Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 9 de febrero de 2003
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Sociedad y Justicia
La capacidad de compra del salario mínimo ha caído 75% en los pasados 20 años

Sufre México década negra en sueldos y prestaciones sociales, dicen expertos

El IET documenta perjuicios del neoliberalismo en la clase trabajadora

FABIOLA MARTINEZ

El nivel de empleo, salario, sindicalización y prestaciones sociales ha registrado una caída constante en los pasados 10 años y hasta ahora no existen condiciones que promuevan una recuperación real de estos indicadores en favor de la mayoría de la población.

Una veintena de especialistas que integran el recién formado Instituto de Estudios del Trabajo (IET) demuestran lo anterior en la obra colectiva La situación del trabajo en México, 2003, próxima a publicarse, en la que se describen las consecuencias del modelo de desarrollo económico aplicado en nuestro país desde la década de los 80.

Por ejemplo, los salarios contractuales de jurisdicción federal equivalen actualmente a la mitad del valor real que tenían en 1980, y los sueldos pagados en las grandes plantas manufactureras han caído a menos de 40 por ciento del nivel que tenían en 1990. A su vez, el minisalario muestra una caída de poco más de 75 por ciento en los pasados 20 años.

Respecto al nivel de sindicalización, éste cayó de 1992 a la fecha de 13.6 a 9.8 por ciento de la población económicamente activa (PEA), esto es, de 40 millones de personas en edad de trabajar sólo 4 millones están inscritas en alguna organización gremial.

A ello se agrega que el número de mexicanos sin regulación laboral (empleos sin un contrato individual, colectivo o algún acuerdo similar) se duplicó en el periodo 1995-1999, con niveles sin precedente en las micro y pequeñas empresas, sector que agrupa a poco más de 40 por ciento de la mano de obra urbana.

El caso de las maquiladoras, a 40 años de su existencia en México

Respecto a la industria maquiladora de exportación, sector con casi 40 años de existencia en México, ésta continúa en declive con relación al número de trabajadores, prestaciones y plantas ubicadas en México, por lo que el aumento en la productividad no significa mayores salarios.

En la obra reseñada participan profesores-investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México, Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), El Colegio de México, El Colegio de la Frontera Norte, el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, así como especialistas de las universidades estadunidenses de Stanford y California, quienes en el seno del IET tienen como objetivo un "rencuentro entre el mundo sindical y el académico".

Los investigadores Carlos Salas y Eduardo Zepeda, ambos de la UAM, aclaran que el bajo nivel de desempleo (actualmente de 2.7 por ciento de la PEA) no da cuenta de todo el problema ocupacional en el país, porque la duración media sin una plaza formal es menor a un mes, es decir, la mayoría de las personas que no cuentan con un puesto se integran rápidamente al sector informal de la economía.

"El bajo índice de desempleo en México enmascara un problema mucho más profundo que enfrenta una gran parte de la mano de obra mexicana: el de los empleos desprotegidos, con bajos ingresos y condiciones de trabajo inadecuadas.

"Por tanto, los trabajadores que recién ingresan al mercado de trabajo, así como aquellos que perdieron su puesto, se ven forzados a aceptar cualquier trabajo disponible sin importar la paga, las condiciones laborales o la compatibilidad con su entrenamiento y habilidades", señalan los especialistas.

Fernando Herrera y Javier Melgoza, doctores en ciencias antropológicas y ganadores del Premio Nacional de Investigación Laboral, concluyen que la década pasada fue un periodo "sumamente difícil para el sindicalismo mexicano".

No sólo por la reducción de empleos sino porque las organizaciones gremiales fueron incapaces de dar respuesta al proceso de precarización del trabajo, del que forma parte "una creciente franja de mexicanos desorganizados y desprotegidos que se desarrolla aceleradamente en el país".

A partir de 1996 el número de fuentes de trabajo perdidas en los dos años anteriores se recuperaron de manera paulatina, no así el número de sindicalizados, en especial en el sector industrial.

Poco más de la mitad de los afiliados supera los 37 años de edad; 80 por ciento tiene nivel escolar de secundaria, y el resto preparatoria o estudios superiores. La sindicalización nacional está fuertemente concentrada en los servicios educativos, investigación, salud y de asistencia social (41 por ciento) y en establecimientos de gran tamaño, en especial aquellos ubicados en la zona noreste del país y, por el número de habitantes, en la ciudad de México.

Tras describir el panorama anterior, los autores señalan que la falta de sindicatos llega a una carencia de regulación (contratos) y de modo invariable a un mayor nivel de precarización del empleo, problema que se agudiza cada día más en los micronegocios, popularmente conocidos como changarros, y en una escala similar en las empresas pequeñas y medianas.

Para el resumen anterior -agregan- es necesario considerar los cambios en el mercado de trabajo, las crisis recurrentes y la "profundización" del modelo de desarrollo denominado neoliberal.

Al respecto, Jeff Faux, miembro del Economic Policy Institute de Washington, expresa en la introducción de la obra: "Si el neoliberalismo no está siendo exitoso en México (por su cercanía con Estados Unidos), es poco probable que tenga éxito en cualquier otra parte del mundo en desarrollo".

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
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