Antonio Gershenson
Diputados: popularidad y política
Ha habido mucha discusión en torno a la selección de los candidatos a diputados. En algunos casos esto ha llevado a rupturas. Quiero referirme ahora a un aspecto que no ha sido muy discutido y que considero importante: Ƒqué clase de grupo parlamentario requiere, en concreto, la izquierda? Es más, Ƒdebe ser la simple suma de "los que salgan" como resultado de tal o cual proceso de selección, o debe ser también un equipo eficiente de trabajo político legislativo?
Hay que reconocer que, aunque no sea ni deba ser la única razón, tener candidatos que cuenten con la simpatía de la población es un elemento que permite mejorar la votación de quien los propone. Pero atraer votantes debe ser también una tarea política, debe derivarse de un programa y una política, de la presentación y defensa de alternativas a la situación existente, incluso en el campo legislativo.
Los grupos parlamentarios actuales de la izquierda no tienen, en lo general, esta formación de equipo. Hay individuos valiosos, pero en varios temas de debate casi permanente a lo largo de los últimos años, no tienen personas que dominen bien el asunto. Han tenido el apoyo de especialistas externos y personas que conocen uno u otro tema, pero no es lo mismo. El hecho es que en política fiscal y presupuestal, como la política energética, en diferentes momentos la atención principal, en cuanto a la presentación de posiciones críticas de la política oficial y de alternativas frente a la misma, se ha fijado en legisladores del PRI, a pesar de que los entonces legisladores de este partido habían votado, cuando era todavía el partido en el poder, en favor de aumentar el IVA de 10 a 15 por ciento, y en favor de medidas privatizadoras en áreas estratégicas, por citar un par de ejemplos. Se pueden tener candidatos que cuenten con apoyo popular; pero también se requiere de un equipo legislativo eficiente y con una política consensada y clara.
Independientemente de otras consideraciones, el que la selección de una parte de los diputados del PRD, principal fuerza de la izquierda, se vaya a llevar a cabo "en bloque" y no únicamente como selección de individuos, abre la oportunidad de cambiar el cuadro mencionado. Presenta la posibilidad de que se forme un equipo como tal, que cuente con personas que puedan cumplir, entre todas, las funciones que debe cumplir un grupo parlamentario, y en particular, ahora, el de la Cámara de Diputados que está por renovarse.
Es importante que esa oportunidad se aproveche. A lo mejor es más difícil, porque habrá que discutir cuestiones de fondo para lograr cierto consenso. A lo mejor no es tan fácil como remitir el resultado a un mecanismo determinado. Pero así como no se puede dejar a la suerte de las fuerzas del mercado el destino de industrias estratégicas de largo período de recuperación de la inversión -sino que se requiere de planeación-, tampoco se puede dejar al azar la conformación de un equipo legislativo. No sólo se trata de pensar en los votos de julio próximo. Aun en el ámbito de los votos, hay que pensar también en los de 2006 y en los de todas las elecciones futuras. Y difícilmente será considerada como alternativa viable una fuerza política que no demuestre su capacidad legislativa, como tampoco lo será si no muestra capacidad de gobierno en las instancias en que ya fueron electos sus candidatos.
Otro problema de la selección exclusivamente de individuos es que se ha personalizado demasiado el asunto de las candidaturas. Los elementos colectivos como el programa, las políticas a seguir y los medios para alcanzar los objetivos, quedan relegados a segundo plano en la discusión. Llega a condicionarse la participación a la obtención, en última instancia, de puestos políticos.
En cambio, si se habla de un equipo, se puede tratar de reunir en él las posibilidades de apoyo popular, la representatividad, la posibilidad de analizar los problemas más a fondo y de generar e impulsar alternativas. Se puede, incluso, combinar procedimientos de selección para que el resultado permita contar con un grupo parlamentario que no sólo sepa impugnar, al que no "se le vayan" cosas importantes, sino que también sea capaz de resolver los problemas o por lo menos de avanzar en su solución.