Obras de Vicente Rojo, González Gortázar y Felguérez
Emplazarán tres esculturas ''penetrables'' en Coyoacán
Fueron donadas por esos artistas a la demarcación
MERRY MAC MASTERS
Un conjunto de esculturas monumentales ''penetrables", es decir, transitables, de la autoría de Manuel Felguérez, Fernando González Gortázar y Vicente Rojo, se alista para ser emplazado a finales de abril o principios de mayo en un tramo del camellón recién arreglado de la avenida Miguel Angel de Quevedo, entre las calles Tata Vasco y Zaragoza, de la Delegación Coyoacán. Se espera que el trío de piezas muestre que ''el espacio urbano debe ser la obra de arte en sí misma, como fue en tantas ocasiones del pasado y es en tan pocas del presente", según expresó el arquitecto y escultor González Gortázar.
De acuerdo con Hilda Trujillo, titular de Cultura de Coyoacán, el proyecto de arte público surgió de manera espontánea entre la jefa delegacional María Rojo y los tres artistas donantes. En septiembre de 2002 se concretó la posibilidad de realizar las esculturas. Los dos únicos árboles del camellón en cuestión, dos jacarandas, se conservarán. Hay esculturas de otros artistas, pero ''se van a reubicar para que todos tengan su lugar", afirmó Trujillo.
El arte como elemento educador
Reunidos ayer en el taller donde están por concluir las esculturas, los creadores hablaron de las obras en las que, sin haberse puesto de acuerdo, coincidieron en cuanto a altura -de nueve a diez metros-, que fueran penetrables y de acero.
Cada quien, dijo Rojo, plantea las propuestas que desarrolla en su obra personal. El artista, quien vive ''a la vuelta" del camellón, recordó que hace 25 años había allí un paso para caballos. Ahora ''aspiramos a que haya personas que se atrevan a cruzar la calle, porque tiene mucho tránsito, y penetrar en las esculturas".
Rojo describió su pieza como extensión del trabajo que desarrolla desde hace tres o cuatro años sobre la serie Volcanes construidos, que ha hecho en pintura y escultura de bronce en pequeño formato, de algunas de las cuales ya estaba previsto su ''crecimiento". Así nació Volcán encendido 920, de 9.20 metros de altura.
Al referirse a iniciativas del pasado por crear obra pública, Felguérez dijo que mientras ''la voluntad de hacer obra es muy buena", el problema es ''la calidad cultural de las personas en el gobierno. Hay uno que otro que consensa y pregunta, y otros poquitos que les encanta el arte. Cuando hay esa voluntad es lógico que se les ocurra dejar un recuerdo con una obra artística importante". Su ''estructura suspendida" aún carece de título, porque a Felguérez no le gustan los nombres ''elegantes'' que ''confunden".
Si para Felguérez el arte es educador, para González Gortázar el seudoarte es ''deseducador por sí mismo". Su pieza, Homenaje al corazón, forma parte de su serie Desconfines, a la vez que integra el nombre de otra serie, Homenajes.