Españoles sacan del olvido al exilio
Retornan republicanos a Madrid para contar por primera vez su historia
ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL
Madrid, 3 de febrero. Los exiliados de la Guerra Civil española (1936-1939), los que formaron la llamada España peregrina, la de los cientos de miles de personas expulsadas por el régimen fascista de Francisco Franco o que tuvieron que atravesar a pie los Pirineos ante la amenaza de la metralla, contaron hoy, por primera vez en esta ciudad, su historia. Es, al mismo tiempo, la historia de este país, el que durante décadas les ha postrado en el olvido.
En la sede del histórico Ateneo de Madrid, un lugar en el que las tertulias y los debates hacen ebullición a diario, se rencontraron decenas de exiliados e hijos y nietos de exiliados de aquel trance trágico que fue la Guerra Civil; algunos, como el doctor Adolfo Sánchez Vázquez, venían de México, otros viajaron desde Francia, Alemania, Rusia, Gran Bretaña y Bélgica. La cita lo merecía, ya que el ciclo llamado Espacios y protagonistas del exilio es el primero que se celebra en España con la intención de exaltar a esos peregrinos forzados que, tras la derrota, sufrieron infortunios diversos: largas caminatas en medio de un frío glacial para cruzar los Pirineos, con la única aspiración de llegar a Francia y dejar atrás la violencia fascista que les carcomía; campos de concentración que, sorprendentemente, se convirtieron en las celdas creadas al uso por el gobierno francés; largos días de espera para abordar un barco o tren que les llevara lejos de tanto dolor y miseria, y de la represión y persecución que tuvieron que sufrir por la dictadura franquista, que se prolongó hasta 1976, una vez muerto el caudillo.
Pronunciar la palabra "exilio" era hasta hace unos años casi un sacrilegio en la opulenta democracia española, que tras la transición decidió guardar en el baúl de los recuerdos una de las partes más vivas de su historia reciente: los exiliados, los mismos que desplegaron sapiencia y conocimiento en países que les acogieron, entre ellos, y de manera destacada, México, que gracias al ex presidente Lázaro Cárdenas tuvieron la oportunidad de reconstruir sus maltrechas vidas en condiciones de dignidad y respeto.
El encuentro, organizado por la Fundación Pablo Iglesias y por el propio Ateneo de Madrid, se convirtió en una oda de fervor libertario, en el que testigos vivos de esa guerra entonaron con valentía sus mismas, incólumes, convicciones: las de la libertad, la tolerancia y el respeto. Y que también recordaron cómo sufrieron, como nadie, aquella máxima de Dante a las puertas del Infierno: "Dejarás lo que más has amado".
España, un país pródigo en exilios y repleto de episodios históricos marcados por la intolerancia y la persecución, tuvo, quizás, su más trágica diáspora en la Guerra Civil. Si bien las cifras no son definitivas -nunca serán precisas ni absolutas por el oscurantismo en algunos archivos históricos y militares, y por la dificultad de dar un número exacto-, se habla de ''centenares de miles" o "un millón" de personas que con una maleta al hombro huyeron de un régimen que los condenaba a trabajos forzados, centros de exterminio, persecución y campos de concentración.
Alfonso Guerra, presidente de la Fundación Pablo Iglesias y ex vicepresidente de gobierno en la época del socialista Felipe González, se ha convertido en uno de principales promotores en rescatar del olvido a todos aquellos que han vivido y viven desterrados.
"Estamos en una nueva era en la que se quiere y se puede hablar del exilio, de la represión y de la guerra civil. Y ahora que estamos en pie de una nueva locura (en alusión al inminente conflicto bélico en Irak), es importante que se abra un reconocimiento público del exilio, que nos alerte sobre las consecuencias de una guerra", dijo. Añadió que "España es y ha sido un país de exilios, siempre ha habido un pensamiento retrógrado incapaz de admitir la disidencia. Así ha sucedido desde el siglo XV, cuando se empezó con las primeras expulsiones de colectivos (en referencia a la política de aniquilamiento y expulsión contra musulmanes y judíos por parte del Reino de España). Pero de todos el más trágico ha sido el de la guerra civil, en el que cerca de un millón de exiliados se quedaron sin patria, pero hay que decir que México fue la auténtica patria del exilio español".
