El narrador mexicano recibió el doctorado
honoris causa de la BUAP
Los beneficios de la democracia, ausentes en AL, lamenta
Fuentes
Los índices de salud, educación, vivienda
y trabajo en la región, lejos de avanzar, retroceden ¿Por
cuánto tiempo podemos sostener esa forma de gobierno sin seguridad
y con pobreza?
LA JORNADA DE ORIENTE
Puebla, Pue., 12 de febrero. El escritor Carlos
Fuentes recomendó que en la democracia mexicana el Ejecutivo debe
dejar de ser autoritario, pero también exigir mayor y mejor ejercicio
de la autoridad.
El narrador mexicano abordó el tema de la democracia
en la alocución que pronunció con motivo del doctorado honoris
causa que le otorgó la Benemérita Universidad Autónoma
de Puebla (BUAP). En el discruso, pidió dar a la democracia ''algo
más que una estrecha definición política" que la reduce
''a un evento indispensable, pero meramente electoral''.
Democracia, agregó, ''significa estado de derecho,
crecimiento económico y justicia distributiva, pero junto con el
pluralismo político y la cultura de la legalidad también
implica respeto a la diversidad sexual, religiosa y cultural. Significa
cuidar al anciano, cobertura universal de salud, educación vitalicia,
derechos de la mujer, combate a la corrupción...''
Derechos sociales en descenso
El autor de La muerte de Artemio Cruz criticó
que a pesar del avance democrático en América Latina la mayoría
de los ciudadanos no tenga fe en sus mandatarios, porque los beneficios
atribuidos a esa forma de gobierno -salud, educación, techo, trabajo,
una vida mejor y esperanza- no están a la vista. ''Los índices
en esos rubros sólo revelan regresión en casi todos los frentes
y naciones de la región'', indicó.
Fuentes calificó de ''verdadero drama'' que en
México el aumento de la inseguridad coincida con el avance de la
democracia. Ese hecho, continuó, "genera varias preguntas: ¿es
ajena la inseguridad a la desigualdad? ¿Es ajena a la pérdida
de expectativas? ¿Se ha convertido la delincuencia en el único
camino de ascenso social en México? ¿Podemos sostener por
cuánto tiempo la democracia sin seguridad y con pobreza?
''¿Podemos fortalecer a nuestra democracia niña,
nuestra milagrosa, preciosa y frágil forma de convivencia en la
libertad? Mi contestación es sí podemos, porque la viabilidad
democrática de México dependerá del esfuerzo de todos",
mencionó.
Ante más de 300 invitados que llenaron el salón
Barroco de la BUAP -unas 200 personas se quedaron afuera por falta de espacio-,
el autor también se refirió a los procesos de identidad individual
y social. La identidad de América Latina, subrayó, surge
del enorme esfuerzo de conciliación entre las culturas de donde
provenimos -indígenas, europeas, africanas y mestizas-. Apuntó
que si bien es cierto que adquirir una identidad es similar a tener un
nombre, también lo es que se puede pervertir en chovinismo, xenofobia
y odio hacia los grupos que no comparten esa identidad.
Un ejemplo, puntualizó, ''son los trabajadores
migrantes. Ellos no son sólo fuerza indispensable para la economía
estadounidense; son los mediadores de las culturas de la América
del Norte, son el otro que se propone como el semejante, y merecen toda
la protección y respeto que a su esfuerzo y condición les
corresponde.
''Son los trabajadores migratorios los primeros ciudadanos
del siglo XXI y nos formulan la siguiente pregunta: ¿qué
sigue al camino escarpado y vigoroso que nos lleva a la identidad nacional
a fin de fortalecerla, trascendiéndola? La respuesta se halla en
una palabra: la diversidad. En América Latina sabemos quiénes
somos; esto no es un problema como en el pasado. La cuestión actual
es movernos de la identidad adquirida a la diversidad por adquirir; estamos
en el cruce de caminos.''
El novelista advirtió que el mundo se perfila
hacia partidos con dos clasificaciones ideológicas: los de centroderecha
y los de centroizquierda. Por ello se manifestó por que Amércia
Latina termine por identificarse en ambas corrientes, pero sin detrimiento
de la sociedad y de aquellos sectores que no se sientan representados en
los grupos mayoritarios.
Carlos Fuentes (ciudad de México, 1928) es considerado
uno de los autores más prolíficos del país. Representó
a México en el llamado boom latinoamericano de los sesenta,
con el que se identifica además a Julio Cortázar (Argentina),
Grabriel García Márquez (Colombia) y Mario Vargas Llosa (Perú),
que se caracterizó por consolidar las innovaciones narrativas de
su generación anterior y universalizar la novela latinoamericana.
De casi 75 años, es autor de 25 libros, cuatro
obras de teatro, ocho guiones cinematográficos y 13 ensayos. También
ha sido galardonado con los premios Miguel de Cervantes, Menéndez
Pelayo, Xavier Villaurrutia, Príncipe de Asturias, Belisario Domínguez
-que otorga el Senado de la República- y Picasso, de la UNESCO,
entre otros.
El rector de la BUAP, Enrique Doger Guerrero, señaló
que con el título académico esa casa de estudios rinde tributo
a un escritor contemporáneo y excepcional, que desde el dominio
inigualable de nuestra lengua ha ingresado en la literatura universal.
''En Carlos Fuentes y sus obras encontramos el reflejo de sus hondas convicciones
en torno a la libertad, la justicia, la democracia y el respeto entre hombres
y naciones.''