La mayoría de los diarios compitieron
por los titulares espectaculares para Michael Jordan
Poco importó a la prensa de EU el triunfo histórico
de la Conferencia Oeste de la NBA
Por primera vez se definió un Juego de Estrellas
en dos tiempos extra
DPA
Atlanta, 10 de febrero. El Día de los Enamorados
será el viernes, pero la afición estadunidense se anticipó
renovándole sus votos de amor eterno a Michel Jordan el domingo
en la noche, en lo que fue el último Juego de las Estrellas que
contó con la participación del superastro estadunidense.
Hoy
la mayoría de los diarios de Estados Unidos parecían haber
competido en la búsqueda del titular más espectacular dedicado
a Jordan. El Nuevo Herald de Miami utilizó sólo dos
palabras: "Adiós Majestad".
Muy pocos entraron en detalle del partido ganado por primera
vez en la historia en dos tiempos extra por la Conferencia del Oeste sobre
la del Este por 155-145. Marcador típico de este tipo de partidos
donde las marcas son casi inexistentes.
Jordan cumplirá la próxima semana 40 años
y ha dicho que "definitivamente" esta es su última temporada en
la NBA, a la que le ha dado particular brillo en las dos pasadas décadas.
Jordan, por primera vez en su ilustre carrera, no fue
escogido en la votación popular para integrar el equipo de estrellas
de la Conferencia del Este. Fue nominado suplente por un grupo de entrenadores
y estaba decidido a entrar así a la cancha, con una enorme dosis
de humildad.
Sin embargo, antes del partido Vince Carter renunció
a la titularidad y le cedió su puesto. Jordan aceptó a regañadientes
y sólo por insistencia del resto del equipo.
Enseguida se vio que no por nada pasan los años.
El elástico jugador que ha hecho del basquetbol un arte, falló
en sus siete primeros intentos. No pudo embocar de lejos, de media distancia
y ni siquiera clavarla. Con 2:50 minutos por jugar, en el primer cuarto,
por fin se le abrió la canasta.
Disparó 27 veces y perdió 18 oportunidades.
En total anotó 20 puntos en 37 minutos de juego. Muy lejos estaba
de su desempeño de 1988, cuando en el Juego de Estrellas de Chicago
anotó 40 puntos.
Pero para los fanáticos que fervorosamente convirtieron
la edición 52 edición del Juego de las Estrellas en una noche
de homenaje a Jordan, nada de eso importó. Es más, el héroe
pudo haberse despedido con una canasta muy propia de su estilo y con el
triunfo.
Cuando el marcador estaba 136-136, en el primer tiempo
extra, Jordan se coló por la izquierda hasta la línea de
fondo, anuló la marca de Shawn Marion, de los Suns, y elevándose
con la espalda flexionada hacia atrás, una de sus grandes características,
lanzó para embocar y darle la ventaja al Este 138-136. Faltaban
tres segundos para el final. Era la canasta del triunfo, muy al estilo
de Jordan. Hizo recordar varios épicos partidos en los que ganó
con una canasta simultánea al sonido de la chicharra.
Pero en el rápido contrataque Kobe Bryant, al que
muchos críticos señalan como el heredero de Jordan, fue víctima
de falta y convirtió dos tiros libres para enviar el partido a su
segundo tiempo extra.
Pero entonces ya Jordan se quedó en la banca. Quizá
ahí fue donde se convenció que su tiempo pasó, que
la generación de relevo tiene otros nombres.