EL CAMPO ANTE EL TLCAN
Pidieron salud "para resistir la lucha" y porque
mejoren sus destinos
Agricultores visitaron a la Guadalupana antes de la
marcha
ANGEL BOLAÑOS Y JOSEFINA QUINTERO
A su paso por la Villa, rumbo a la glorieta del Angel
de la Independencia para la movilización nacional en defensa del
campo, agricultores de Veracruz, San Luis Potosí e Hidalgo visitaron
a la Virgen de Guadalupe en su santuario y pidieron salud "para resistir
la lucha".
Pedro García, de 31 años, de Pánuco,
Veracruz, dejó a sus dos hijos, de cuatro y ocho años, en
la ranchería donde vive y se unió al contingente estatal
de la Unión Nacional de Organizaciones Campesinas Autónomas,
acompañado por su esposa Oralia Arroyo, originaria del municipio
de Atoyac, Jalisco. Es la primera vez que vienen a la ciudad de México.
Su lucha es para conseguir un pedazo de tierra, "porque es el porvenir
de la familia".
Sin
terreno propio para cultivar, Pedro García se dedica siete meses
al año, de noviembre a mayo, a cortar caña por 300 pesos
a la semana, aunque "depende de los cortes que le den a uno, si hay poca
caña y muchos cortadores, nos toca muy poco". El resto del año
busca trabajos de albañilería o jornales en la limpia de
maíz, por los que obtiene 60 pesos al día.
"Pero no es de todos los días", apunta Oralia,
quien también espera los títulos de propiedad de las tierras
para poder gozar de las becas del Procampo, porque como viven en casa prestada
y siembran tierra ajena, no los apuntan en la lista.
Por eso, en su oración a la Virgen de Guadalupe
pidió "que pueda resolver nuestros destinos para que nuestros hijos
tengan aunque sea primaria, porque a los que estudian les va mejor".
Unos siete autobuses salieron en caravana de Veracruz,
a las 11 de la noche del jueves, y después de más de ocho
horas de camino, y luego del almuerzo, decidieron pasar a saludar a la
Guadalupana, pues el dirigente de la organización es muy católico,
aseguró Eligio Cervantes Orta, quien encabeza el contingente de
Pánuco.
Alejandra Martínez tiene 60 años y vive
en Tantoyuca, como se tardó rezándole a la Virgen, porque
había misa y se esperó hasta que terminara, su autobús
la dejó, pero se subió al de los de Pánuco. Hace ocho
años que no llueve en su región y sus dos hijos siembran
frijol, maíz y unas matas de calabaza en cuatro hectáreas,
pero por la falta de lluvia no se da, y lo que se cultiva "casi no lo vendemos,
es sólo para el gasto de la casa".