Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 28 de enero de 2003
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Espectáculos
La compañía de Jorge Antonio Noriega y Verónica Espinosa se presenta los miércoles

Pasión Flamenca rescata la rabia, la poesía y lo jondo del arte gitano

El problema de los bailaores en México es que al no estar metidos en otras danzas, no saben cómo evolucionar esa expresión, la vuelven deforme y monótona, consideran

MARIANA NORANDI ESPECIAL

Desde su nacimiento, a mediados del siglo XVIII, el flamenco vive uno de los momentos más importantes de su historia. Gracias a grandes renovadores, como Paco de Lucía o Camarón de la Isla, este arte ha dado paso al llamado nuevo flamenco, mestizo y multicultural que, en los 10 años recientes, ha logrado romper con sus tradicionales fronteras. Con grupos como Ketama o Pata Negra, o bailaores como Antonio Canales o Joaquín Cortés, este arte gitano se ha extendido por los cinco continentes, venciendo el anquilosado elitismo de antaño. Se dice que existen más academias de baile flamenco en Japón que en España y que se canta hasta en alemán.

Paradójicamente, cuanto más auge posee el flamenco en el mundo, menos tiene en México, uno de los países más vinculados con España. Hasta mediados de los años 80 el panorama de este arte en el Distrito Federal era prominente, lugares como Olé Olé, El Duende o el Corral de la Morería se llenaban cada noche y en ellos actuaban los más grandes artistas de este país y España. En la actualidad casi no quedan espacios para disfrutar de buenos espectáculos de flamenco y el ambiente se ha vuelto rotativo, los artistas que actúan en un tablao son los mismos que se presentan en el otro.

En la lucha contra este panorama desolador y decadente del flamenco en el país surge, en 1998, la compañía de danza Pasión Flamenca, que dirigen Jorge Antonio Noriega y Verónica Espinosa.

Subsana la nostalgia

Nietos de exiliados españoles, Verónica y Jorge crecieron en ambientes familiares, en los que la nostalgia de la lejana España se subsanaba con flamenco. A ritmo de fandangos, soleás y bulerías, comenzaron a apreciar el flamenco desde la niñez. Aunque ambos se iniciaron en la danza contemporánea, no tardaron en darse cuenta que su verdadera pasión era el arte andaluz, inscribiéndose, y coincidiendo, en las clases del gran bailaor en México Joaquín Fajardo.

Tras cuatro años bajo las directrices de Fajardo, fundan la compañía Pasión Flamenca. Se presentan en diversos lugares de la ciudad hasta que, en 2001, son escogidos para participar en el programa Apoyo para la Creación de Danza del Ayuntamiento de Barcelona, por medio del cual actúan en diversos espacios de la ciudad. Posteriormente se trasladan a Sevilla, allí entran en contacto con la familia Montoya y actúan con uno de los grandes bailaores del momento: Juan Manuel Fernández Montoya Farruquito.

Situados en un estilo puro y ortodoxo del flamenco, heredado de sus primeros contactos con este arte y de las enseñanzas de Fajardo y Farruquito, los directores de esta compañía afirman tener intenciones innovadoras, pero sin despegarse de las raíces gitanas y puras del flamenco.

Este miércoles Pasión Flamenca se presenta en el Bataclán de La Bodega con la siguiente formación: los andaluces Pepe Jiménez, a la guitarra, y Dulce de Córdoba, al cante, y al baile Verónica Espinosa, Gabriela Villanueva, Tania Rion, Alicia Soto, Emiliana Rodríguez, Rosa Elena Martínez y Jorge Antonio Noriega, quien también se encarga del cajón peruano.

En la academia donde Verónica y Jorge imparten clases de baile y ensayan con la compañía, entre batas de cola, zapateaos y jaleos, parece que en vez de estar en la colonia Narvarte se trata del mismísimo barrio de Triana. Acabada la clase, y antes de comenzar uno de los últimos ensayos, los coreógrafos comentan sobre el espectáculo y el flamenco.

-¿En qué consiste el espectáculo que presentarán en el Bataclán?