En un salón atiborrado de testigos de una de las historias más crueles del siglo pasado, la del fascismo nacional-católico español, Guerra explicó que "cuando se llega a un punto de destrucción total, como sucedió en aquellos años, en el ser humano emerge la magnificencia de la personalidad y de la capacidad de resistencia, que en los exiliados españoles se dio por la fuerza y la convicción de las ideas que defendían. Pero ahora es un momento para analizar lo que fue el exilio, la represión y la guerra, aunque haya críticas de los dos lados; quienes nos acusan de revanchismo o quienes dicen que la transición a la democracia pagó como precio el ocultamiento del exilio durante los últimos años. La revisión de ahora tiene que ser sin odio, pero también sin olvido. Creo que estamos obligados a realizar un combate contra el olvido."
Guerra culminó su intervención con un lacónico mensaje, que rezaba: "si bien esa generación de españoles se perdió para España, no fue así para los países que los acogieron, sobre todo por su contribución a la sociedad y a esas naciones".
En el acto de apertura del encuentro también tomó la palabra José Luis Abellán, presidente del Ateneo de Madrid y estudioso del exilio desde hace al menos 30 años, quien apuntó que "este homenaje es necesario para que no se repita, nunca más, el exilio. Pero también para que continúe lo que fue la España anterior a la guerra civil, la de los poetas, escritores y filósofos extraordinarios, la de científicos, intelectuales y hombres comprometidos con su sociedad. Hay que entender que un país no puede vivir con discontinuidades permanentes, por eso es vital que no se repita el exilio y que continúe aquella España de la edad de plata".
Bajo la convicción de que con este acto se hace algo necesario para "superar el tajo profundo que fue la guerra civil", Abellán añadió que "en aquella época de represión y dictadura lo mejor del pasado de España estuvo fuera de España".
Orgullo por el exilio
La primera jornada de debate en torno de los espacios y protagonistas del exilio culminó con la conferencia de Virgilio Zapatero, rector de la Universidad de Alcalá de Henares, quien reconoció que en España, "desde hace muy poco, se empieza a hablar con orgullo del exilio", ya que antes era visto con desdén y desprecio, en parte porque nunca antes se había difundido el dolor de esa España peregrina.
"Pero además el exilio interesa, porque se ha convertido en algo cotidiano de nuestro mundo, sólo que ahora está representado por las pateras y por la continua llegada de personas que huyen de regímenes dictatoriales o de condiciones infrahumanas de vida. Y los españoles, ahora, estamos redescubriendo lo que fue nuestro exilio y hemos entendido que el exiliado, al partir, lo pierde todo: su casa, su familia, sus amigos, sus libros; todo", señaló el rector universitario, quien reconoció que, a pesar del sufrimiento de la diáspora y la guerra perdida, "el exilio sirvió para que esas miles de personas tuvieran el tiempo y los recursos para hacer lo que en España no hubieron podido, como la creación de grandes obras literarias o la investigación científica". Porque de España, según Zapatero, fue exiliada no una parte, sino una "sociedad completa, formada por personas de diversos ámbitos e inclinaciones ideológicas, desde anarquistas y socialistas hasta conservadores y nacionalistas, pero también intelectuales, poetas, pintores, niños y mayores de todas las comunidades del país. Muchos de ellos, se habla de 275 mil, pasaron por los campos de concentración franceses. Por eso es vital hacer una auténtica pedagogía de la memoria, para no olvidar que se expulsó a una sociedad entera y que los jóvenes y las nuevas generaciones entiendan el dolor y el sufrimiento de las guerras, asuman el compromiso de la defensa de la libertad y así tengan fe en el derecho y en la legalidad constitucional".
Espacios y protagonistas del exilio contará con diversos testimonios de aquel episodio histórico, entre ellos los de Concepción Ruiz Funes, Emilio Valles, Carlos Martínez Cobo, José Antonio Alonso, José Martínez Cobo, Neus Catalá, Adolfo Sánchez Vázquez, Margarita de la Villa, Emilio Labajos, Francisco Santín y Helvecia García Aldesoro, así como con conferencias sobre la resistencia, de Genevieve Dreyfus-Armand; las aportaciones culturales, de José Luis Abellán, y los niños, de Alicia Alted Vigil.