La capacidad de compra del salario mínimo
ha caído 75% en los pasados 20 años
Sufre México década negra en sueldos
y prestaciones sociales, dicen expertos
El IET documenta perjuicios del neoliberalismo en la
clase trabajadora
FABIOLA MARTINEZ
El nivel de empleo, salario, sindicalización y
prestaciones sociales ha registrado una caída constante en los pasados
10 años y hasta ahora no existen condiciones que promuevan una recuperación
real de estos indicadores en favor de la mayoría de la población.
Una veintena de especialistas que integran el recién
formado Instituto de Estudios del Trabajo (IET) demuestran lo anterior
en la obra colectiva La situación del trabajo en México,
2003, próxima a publicarse, en la que se describen las consecuencias
del modelo de desarrollo económico aplicado en nuestro país
desde la década de los 80.
Por ejemplo, los salarios contractuales de jurisdicción
federal equivalen actualmente a la mitad del valor real que tenían
en 1980, y los sueldos pagados en las grandes plantas manufactureras han
caído a menos de 40 por ciento del nivel que tenían en 1990.
A su vez, el minisalario muestra una caída de poco más de
75 por ciento en los pasados 20 años.
Respecto al nivel de sindicalización, éste
cayó de 1992 a la fecha de 13.6 a 9.8 por ciento de la población
económicamente activa (PEA), esto es, de 40 millones de personas
en edad de trabajar sólo 4 millones están inscritas en alguna
organización gremial.
A ello se agrega que el número de mexicanos sin
regulación laboral (empleos sin un contrato individual, colectivo
o algún acuerdo similar) se duplicó en el periodo 1995-1999,
con niveles sin precedente en las micro y pequeñas empresas, sector
que agrupa a poco más de 40 por ciento de la mano de obra urbana.
El caso de las maquiladoras, a 40 años de su
existencia en México
Respecto
a la industria maquiladora de exportación, sector con casi 40 años
de existencia en México, ésta continúa en declive
con relación al número de trabajadores, prestaciones y plantas
ubicadas en México, por lo que el aumento en la productividad no
significa mayores salarios.
En la obra reseñada participan profesores-investigadores
de la Universidad Nacional Autónoma de México, Universidad
Autónoma Metropolitana (UAM), El Colegio de México, El Colegio
de la Frontera Norte, el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores
en Antropología Social, así como especialistas de las universidades
estadunidenses de Stanford y California, quienes en el seno del IET tienen
como objetivo un "rencuentro entre el mundo sindical y el académico".
Los investigadores Carlos Salas y Eduardo Zepeda, ambos
de la UAM, aclaran que el bajo nivel de desempleo (actualmente de 2.7 por
ciento de la PEA) no da cuenta de todo el problema ocupacional en el país,
porque la duración media sin una plaza formal es menor a un mes,
es decir, la mayoría de las personas que no cuentan con un puesto
se integran rápidamente al sector informal de la economía.
"El bajo índice de desempleo en México enmascara
un problema mucho más profundo que enfrenta una gran parte de la
mano de obra mexicana: el de los empleos desprotegidos, con bajos ingresos
y condiciones de trabajo inadecuadas.
"Por tanto, los trabajadores que recién ingresan
al mercado de trabajo, así como aquellos que perdieron su puesto,
se ven forzados a aceptar cualquier trabajo disponible sin importar la
paga, las condiciones laborales o la compatibilidad con su entrenamiento
y habilidades", señalan los especialistas.
Fernando Herrera y Javier Melgoza, doctores en ciencias
antropológicas y ganadores del Premio Nacional de Investigación
Laboral, concluyen que la década pasada fue un periodo "sumamente
difícil para el sindicalismo mexicano".
No sólo por la reducción de empleos sino
porque las organizaciones gremiales fueron incapaces de dar respuesta al
proceso de precarización del trabajo, del que forma parte "una creciente
franja de mexicanos desorganizados y desprotegidos que se desarrolla aceleradamente
en el país".
A partir de 1996 el número de fuentes de trabajo
perdidas en los dos años anteriores se recuperaron de manera paulatina,
no así el número de sindicalizados, en especial en el sector
industrial.
Poco más de la mitad de los afiliados supera los
37 años de edad; 80 por ciento tiene nivel escolar de secundaria,
y el resto preparatoria o estudios superiores. La sindicalización
nacional está fuertemente concentrada en los servicios educativos,
investigación, salud y de asistencia social (41 por ciento) y en
establecimientos de gran tamaño, en especial aquellos ubicados en
la zona noreste del país y, por el número de habitantes,
en la ciudad de México.
Tras describir el panorama anterior, los autores señalan
que la falta de sindicatos llega a una carencia de regulación (contratos)
y de modo invariable a un mayor nivel de precarización del empleo,
problema que se agudiza cada día más en los micronegocios,
popularmente conocidos como changarros, y en una escala similar
en las empresas pequeñas y medianas.
Para el resumen anterior -agregan- es necesario considerar
los cambios en el mercado de trabajo, las crisis recurrentes y la "profundización"
del modelo de desarrollo denominado neoliberal.
Al respecto, Jeff Faux, miembro del Economic Policy Institute
de Washington, expresa en la introducción de la obra: "Si el neoliberalismo
no está siendo exitoso en México (por su cercanía
con Estados Unidos), es poco probable que tenga éxito en cualquier
otra parte del mundo en desarrollo".