusaciones en datos
de la publicación Iowa Farmer Today. Según ésta,
expertos de la Universidad Estatal de Iowa llegaron a la conclusión
de que "el maíz Bt no es responsable de los problemas de las cerdas."
Agregan que las seudogestaciones se explicarían no sólo por
la presencia de Fusarium, sino "por la forma en que se aplicaban
las pruebas de gestación". Visitaron cinco granjas afectadas por
seudogestaciones reportando que a) utilizaban mezclas de maíz Bt
con maíz no transgénico, b) en tres granjas el problema se
resolvió con un "análisis detallado de las políticas
de reproducción", c) una cerró y d) en otra se solucionó
antes de empezar la investigación. (¿Cómo?)
Los datos no coinciden con los de Rosman (que dice haber
utilizado 100 por ciento de maíz transgénico: StarLink variedad
Bt, prohibida para consumo humano, junto a otros transgénicos tolerantes
a herbicidas). Además, ¿por qué cerró una de
las granjas?, ¿se fundió a partir de los seudoembarazos?
Criadores con años de experiencia cometen errores al hacer los análisis
de gestación... y ¿hacer mal la prueba explica que baje la
tasa de gestaciones a 20 por ciento?
En los maíces analizados se encontraron esporas
de Fusarium, y en dosis muy bajas, presencia de la toxina zearalenona
(ZEN) que, según expertos, como el doctor Ernesto Martínez,
de la UNAM, está identificada como factor que afecta la reproducción
de las cerdas. Pero, si las dosis son tan bajas ¿cómo es
posible que hayan podido tener un efecto tan devastador?, ¿será
que hay factores coadyuvantes en ese maíz?, ¿habrá
otros efectos de la ZEN que no se conocían hasta el momento?, ¿habrá
formación de otras micotoxinas que aún no han sido identificadas?
El doctor Mark Rasmussen -no citado por Iowa Farmer
Today-, jefe de Investigación de Seguridad de los Alimentos
y Enfermedades intestinales del Centro Nacional de Enfermedades Animales
del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, envió en julio
de 2002 una carta abierta proponiendo que se conservara el maíz
de los casos detectados para analizarlo en estudios a largo plazo. Argumentó:
"Una causa posible de este problema podría ser la presencia de un
componente químico, biológicamente activo, no detectado con
anticipación en el maíz". Que podría venir, por ejemplo,
de la construcción transgénica. Los estudios de Rasmussen
y otros expertos no han finalizado. Y una afirmación tan grave de
alguien con experiencia en el campo debe ser seriamente tomada en cuenta.
¿Por qué esto no es un dato significativo para López
Munguía?
¿Por qué garantizar, frente a las incertidumbres,
"la tranquilidad" de los consumidores, para que "coman de todo", incluso
alimentos sobre los que existe intenso debate y podrían tener efectos
dañinos? ¿Usted comería tóxicos, pero con mesura
y espíritu crítico? Existen muchísimas alternativas
no transgénicas sobre las que no existen dudas. ¿No sería
mejor promoverlas, en lugar de estimular a la población a que tome
riesgos con espíritu crítico, para que algunos científicos,
y menos empresas, se queden tranquilos?
* Investigadora del Grupo ETC