JN: Es un flamenco actual, pero en el que se respeta la raíz gitana. Las coreografías son muy dinámicas en cuanto a movimientos y cadencias; asimismo, bailamos palos poco comunes, como guajira o colombiana, sin que falten sevillanas, tangos, soleás y bulerías. La música que nos acompaña está compuesta por nuestro guitarrista Pepe Jiménez y las letras son cantes gitanos ancestrales.

-En una entrevista concedida a este medio (La Jornada 12/12/98) Joaquín Fajardo afirmaba que el flamenco es un arte gitano y que, por lo tanto, nadie puede interpretarlo como ellos. ¿Qué opinión les merece las declaraciones de su maestro?

VE: Los gitanos llevan en los genes una historia y una cultura propias y, como tal, se van a expresar diferente, pero en el flamenco un payo puede lograr lo mismo que un gitano, ya que pertenecer a esta raza no es garantía de nada. Lo importante como artista es ser uno mismo y tocar el corazón del público mediante un flamenco que respete la rabia, la poesía, el coraje y lo jondo de este arte.

-¿Qué se necesita para bailar flamenco?

VE: Como es muy visceral se necesita mucho temple, coraje, oído, creatividad, duende y, sobre todo, saber trasmitir algo a la gente.

-¿Cuál es el actual panorama del flamenco en México?

JN: En México se cree que el flamenco se tiene que academizar y no se entiende que es un arte que hay que sentir. Este arte va más allá de una percusión, ya que detrás de cada percusión hay una interpretación. Un bailaor de flamenco es como un músico, como un director de orquesta que dirige las palmas, la percusión y el cante. Es algo que no se puede acartonar porque es un arte que tiene que brotar del alma.

El DF, sin lugares para disfrutar de un buen espectáculo

-¿En qué lugares de esta ciudad se puede disfrutar de un buen espectáculo de flamenco?

VE: No hay, nosotros preferimos hacer alcancía e ir a España.

JN: Con nuestra compañía hemos actuado en lugares como Gitanerías, El Goya o el Olé Sevilla, pero la cuestión es la forma en que están dirigidos estos sitios porque siempre presentan bailaores muy poco versátiles y aburren a la gente. El problema de los bailaores en México es que, al no estar metidos en otras danzas, no saben cómo hacer evolucionar el flamenco, entonces lo vuelven deforme y monótono.

-Después de actuar en España, ¿qué diferencias encontraron entre el público mexicano y el español?

VE: El público mexicano es mucho más cálido y se deshace por ver buen flamenco, lo que ocurre es que son pocas las ofertas que encuentran.

Puro, pero creativo

-Ustedes que vienen de una escuela más aferrada a los cánones puros del flamenco, ¿qué opinión tienen acerca del nuevo flamenco, las fusiones y las propuestas en el baile, como la de Joaquín Cortés?

VE: Yo prefiero lo puro, pero siendo creativo. Lo de Joaquín merece mis respetos, pero no mi admiración, ya que su puesta en escena no me ha cautivado, se me hace muy comercial y vacía. Me gustan más otras compañías o las mismas coreografías de Antonio Canales, creo que sin dejar de ser moderno es muy flamenco. No estoy en contra de la evolución y modernización de este arte, pero sí en favor de hacer buen flamenco.

JN: Por ejemplo, Farruquito. Cuando lo ves bailar con toda la técnica de lo gitano se te pone la piel chinita. Pero también pienso que no se puede coartar al artista, nosotros no estamos en contra de incluir técnicas de otras danzas, pues todo arte tiene que evolucionar, pero el flamenco debe avanzar sin perder sus raíces.

-¿Cuál creen que sea el temor de los puristas?

JN: Por un lado, los gitanos son muy celosos con su cultura y, por otro, las innovaciones representan una mayor preparación. Si el flamenco en sí es una expresión muy compleja, incursionar en el ballet y la danza contemporánea para innovarlo no es nada fácil.

-¿Hacia dónde tiende el flamenco?

JN: A internacionalizarse más y a ser cada vez más conocido. El flamenco ya evolucionó, ahora lo importante es seguir impulsándolo y acercándolo a la gente por medio del duende y el sentir de quien lo interpreta.

Pasión Flamenca se presenta los miércoles, a las 21 horas, en el Bataclán de la Bodega, Popocatépetl 25, col. Condesa. Entrada 110 pesos. Teléfonos: 5511-7390 y 5525-2473.

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